Del Parque Pozo Norte a falta de cinturón

Manuel Valero.- El Parque Pozo Norte de Puertollano es un lujo, una amplia zona verde al sur de la ciudad. Nunca el norte y el sur han estado tan cerca. Puertollano tiene cuatro  zonas verdes principales: la primera y casi única que nos hace singulares es el Paseo de San Gregorio, en pleno centro de la ciudad como un pequeño Central Park. Los otros dos son la Rincona (recién remodelado pero frecuentemente vandalizado) y el Pozo Norte y Las Pocitas del Prior, donde chapucean los patos, animales que le han dado nombre al lugar. El ambicioso cinturón verde de Puertollano proyectado en tiempos de Hermoso Murillo ideado sobre todo para amurallar El Poblado de la cercana Refinería resultó ser una pesadilla judicial y un palo económico millonario al Consistorio por fallos judiciales condenatorios relativos a expropiaciones de terreno.

De vez en cuando saltan a los medios por alguna acción medioambiental pero también, desgraciadamente, por el descuido en su mantenimiento y por actos vandálicos. Por la proximidad, uno disfruta de saludables caminatas por el sureño Pozo Norte y se pregunta cuál será la suerte de este bosque en los años que quedan de legislatura que son casi todos.

Al margen de las promesas electorales de convertirlo en una gran parada museística integrada en el Geoparque de Calatrava, un gran proyecto iniciado por la Diputación que espera el placet definitivo de la Unesco, y de la que se supone cada vez más cercana apertura del Museo de la Minería, y la desestimada construcción de un polideportivo por no cumplir con los plazos de la Unión Europea que nutre a través de los FEDER los proyectos de urbanismo sostenible… al margen de todo eso, el Pozo Norte es un adelantado de la Dehesa Boyal en su cometido de darnos un poco de oxígeno como aperitivo. Es lo que se dice llanamente un Parque, con caminos, bancos, equipamiento para el ocio o el deporte, y todo él un circuito para la caminata, el trote barrigudo o el galope del deportista.

Por cierto, no se entiende que se tenga acceso a unos cuantos millones EDUSI-FEDER y se aborten proyectos porque no hay planos, ni presupuesto, ni sello, ni tampón, ni folios, y si se tienen no se llega a tiempo de acabar la obra con la consiguiente penalización: quien se retrasa paga.

Pero como siempre ocurre en estos casos, a lo largo de los años se han juntado el hambre con las ganas de comer: desidia en su mantenimiento y mal uso por parte de algunos desaprensivos que nos condenan a todos. En la pasada campaña electoral se anunció la construcción de un polideportivo y una gran reestructuración integral de la zona. Y uno entiende por integral una reforma que le cambie la cara. En definitiva, un perímetro en cuyo interior queda en buen cautiverio una saludable arquitectura verde.

Por eso vuelvo me vuelvo a hacer la misma pregunta de antes. ¿Qué tiene previsto el actual equipo de gobierno para que cuando pasen cuatro años puedan presentarse ante los puertollanenses con la tarea hecha…?

Aparte de las acciones que el Ayuntamiento lleve a cabo en los próximos años, como la apertura del Museo de la Minería  cosidas y sobriladas las grietas del continente y diseñado el contenido según los nuevos criterios audiovisuales y tecnológicos, no está de más un mantenimiento diario, la renovación de bancos, la eliminación de pintadas, la limpieza de matas, hasta incluso, si eso fuera posible, la identificación de árboles como en el Paseo de San Gregorio, algunos de cuyos ejemplares fueron trasplantados en el Pozo Norte. Aunque ya se sabe que esto necesita dinero y personal y que el Ayuntamiento tiene que trabajar con los mimbres de que dispone.  

El Pozo Norte no debe caer en el olvido o en una gestión de puro trámite. Es necesaria una clara voluntad política no sólo de acometer lo grande- Museo, Geoparque, etc- sino lo cotidiano, lo que sirve de solaz al vecino que pasea a la mascota, al que practica la carrera, al que camina, al que se sienta simplemente en un banco a respirar aire más puro y un poco de tranquilidad. Lástima que no llueva como antes.

Sin embargo, ay, aquí nos volvemos a encontrar con lo mismo:  La falta de civismo de unos pocos que empañan la imagen de todos. No somos excesivamente cuidadosos con lo público como hemos podido comprobar en el mismo corazón de la ciudad, y en un Parque me temo que aún menos.

Decía Woody Allen que los pigmeos eran unos afortunados porque tenían un parque cuatro veces mayor que el Central Park, a la salida de la choza sin la obligación de regarlo. Más allá de la ironía del gran cineasta neoyorquino, los parques son  necesarios para el apaciguamiento del stress y para bien de la salud colectiva. Son el paraíso en el infierno de las grandes ciudades. (Esto lo digo yo). Es por eso que se espera que en la agenda medioambiental del Ayuntamiento se tenga en cuenta los planes anteriormente previstos para el Pozo Norte, o nuevas iniciativas que lo pongan a la altura que le corresponde a una ciudad como Puertollano.

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