El Seminario de Ciudad Real ha acogido hoy el encuentro diocesano de catequistas, que ha reunido a más de 300 personas de toda la provincia.
Se trata del encuentro anual que prepara la Delegación Diocesana de Catequesis. Además de una jornada formativa, es un tiempo de convivencia entre los catequistas de diversas parroquias, para compartir experiencias de trabajo y los métodos que se están utilizando en las distintas realidades.
La mañana comenzó con la oración y la intervención del delegado de Catequesis en la diócesis, Raúl López Hinarejos, que habló sobre la situación actual de la catequesis y planteando algunos retos de cara al futuro. Después, los catequistas —que representaban a los más de 2.300 de toda la diócesis— trabajaron por grupos compartiendo su propia experiencia en la catequesis.
Todos los participantes en la jornada han llenado la capilla mayor del Seminario para la misa, presidida por el obispo, don Gerardo Melgar, y en la que se realizó el acto oficial de envío de todos los catequistas.
Mons. Melgar animó a los catequistas a valorar «la gran tarea que tenéis entre manos y que realizáis con todo vuestro esfuerzo, con todo vuestro saber y con todo lo que el Señor espera de vosotros». Destacó que muchos de los niños y jóvenes con los que trabajan solo escucharán hablar de Dios a través de ellos: «Somos los únicos que vamos a tener la oportunidad de abrirlos a la fe, para que descubran a Jesucristo como alguien a quien merece la pena seguir», dijo.
Don Gerardo agradeció el trabajo voluntario que realizan cada semana, acompañando a los jóvenes en una misión que «es la misma misión de Cristo, la que Cristo encomendó a los apóstoles y, en su persona, a toda la Iglesia». Por esta razón, el trabajo en la catequesis conlleva una «gran responsabilidad y un compromiso de vivir aquello que transmitimos», porque «solo seremos auténticos y buenos catequistas cuando lo que transmitimos a los demás lo vivamos en nuestra vida personal».
Respecto al envío —que celebró a continuación—, el obispo subrayó que tiene un carácter marcadamente eclesial: «Es la Iglesia, por medio del obispo, la que os envía a que viváis y desarrolléis esta misión. Ser catequista no es sólo un ofrecimiento personal de generosidad […], es una llamada que el Espíritu Santo os hace a cada uno de vosotros para que llevéis a cabo en la Iglesia una misión tan importante como es la enseñanza del mensaje cristiano y la transmisión de la fe a niños, adolescentes, jóvenes y adultos para la edificación de la Iglesia».
Después de la homilía, se celebró el acto de envío en el que, después de profesar la fe, todos los catequistas se comprometieron a formarse y a ser constantes en la tarea. Concluyó con las palabras de envío del obispo: «Yo, vuestro pastor, os envío, para que, como catequistas, conduzcáis a los niños, adolescentes y adultos, por Jesucristo, en el Espíritu, al Padre».
Por la tarde, como conclusión de la jornada, el delegado de catequesis, Raúl López Hinarejos, pronunció una conferencia sobre La formación del catequista: una tarea urgente en el contexto actual.