Repsol sigue trabajando en el desarrollo de la nueva planta del complejo petroquímico de Puertollano que producirá combustibles tipo diésel a partir del procesamiento de aceites de fritura usados, entre otras materias primas. Estas instalaciones están llamadas a jugar un papel «fundamental» en el mercado, una vez se pongan en marcha en el año 2025, si todo sale según lo previsto.
Así lo ha asegurado este jueves durante un encuentro con los medios de comunicación Claudia Esarte, especialista en combustibles de renovables del Repsol Technology Lab de Móstoles. La científica ha explicado que la nueva planta que albergará el complejo petroquímico de Puertollano producirá combustible renovable a partir de materias primas residuales, como puede ser el aceite usado de fritura, grasas animales o aceites vegetales.
Para ello, será clave la labor de investigación desarrollada desde el Repsol Technology Lab, dado que todas las materias primas que vayan a utilizarse en esa planta se analizarán y probarán en los laboratorios y salas de ensayo del centro mostoleño.
Además, este centro diseñará las posibles modificaciones que necesite la nueva unidad de Puertollano, en función de las necesidades de producción o de la materia prima utilizada, y todo merced al desarrollo inicial del proyecto en una planta piloto a escala en el propio Technology Lab, antes de acometer la construcción de la planta real y la producción industrial en el complejo puertollanense.
La futura planta, puesta en marcha tras la reconversión de una antigua unidad construida en la década de los sesenta, producirá combustibles para coches, camiones y barcos con productos residuales, como el aceite usado de fritura que se usa en la cocina, que será procesado para fabricar un combustible renovable tipo diésel apto para el transporte a las estaciones de servicio en las actuales flotas vehiculares, dado que es perfectamente compatible con el sistema logístico de hidrocarburos.
De hecho, Esarte ha explicado que Repsol cuenta con varias estaciones de servicio que ya suministran este combustible. La planta de Puertollano está así llamada a jugar un papel «fundamental» en el mercado, ha subrayado, dada la creciente demanda de este tipo de combustibles en el contexto del nuevo marco regulatorio.
Al mismo tiempo, permitirá a Repsol afianzar su liderazgo en el sector de los combustibles renovables con cero emisiones netas, una alternativa «real» para acelerar la descarbonización del transporte.
La compañía prevé para esta planta una inversión superior a 120 millones de euros. Cuando entre en funcionamiento, en 2025, producirá 240.000 toneladas de combustibles renovables al año, la cantidad necesaria para dar 136.000 vueltas en coche alrededor del mundo. Según la empresa, esta producción conllevará una reducción de 750.000 toneladas anuales de emisiones de CO2 en el sector de la movilidad.
Esta nueva planta se sumará a la primera instalación de la península ibérica dedicada exclusivamente a la producción de estos combustibles con baja huella de carbono que Repsol pondrá en marcha a finales de 2023 en Cartagena, con una capacidad de producción de 250.000 toneladas anuales, con las que se evitará la emisión a la atmósfera de 900.000 toneladas de CO2 al año.
Repsol Technology Lab
El Repsol Technology Lab de Móstoles acomete un pormenorizado estudio de las materias primas, valorando su sostenibilidad y su contribución a los objetivos de desarrollo sostenible, en el seno de los procesos productivos de la compañía. Aquí se seleccionan las materias que tienen una calidad mínima para su procesamiento en unidades que ya existan, o en otras nuevas o adaptadas al sistema de producción, como es el caso de Puertollano.
Posteriormente, estos combustibles se validan y certifican para garantizar su calidad y compatibilidad con toda la red logística de almacenamiento y suministro.
El centro, que emplea a unos 300 trabajadores, colabora con potentes empresas de diversos sectores, universidades y corporaciones de todo el planeta. En sus instalaciones se acometen desde los estudios iniciales de laboratorio hasta la réplica de proyectos en plantas piloto, e incluso se prueban aceites y combustibles para el mercado de automoción en prototipos de turismos y vehículos de competición, como las motos del equipo Repsol.