Jesús Millán Muñoz.- Debo confesar que no era consciente, aunque si lo conocía, que la cuestión de la obesidad o sobrepeso o delgadez no es cuestión de ahora, sino que ya lleva otoños lloviendo.
He encontrado un artículo de Antonio de Hoyos y Vinent (1884-1940), que debo confesar que no conocía, ni de nombre, ni de oídas, y que hasta donde conozco parece ser que era Grande de España, escritor y articulista, y, publicó porque estaba preocupado por el tema de la obesidad y de la obesidad personal, -hoy, esta cuestión no nos parece lejana, sino demasiado cercana-, una columna titulada: La cura de la obesidad, en La Esfera del 06 de junio de 1925.
Debo confesar en este recorrido que voy haciendo, en la medida que puedo por la historia del columnismo periodístico de opinión en nuestros terruños y lagares y lugares, te encuentras con nombres, que, o, jamás los he oído, o, de haberlos escuchado o leído sus nombres, alguna vez, cosa no improbable, los he olvidado en la noche de la memoria.
Esta es una prueba más, que al buscar nuevos articulistas del pasado, con temas, que son, muchas veces, tan presentes hoy, te encuentras, personas que también tuvieron sus deseos de ser escritores, te encuentras, como en el caso de este autor, que también era escritor –no puedo juzgar su valía en este terreno…-. ¡Y, que las capas del tiempo y de la historia los ha olvidado…!
Hace décadas, leí, un comentario en algún libro de historia, que indicaba, que por lo general, muchas costumbres y hábitos, los empezaban o descubrían las elites o altas clases sociales, y después, iban descendiendo… se habla de comer con tenedor y cuchillo y cuchara, y, no solo con cuchillo o solo cuchara, se habla de las vacaciones en la mar, y, también del tema de la obesidad y de la delgadez. Parece que muchas costumbres y hábitos y actos y aptitudes y actitudes que los estratos altos de la sociedad, en cuanto a la economía, después, van pasando a los estratos medios y, al final, a todos.
La palabra tour, turismo, es un anglicismo castellanizado, y, venía a ser, la costumbre de algunos hijos de la alta nobleza inglesa, que a una edad joven, pasaban un año o muchos meses recorriendo Europa, para conocer el mundo, para tener nuevas experiencias sensuales, y, quizás, quién sabe para conocer territorios que después, serían en parte objeto de sus industrias comerciales, o de sus deseos de desarrollo del imperio…
No, hay que convencer a nadie, que la obesidad o el sobrepeso, como cuestión sanitaria, no es una solución correcta y adecuada, y, por tanto, quién la sufra, tiene que atenerse al parecer de la medicina oficial, reitero la palabra oficial, la medicina oficial y ortodoxa, no toda la cantidad de enjambres, que a la luz, de la preocupación social que existe, se están aprovechando.
Pero dicho lo anterior, quizás, se está llegando al concepto de “gordofobia”, se está tomando esta realidad humana, que tiene muchas variables y muchas condicionantes y muchas causas, como algo tan negativo, que las personas que lo sufren, se les puede estar “mirando de otro modo”.
Existen multitud de aptitudes y actitudes sociohumanas y psicohumanas, que rozan el tema de la salud, sea salud física y salud psicológica, que aceptando que existe un problema, no hay tanta negatividad, en algunos individuos y ambientes, contra otras personas, como suele existir contra el tema del peso físico.
Porque desde luego, el ser humano es un edificio formado por muchos ladrillos, y el peso físico o biológico, es uno, pero no es el único, existen variables de salud psicológica, salud moral, salud espiritual, salud económica, salud cultural… y, todos esos factores y variables no se juzgan y valoran en las personas y con las personas y de las personas, solo el tema del peso… Se sobrevalora uno, los índices de altura y peso, y, no todo el resto que forman y conforman la existencialidad humana. La vivencialidad humana, la experiencia humana, de uno o de muchos…
Una persona con sobrepeso, es evidente, que debe intentar corregir dicha cuestión, pero no nos fijamos en su belleza intelectual, en su belleza de sus buenos sentimientos, en su belleza de sus buenos actos, en su belleza de sus buenas intenciones, en su belleza en otros órdenes de la realidad…
El tiempo, te va enseñando y mostrando, y obligándote a hacerte preguntas. Y, no sabes, si existen poderes, que están utilizando la gordura o la delgadez, como un instrumento más, sea pequeño o grande, para control social, para control de los seres humanos. Si un uno por ciento, tienen este problema, pongamos una cifra real o imaginaria o aproximada, es un uno o dos o tres o cinco por ciento de la población que está ocupándose constantemente, de dicha cuestión, y, otras realidades sociales y humanas, las dejan en segundo y tercer lugar…
No sé, reitero la pregunta, si por parte de algunos grupos o colectivos o poderes o estratos sociales o ideológicos, están utilizando la gordura y la obesidad y la delgadez y el culto al cuerpo tan excesivo, como una manera, un instrumento de control social y de poder social y de poder político… ¿Quién me contesta a esa pregunta…?
¡Mientras tanto, nos fijamos en exceso en la capa externa, del adorno de las personas, y, no miramos el corazón, y parafraseando al Principito, solo en el interior está la sabiduría, solo en el interior está la bondad, solo en el interior está la mismidad y esencialidad de la persona…!