A sus 26 años de edad, Marta VillaRuiz ha sido declarada como mejor joven diseñadora de moda de España, premio nacional de la Asociación de Nuevos y Jóvenes Diseñadores Españoles (ANDE) que le era concedido en la tarde del pasado viernes en Madrid y por unanimidad.
Natural, vecina y entusiasta de Argamasilla de Calatrava, Marta encandiló al jurado y al público que asistió a la pasarela desarrollada en el Círculo de Bellas Artes, sobre la que desfilaron veinte propuestas aspirantes al título, una por cada autonomía, salvo Andalucía y Madrid con dos aspirantes cada una, además de la ciudad autónoma de Melilla.
La joven rabanera, que destila nobleza, humildad y gratitud, hacía gala también en su candidatura de ingenio y esfuerzo, al representar con los seis modelos que diseñó, todo un homenaje al azafrán manchego, desde que brota de la tierra.
Bella alegoría que, además, sirvió para que Castilla-La Mancha se alzase por primera vez con este destacado galardón, puesto que en las 36 ediciones que hasta la de este 2023 se habían celebrado, ningún otro candidato de la región lo había obtenido nunca antes.
Desde que se supo el veredicto, Marta Ruiz Villaverde, su nombre real, [VillaRuiz lo tiene como parte de su marca personal], cerraba al menos el resto de la semana “en una nube”, en tanto que ha ido creciendo exponencialmente el número de felicitaciones, sobre todo desde que ya hoy empezase a trascender la noticia en medios de comunicación del país.
“La gente me está felicitando, pero yo todavía no soy consciente de haber conseguido este primer premio, que soy la mejor nueva joven diseñadora de España”, señala quien entre las destacadas enhorabuenas ha recibido la del mismo presidente regional, Emiliano García-Page y, desde el primer momento en que se supo, del alcalde.
Jesús Ruiz se muestra “muy orgulloso de que nuestra Marta, desde su condición de buena persona, desde esa modestia que le caracteriza, que compagina su amor a la moda con cursos relacionados con ello en nuestra Universidad Popular, haya llegado tan alto”.
Para el regidor, la joven diseñadora y paisana “ya venía dando muestras de su talento con los premios que logró en Andalucía, pero lo que ahora ha obtenido es otra dimensión, de relevancia nacional y, por serlo de España, seguro que también llama la atención fuera de nuestro país, por lo que deseamos que esto le sirva para seguir creciendo en una trayectoria que a los de Argamasilla de Calatrava no nos sorprende lo más mínimo”.
Seis modelos y un hilo conductor
Marta VillaRuiz comparecía en el certamen de ANDE con una propuesta que llevó al certamen bajo el lema de ‘Oro rojo’, en inspiradora referencia al azafrán y cuyos diseños presentaba en Navidad. Por delante, una ilusionante etapa para confeccionarlos.
“Quería que se identificara con la tierra y como yo siempre diseño en base a la naturaleza, a las flores y demás, pensé en el cultivo del azafrán, porque es una flor que me encanta y superbonita”, admite.
En su mente cada vestido tenía que representar un proceso diferente de todo su cultivo. El primero denominado ‘Tallo’, refleja “cómo la flor va saliendo de la tierra y el segundo “es la flor en sí, cuando ya ha florecido”, explica.
Al tercero le denominó ‘Cesta’ porque “está realizado en un tejido que asemeja las cestas de mimbre, con una tira, un tirante en forma de trenza, como si fuera el asa y en un pecho van sobresaliendo las flores con los pistilos y demás”.
El siguiente es un mono, que refleja el procedimiento de “la monda de la rosa, es decir, cuando se quitan los pistilos de la flor del azafrán”, algo que materializaba en una capa de la que van cayendo las flores secas por un lado y, por el otro lado, quedan los pistilos.
“El quinto serían las flores secas en sí, y el sexto pues ya el azafrán propiamente dicho”, donde los tejidos van naciendo de las flores y de los pistilos, en una confección que reúne “mil quinientas flores, cosidas a mano, una a una”, dice Marta, apostillando que “muchas de las flores llevan los pistilos metidos en el último tejido, el rojo, y va a mano también”.
Ése ha sido su hilo conductor, “el oro rojo desde que brota de la tierra hasta que es recolectado y secado, quedando apto para el consumo o para tintes o para el uso que se le quiera dar”. Marta refiere que toda colección de moda debe tener un argumento propio, “que tenga coherencia, que lo que se explica o se quiere transmitir coincida con lo que se ve en la pasarela” y eso, señala plena de felicidad, “fue uno de los puntos que me dijo el jurado que habían valorado como uno de los proyectos más coherentes” del certamen.
De hecho, también le confesaron que su propuesta cumplía los tres factores principales que debe reunir toda colección, es decir, “una buena confección, unos buenos materiales y que sea comercial, es decir, que sean vestidos ponibles.
Antes del desfile, Marta, como el resto de participantes, tuvo la oportunidad de explicar desde la cercanía todos los detalles aquí referidos y, al parecer, ya encandiló a todos los miembros, algo que le desata la emoción en su relato. No en vano, como ella misma dice, “es el sueño de vida hecho realidad”.
Un sentimiento que es también la vía de escape a las “muchas, muchas, muchas horas de trabajo”, confiesa. “Llevo todo el año echando quince, doce, quince, horas. Soy una persona joven, tengo veintiséis años. No he tenido verano. Me pasó el día cosiendo”, dice.
La recompensa a tamaña entrega
Pero como todo esfuerzo debiera tener su recompensa, la de Marta supone también un estímulo para seguir adelante en esta pasión vital y vitalista. Porque más allá del diploma acreditativo como ‘Mejor Joven Diseñadora Nacional’, recibe una beca de estudios de moda valorada en 10.000 euros que cursará, a modo de máster, con una acreditada escuela de Zaragoza.
No menos importante le resultará la oportunidad de poder mostrar sus diseños y modelos en un stand propio en la Feria Internacional de la Moda, en una ciudad todavía por determinar, así como las fechas en las que se desarrollará.
Y también va a ser licenciada para trabajar con módulos del acreditado software de patronaje profesional, denominada Patroneo Key. Además, también recibió un ejemplar del libro ‘Puntadas sin dedal’ que lleva la firma de la presidenta de ANDE, Laura Victoria Valencia.
Con este horizonte por delante, Marta VillaRuiz, a quien se puede encontrar en redes sociales (www.instagram.com/martavillaruiz/ y www.facebook.com/martavillaruizmoda),
tiene claro que todo ello “ahora hay que trabajarlo; hacer el máster lo mejor que se pueda, porque ese máster tiene prácticas con diseñadores importantes”. Por eso desea seguir esforzándose “lo mejor que pueda, para poder seguir avanzando, porque si ahora mismo me quedo quieta es como si no hubiera pasado nada”, entiende desde una lógica aplastante.
No en vano, el diseño de moda “es mi forma de vida, vivo para ello, no tengo otra cosa, aunque a veces te vienes abajo porque ves que no obtienes los frutos que pensabas, pero al fin y al cabo sigues porque es tu pasión, que vivo desde que era pequeña. Es lo que es lo que me gusta y lo que amo hacer en la vida”.
La intensa tarde en la capital madrileña
Aunque el fallo se produjo con la noche ya entrante, la jornada del viernes fue muy larga. A las dos de la tarde llegaban a las dependencias del Círculo de Bellas Artes para hacer las pruebas a las modelos, con el fin de tener todo previsto para luego la visita del jurado, que se produjo sobre seis, para ver las 20 colecciones aspirantes.
Y poco antes de las ocho comenzó el desfile, saliendo diseñador por diseñador en orden alfabético de cada comunidad autónoma. “Yo, como era la C de Castilla-La Mancha salí la quinta”. Cabe referir que, como introducción al público presente, antes de cada pase de modelos se proyectaba un pequeño vídeo, de unos treinta segundos, que los candidatos habían tenido que remitir previamente.
En el caso de Mara VillaRuiz, su documento muestra “un poquito cómo es la gente en el campo, cómo cogen ellos la flor y cómo yo la cosía en la máquina”, explica la flamante mejor joven diseñadora nacional 2023, quien, tras el pase de sus modelos, salía también a la pasarela para saludar.
Y después desfilar todas las propuestas, así como otras de diferentes diseñadores ya consagrados, “nos llamó el jurado a todos, salimos todos, nos dieron un título a la participación y después empezaron a dar los premios”, concediendo el tercero, después el segundo y, por último, el que se anunciaba con el nombre de la aspirante rabanera y a Castilla-La Mancha como autonomía de procedencia.
Ella de antemano “pensaba que no iba a ganar, porque normalmente suelen ganar cosas que se salen fuera de lo común y lo mío es una línea de diseño mucho más clásica”, reconoce, pero antes del fallo alguien del certamen le pidió que vistiera de nuevo a las modelos, quedando la castellano-manchega un tanto expectante. “Eso solo se dice cuando has ganado porque se repite el desfile”.
Pero el caso es que en los vídeos y fotografías que recogen el momento en que se anuncia su nombre “se ve mi cara de sorpresa, de cómo me quede en shock. No pude hablar. Solo dije ‘Gracias, gracias, no me lo esperaba”. Un nudo de emoción en la garganta que le combinaba en el rostro las lágrimas y las sonrisas, dejando a entrever lo buena gente que es Marta.
“Yo no me creo nada, ni que soy más que nadie. Solo tengo un sueño y lo quería cumplir y con mucho esfuerzo y muchísimo trabajo y una dedicación completa y absoluta a ello lo he alcanzado”, expresa.
Además, “ir representando a toda Castilla-La Mancha, a todos mis paisanos, es un orgullo aún mayor, el doble, el triple o vamos, como se quiera decir, un orgullo grandísimo. Yo nunca he renunciado a mi pueblo, nunca he renegado de él y estoy muy orgullosa de ser de donde soy y de vivir donde vivo”.
Marta no sabe, después de esto, lo que le deparará el destino, “pero donde yo siempre he querido montar una gran empresa es aquí [Argamasilla de Calatrava] y darle trabajo a la gente de mi pueblo”. Pura nobleza rabanera.