Asociación Portus Planus.- Esta exposición no pretende ser técnica ni exhaustiva sobre la evolución de los métodos de medida a lo largo del tiempo, se hará una breve mención de los sistemas actuales y algo de historia sobre sistemas tradicionales y particulares de los distintos pueblos y civilizaciones para terminar recreándonos en costumbres y usos tradicionales a través de distintas piezas disponibles en el museo ETNOLOGICO de Puertollano, dado que el objetivo de estos artículos es dar a conocer nuestro museo a través de su contenido.
Desde los tiempos más remotos, el hombre sintió la necesidad de medir y contar las cosas y para ello fue adoptando métodos que al principio eran muy rudimentarios, los primeros se basaban en distintas partes del cuerpo.
Con el tiempo se fueron perfeccionando, si bien eran distintos en cada pueblo o región. Con las relaciones comerciales entre los pueblos las medidas se fueron unificando hasta llegar a ser casi las mismas en todo el mundo para las magnitudes principales, si bien todavía se manejan conceptos antiguos en muchas regiones y países.
Actualmente el mundo, con excepciones como EE UU, se rige por el sistema SI de unidades para medir y contar las cosas. EE UU se rige por el sistema anglosajón-imperial que conserva aportaciones del imperio romano. Han aceptado el sistema SI pero todavía no lo han hecho efectivo.
El Sistema Internacional de Unidades, SI, se estableció en 1960 en la XI Conferencia General de Pesos y Medidas (CGPM). Su nombre viene del francés Le Système International d’Unités.
El Sistema Internacional de Unidades se fundamenta en siete unidades de base correspondientes a las magnitudes de: longitud (metro), masa (kilogramo), tiempo (segundo), corriente eléctrica (amperio), temperatura (grados kelvin), cantidad de materia (mol), e intensidad luminosa (candela). De ellas se derivan el resto de unidades con las que medimos todo tipo de magnitudes.
La MAGNITUD es aquella propiedad de los cuerpos que se puedan medir como la longitud, el peso, la temperatura, etc. Medir es comparar una magnitud con otra que llamamos unidad. Y la medida es el número de veces que la magnitud contiene a la unidad.
Hay que distinguir entre magnitudes vectoriales y escalares. Una magnitud escalar es aquella que queda completamente determinada con un número y sus correspondientes unidades, mientras que, a magnitud vectorial, además de lo anterior hay especificar su dirección y sentido.
Existen dos sistemas principales para definir las unidades: el sistema métrico (internacional) y el anglosajón-imperial. Se conservan aportaciones del gran
imperio romano.
Las unidades básicas del sistema Imperial son el pie, la libra y el segundo, mientras que las unidades básicas del sistema métrico son el metro, el kilogramo y el segundo (MKS), posteriormente también incluyo al amperio (MKSA).
El sistema anglosajón incluye pulgada, pies, yarda, y milla para medir la longitud; onza y libra para medir el peso; cucharadita, taza, pinta, cuarto y galón para medir la capacidad.
Las primeras unidades de medida que usó el hombre estaban en relación con su cuerpo. Por ejemplo, la palma, el brazo, el pulgar, el pie, etc. Estas unidades tenían el grave inconveniente de que no eran las mismas para todos al variar de un hombre a otro.
En 1801, reinando en España Carlos IV, se llevó a cabo una unificación importante de pesos y medidas, aunque su aplicación fue relativa a pesar de declararse oficiales para España y sus reinos.
Se fijaron medidas y equivalencia para longitudes terrestres y marinas, superficies agrarias, capacidad para áridos, volumen para líquidos y peso. Detallarlas todas alargaría mucho el trabajo, quien tenga interés en conocerlas las puede ver en internet.
El famoso Quijote está lleno de referencias de pesos y medidas de todo tipo, también en la Biblia se encuentran algunas más antiguas como el codo. Durante mucho tiempo la unidad de referencia para el PESO fue la Arroba, equivalente a 11,5 kg, sus múltiplos eran el Quintal con 4 arrobas y la Tonelada con 20, eran 46 y 920 kg respectivamente.
La arroba se utilizaba para dar el peso de todo tipo de mercancías, incluso el
peso de los animales se daba en arrobas. Hasta llegar a las balanzas de precisión disponibles hoy se ha pasado por múltiples medios y artilugios para pesar.
Uno de los mas utilizados a lo largo de la historia y que todavía se utiliza es la Balanza Romana, inventada por Arquímedes de Siracusa unos 200 años antes de Cristo. Las hay de muchos tipos, todavía vemos en algunos mercados para la venta productos comestibles la romana de plato. En general se basan en la ley de la palanca.
Este último modelo es relativamente moderno, empezó a utilizarse bien entrado el siglo XX y aunque es bastante exacta, resultaba difícil apreciar las divisiones pequeñas. Una queja generalizada del público se daba en la compra de fiambres (queso, mortadela, jamón), era frecuente comprar un cuarto de kilo, mitad de cuarto e incluso 100 gramos y a la incertidumbre de la balanza y el ojo del tendero había que añadir la queja de que estos colocaban un papel generoso que vendían al precio del propio producto.
En el siglo pasado, el chocolate se comercializaba en tabletas de media libra, 230 gramos, que venían dividas en 8 porciones que se correspondían con una onza, 28,76 gramos, estas divisiones servían de referencia para adjudicar las raciones que se daban a los miembros de las familias en desayunos y meriendas, se comían con un trozo de pan.
En SUPERFICIE se utilizaba mucho la fanega que también variaba según las regiones, así eran 3.424 metros cuadrados en Burgos y Madrid, en Murcia 2.800 metros cuadrados, en Valencia se llamaba fanecada y equivalía a 833,33 metros cuadrados, etc. Actualmente la fanega está cifrada en 6400 m2, si bien, la unidad mas utilizada para la compra-venta de fincas es la hectárea, Ha, equivalente a 10.000 m2
También se utilizaba la fanega para medir ARIDOS, GRANOS y LEGUMBRES como cal, trigo, cebada, centeno, garbanzos, judías, etc. Equivalía a 55,5 litros y se usaban derivados mas pequeños como la media fanega, el celemín, 4,63 litros y la cuartilla, 1,16 litros. Lógicamente los pesos eran diferentes dependiendo del grano o legumbre, oscilando entre 75 y 125 kg.
En relación con el celemín se estableció “la superficie de sembradura”, eran 537 los m2 que podían sembrarse con un celemín de grano. Estos recipientes se fabricaban en madera y se utilizaron hasta que se generalizó el uso del kilo y sus múltiplos como la Tm equivalente a 1.000 kg.
Las legumbres cuando las vendían a granel en el siglo pasado, traían pequeñas piedras, pajas y otras impurezas, había que limpiarlas antes de echarlas al puchero. A esta tarea se le llamaba “mondar”, era frecuente encargarlo a los jóvenes por aquello de que tenían mejor vista, recuerdo haberlo hecho muchas veces por encargo de mi madre, me decía “anda móndame estas lentejas”. Se echaba un puñado encima de la mesa o en un plato y se iban apartando con cuidado de no llevarte ninguna piedra o paja. Ahora los sistemas de clasificación y envasado se puede decir que son eficaces al ciento por ciento y es muy raro que aparezcan impurezas en los envases de legumbres.
En cuanto a los uso y costumbres en el comercio de las mercancías citaremos algunos ejemplos que no hace tanto eran la práctica habitual. Los HUEVOS no siempre han venido envasados en plástico como los compramos ahora, se manejaban en recipientes conocidos como hueveras.
La LECHE no siempre ha venido en Tetra Brik, los que tenemos una edad hemos conocido a los lecheros callejeros, iban casa por casa con unas cántaras y las medidas de dos, uno y medio litro, con las que servían a cada cliente la cantidad que solicitaba. A Puertollano venían muchos lecheros de Almodóvar y de Argamasilla y también los había de Puertollano, iban con animales y ya en los años 70 del siglo pasado empezaron a modernizarse pasando a pequeños vehículos. También había lecheros que la vendían en sus instalaciones y allí acudían los clientes con recipientes apropiados a los que se llamaba lecheras. Recuerdo uno de estos sitios en la Plaza de la Mancha, años 60.
Esa leche era cruda y antes de consumirla había que hervirla, cuando llegaba al punto de hervir de la superficie se levantaba una especie de globo que llamábamos nata, lo reglamentario era hacer que la nata subiera tres veces. La nata se separaba de la leche y con un poco de azúcar era un manjar.
El VINO tampoco ha venido siempre embotellado y precintado como ahora, se vendía a granel en bodegas y despachos de vino. Se utilizaban distintos recipientes como bombonas de distintas capacidades, las más usuales eran de arroba, media arroba y cuartilla, 16-8 y 4 litros. Las de arroba se utilizaban para servir a los bares y las de cuartilla eran las utilizadas por los particulares para llevar el vino a casa, estas se acostumbraban a forrar con diversos materiales que humedecidos con agua y colgados al aire permitían que el caldo se refrescara razonablemente cuando las neveras no eran de uso mayoritario.
Por una historia atribuida a la reina Juana I de Nápoles en el siglo XVI, a estos envases se los conoce como DAMAJUANAS. En bodega y despachos de vino se utilizaban los toneles, los hay de diversos tamaños.
El recipiente más antiguo usado puede que sea el ODRE, se utilizaba tanto para vino como para agua. Se trata de la piel entera de un animal, se le cosían todas las aberturas menos una que era la utilizada para meter y sacar el líquido. Las pieles de cabra eran las más usadas.
El AGUA también tuvo su época en la que se vendía en fuentes públicas o bien repartiendo por las calles con animales y cantaros y con unas cubas grandes de madera que iban sobre un carro tirado por animales. El personal salía a comprar agua con recipientes como los cántaros o cubos. Ahora se hace con camiones cisternas.
Para el ACEITE se utilizaban recipientes metálicos llamados zafras y cántaras
para almacenar y transportar el aceite y otros mas pequeños para su uso en
las cocinas llamados aceiteras.