Ramón

Ricardo Chamorro Prado, médico y ciudadrealeño.- Ramón Barreda Fontes representa para mí Ciudad Real.

Desde los juegos del Prado, mis amigos del Colegio, representados por su hermano Luis, los juegos en la calle Nocedal donde el hacia las normas y luego las cambiaba para ganar.

Mis recuerdos con él en “La cueva”, en las noches de Navidades cantando como tunos en las casas de nuestras amigas, en sus inicios en el cine y teatro, como en el Cervantes, recitando a Neruda, García Lorca, Machado, nada menos que en enero del 69, con su particular Barraca, y en su salida de carros.

Lo recuerdo en su “cafetín”, también con su Semana Santa, desde “la Piedad” hasta “La Cena”, implicado en la recuperación de la Pandorga, y en la concejalía de festejos, y en los toros con su equipo de “expertos”, también lo recuerdo en la Talaverana en un año muy complejo.

Cuando el año 2011 fui Hermano Mayor de la Virgen del Prado, como me correspondía, consulte con Ramón sobre que podría donar a la Virgen, y me contestó que el anagrama del Ave María a la entrada de la Catedral. Todos los años en la entrada y salida la Virgen en agosto, cuando acompáñanos a Nuestra Señora del Prado bajo el alumbrado azul del Ave María, me acuerdo siempre de Ramon.

Siempre unido a Ciudad Real – que era su vida y su gente.

Lo anterior era la esfera exterior de Ramon, pero había una esfera interior que todos sus amigos conocemos:

En primer lugar, LIBERTAD – Ramón era libre de pensamiento y de actitud en la vida. Una absoluta ausencia de sectarismo y con el equilibrio que da un pensamiento abierto a todo y a todos.

GENEROSIDAD, sin apegos y cercano a sus afectos que eran muchos. Un desprendimiento material que podría acarrearle problemas, pero que los superaba con sus sentimientos, para él había cosas más importantes.

INGENIO e inteligencia natural con una capacidad para la respuesta adecuada y rápida, una capacidad creativa impresionante y una sensibilidad especial. Estas características personales se unían en sus famosas coplillas, y todos sus amigos sabemos lo rápido y agudo que era para trasmitirlas al periódico.

Desde luego no soy objetivo con él porque toda mi familia le adoraba, nuestra cercanía familiar era, y es, total con todos los miembros de su gran familia.

También fui su médico, con la dificultad intrínseca que entraña adecuar la afectividad mutua con los consejos. y el dar directrices a una vida tan activa e intensa como llevaba.

Es imposible trasmitir en este pequeño homenaje las anécdotas que he vivido con él. Su amor a Ciudad Real era inmenso, más si estaba lejos. Lo recuerdo con su hermano Fernando en Miami (EEUU) en la boda de mi hermano, donde además de recordar que estábamos en Semana Santa, constantemente preocupado por la hora a la que saldría La Cena, dijo una frase de las suyas: “cuando tengo boda en San Pedro me voy al miami, y hoy que estoy en Miami estoy en la boda”.

En una época final terminó dedicándose a la alta cocina, después de hacer sus pinitos en la Membrilleja con todos sus hermanos y sobrinos, y sus Celias que tanto le disfrutaban. También se aficiono a la compra en El Eroski, esa compra se convirtió, como así era él, en un acontecimiento social, las trabajadoras del supermercado fueron las primeras en echarle de menos, y muy tristes acompañaron a sus Celias en esos momentos tan duros para todos.

Enhorabuena al Ayuntamiento por recordarle, y que sea en la Plaza Mayor, y en frente del antiguo Paco Carrión, donde siempre le tendremos presente, aunque como decimos sus amigos no hay día que no lo hagamos.

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