El equipo de arqueología dirigido por los arqueólogos Miguel Ángel Hervás, Manuel Retuerce y María del Cristo González ha finalizado la última edición de la campaña de excavaciones que se ha llevado a cabo durante el verano de 2023 en el yacimiento de Calatrava La Vieja, concretamente entre el 14 de agosto y el 9 de septiembre.
En total, 12 alumnos de arqueología, la mayoría procedentes de la Universidad Complutense de Madrid, más dos arqueólogos de la empresa ‘Baraka Arqueólogos’, han sido los que han continuado investigando sobre esta importante antigua ciudad de la Edad Media, enclavada en el corazón de La Mancha.
Los trabajos tenían como objeto el estudio de la transición entre el último periodo de dominio islámico en la ciudad de Calatrava La Vieja (1195-1212) y la definitiva conquista y ocupación castellana (1212-1418), tal como se refleja en la concepción y configuración de los espacios de poder adscritos a cada uno de esos periodos. Para ello, los esfuerzos de la excavación se han centrado en dos sectores muy concretos del yacimiento en los que ya se habían realizado investigaciones con anterioridad.
Por un lado, se ha logrado completar la excavación arqueológica del oratorio al aire libre o ‘musalla’, construido por los almohades sobre el foso interpuesto entre la medina y el alcázar. Este espacio cuenta con un pequeño ‘mihrab’ con arco de herradura y con un pavimento construido con mortero de cal y arena.
Por el otro, se ha retomado la excavación arqueológica del ‘Aula de los calatravos’, situada en la crujía oeste del convento fundacional de la Orden. Se trata de un edificio complejo, de gran tamaño y sólidos muros de carga, que experimentó una intensa transformación en su distribución interna a lo largo de sus casi tres siglos de ocupación.
Además, se ha realizado una prospección con georradar en la medina del yacimiento, cuyos datos de campo están siendo procesados para poder ser presentados en el plazo de un año. También se realizarán en ese plazo trabajos de tratamiento y estudio de diversos materiales cerámicos, y estudios arqueobotánicos y arqueofaunísticos sobre restos recuperados en el yacimiento en esta misma campaña y en otras anteriores.
Asimismo, se está realizando la recopilación exhaustiva, la traducción y la reinterpretación de las fuentes escritas relativas a la definitiva conquista castellana de la ciudad de Calatrava, sucedida en el verano de 1212.
Los resultados definitivos de todos estos procesos de estudio estarán disponibles aproximadamente dentro de un año.
Financiación público-privada
Los trabajos de investigación han sido financiados en un 66% por la Consejería de Educación, Cultura y Deportes de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha con cargo a su programa de Subvenciones para la realización de Proyectos de Investigación del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico de Castilla-La Mancha para el año 2023; y el 33 % restante, por la Fundación Arte e Historia Ferrer-Dalmau, siendo la primera vez que dicha fundación participa en la cofinanciación de estos trabajos.
Una nueva línea estratégica que da respuesta a la necesidad real por parte de las universidades, administraciones y arqueólogos para conseguir financiación para este tipo de proyectos, dentro del convencimiento de dicha fundación de que la investigación arqueológica debe de ser uno de los pilares en los que se apoye el desarrollo del arte y la historia de España.
Sobre Calatrava La Vieja
Calatrava la Vieja, con sus características únicas, se ha convertido en el enclave perfecto para esta investigación. Fundada por los omeyas en el siglo VIII, la ciudad fortificada desempeñó un papel vital durante cinco siglos al ostentar la capitalidad política, militar y administrativa de la región del Alto Guadiana. Además, fue la única ciudad asentada en la ruta principal entre Córdoba y Toledo. Su historia incluye la fundación de la Orden Militar de Calatrava en 1158, la más antigua de las órdenes militares hispánicas, y su papel crucial en la defensa del reino de Toledo entre los siglos VIII y XIII.
Fue abandona a comienzos del siglo XV como consecuencia de las enfermedades transmitidas por el carácter pantanoso del río y, principalmente, por el cambio de las condiciones geoestratégicas de la región del Alto Guadiana, que, tras la conquista cristiana del Valle del Guadalquivir en el siglo XIII, había quedado relegada de la primera línea de combate. Con la fundación de Villa Real en 1255 por parte del Alfonso X, la vieja ciudad del Guadiana quedó fuera de la principal ruta de la región y languideció lentamente como cabeza de la encomienda de Calatrava hasta su abandono casi total en 1418.