Eduardo Muñoz Martínez.– El salón de actos de la Biblioteca Pública del Estado de Ciudad Real acogió en la tarde de ayer la presentación del poemario «Y volverá el hombre», evento en el que se dieron cita un buen número de profesionales de las Artes Plásticas, de la Literatura y, concretamente, de la Poesía.
Juan Camacho, que fue presentado por el también versificador Juan José Guardia Polaino, nació en Valdepeñas en 1956, residiendo actualmente en Basauri, provincia de Vizcaya donde inició su andadura poética, hacia 1985, en la Asociación Artística Vizcaína, fundando posteriormente la «Agrupación Literaria El Candil», de la que fue presidente. También es miembro de la Asociación de Escritores de Castilla la Mancha.
Además de «Y volverá el hombre», es autor de «El Dios del olvido» y «Trasvase de palabras a un soneto», escribiendo igualmente, como dramaturgo, la obra «De mí, cuando yo muera».
Cómo articulista ha colaborado, y colabora en diversos medios regionales y nacionales, al igual que en diferentes revistas de poesía.
Además de Guardia Polaino y Vicente Castellanos López, cantautor ciudadrealeño que interpretó a la guitarra poemas musicados del ya citado Juan José Guardia, de Jerónimo Anaya, y del propio Juan Camacho, recitaron varios poemas las magníficas y bellas rapsodas Asunción Alonso, Lourdes Pérez y Teresa Gallego.
Respecto al poemario, y haciendo mías las palabras del prologuista del mismo, Miguel Ángel Manjon Calvo, cabe decir que «Y volverá el hombre» aparece ante nosotros como un piélago existencial: mareas de vida que contienen muchas aguas y muchas experiencias vitales, reducidos en último término a una sola vida, una sola agua, un solo mar; lo humano que puede predicarse de cada mujer u hombre individual y concreto.
Porque si la voz que pronuncia el poemario es la del autor Juan Camacho, también podrás oír tu voz, querido lector, o lectora, como yo oigo la mía.
Una poética humanista anunciada desde el mismo título hace posible identificarse con mensajes que nos reflejan más allá de nuestras divergencias y debilidades».
Por su parte, Guardia Polaino hizo una locución cargada de sinceridad, sencillez para el entendimiento y una inmensa carga de emotividad que, de acuerdo a lo que asevera la frase hecha, nos puso «el bello de punta».
