El programa de tele-dermatoscopia del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha acelera el diagnóstico y tratamiento de las lesiones tumorales

El programa de telemedicina DERCAM, que los facultativos de Atención Primaria y los dermatólogos del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha utilizan para diagnosticar lesiones cutáneas, está funcionando de forma muy satisfactoria y facilitando que los especialistas puedan tratar estos tumores en un plazo muy corto de tiempo, señala Guillermo Romero, jefe del servicio de Dermatología del Hospital General Universitario de Ciudad Real.

El programa DERCAM es uno de los más longevos del SESCAM. Se puso en marcha en 2007 en colaboración con la UCLM en Ciudad Real y pronto se extendió al resto de provincias de la región para facilitar el diagnóstico de lesiones en la piel con las fotos tomadas por los médicos de Familia para que su servicio de Dermatología de referencia las valore.

La eficiencia del programa recibió un espaldarazo hace tres años cuando el SESCAM empezó a dotar de dermatoscopios a los centros de salud, aparato que emplea luz polarizada y ofrece una visión bidimensional de estructuras microscópicas de la lesión sin necesidad de tomar muestras de tejido, lo que facilita a los dermatólogos valorar las lesiones cutáneas con mayor seguridad

Según Guillermo Romero, “si la foto clínica es buena te orienta, pero no siempre es así porque no es fácil enfocar ni iluminar correctamente el área a valorar; en cambio con el dermatoscopio, al apoyarse directamente sobre la piel, el enfoque casi siempre es el correcto y, además, fotografía estructuras que a simple vista no se aprecian y eleva más de un 15% la certeza del diagnóstico”.

El jefe del servicio de Dermatología del HGUCR destaca que estas herramientas y la implicación de los facultativos de los centros de salud y de los especialistas están detrás del éxito del programa, ya que “estamos diagnosticando en dos o tres días las consultas que nos remiten desde Primaria y en muchos casos citamos a los pacientes directamente a quirófano, sin pasar por consulta hospitalaria”, explica.

Romero apunta que “la mayor parte de las lesiones cutáneas que vemos son benignas”. El HGUCR realizó un estudio sobre los setenta mil pacientes atendidos en el servicio de Dermatología entre 2006 y 2017: el 44% padecía una lesión tumoral y, de ellas, uno de cada tres era maligna, la mayoría carcinomas basocelulares, seguidas a mucha distancia de epidermoides, y, en último lugar, melanomas.

También se diagnostican muchas lesiones precancerosas como las queratosis actínicas, manchas ásperas y escamosas que aparecen después de años de exposición al sol, al igual que los carcinomas. De ahí la necesidad de incidir en la prevención, utilizar protector solar y prendas adecuadas y no tomar el sol en las horas centrales del día, ya que el exceso de exposición a la radiación ultravioleta está detrás de la gran mayoría de cánceres de piel.

Las personas con fototipos bajos, los que no se ponen nunca morenos y siempre se acaban quemando, son los que deben tomar más precauciones. Hay seis fototipos: los cinco y seis corresponden a personas de raza negra o hindúes, en la que la incidencia del cáncer de piel es inapreciable. Los fototipos de la raza blanca, caucásica, van del uno al cuatro: el uno se quema siempre, el dos coge algo de color pero se acaba quemando y el tres y el cuatro es el que tienen personas morenas que sí se broncean, aunque las del fototipo tres puede quemarse en alguna ocasión.

El responsable del servicio de Dermatología del HGUCR lamenta que “a pesar de las campañas no se ha conseguido reducir la incidencia del cáncer de piel, sobre todo del melanoma, que es el menos frecuente pero el que tiene más mortalidad porque afecta a personas más jóvenes y tiene más capacidad de metástasis”.

La buena noticia, añade, es que “gracias al DERCAM y al trabajo coordinado que llevamos con los facultativos de Familia, cuyo papel es crucial, cada vez los diagnosticamos antes y podemos tratarlos con mayor probabilidad de curación”. Lo mismo pasa con los carcinomas basocelulares y epidermoides en personas mayores: “cada vez vemos más porque la esperanza de vida es mucho mayor”, concluye.

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