Los partidos nacionalistas independentistas juegan con los gobiernos de la Nación

No cabe duda que llevamos unos años gobernados por el constitucionalismo nacido del año 1978 que han sido los mejores para todos los ciudadanos aunque, como ocurre siempre en todos los países del mundo, unos lo hayan pasado mejor que otros y el acceso al bienestar no haya sido igual para todos, pero a pesar de ello, nadie puede dudar que los hombres y mujeres de los años ochenta nos han deparado la mejor época histórica de nuestra nación en común.

         Parece lógico que nos sintamos bien con lo que tenemos y muy especialmente con lo que hemos recibido y que todo eso lo pongamos en valor cuando en muchas mentes parece anidar cierto desprecio por lo español y una gran falta de consideración al gran bienestar que existe y ha existido hasta la fecha en nuestro país, muchas veces no comparable a lo que otros países pregonan pero sin ser realidad. Señalado esto, si me parece necesario realizar un recorrido por estos años de gobierno del PSOE y del PP en relación con el nacionalismo periférico pero muy especialmente haciendo referencia a los partidos nacionalistas vasco y catalán.

         Es verdad que estos cuarenta años de democracia y, podíamos decir de bipartidismo político, no ha habido, como en otros países de nuestro entorno geográfico, gobiernos de coalición entre los dos grandes partido y ni mucho menos con otros partidos que han apoyado la gobernabilidad del país. Este hecho me parece que no ha sido totalmente beneficioso para todos los ciudadanos y en especial creo que ha sido muy perjudicial para el sistema descentralizado español ya que ha agrandado las diferencias regionales y por lo tanto las desigualdades entre ciudadanos de unas y otras regiones de España.

         En otras ocasiones he dicho y me gustaría repetirlo la Constitución Española rompió para siempre el centralismo castellano dividiendo las dos castillas en minúsculas autonomías sin poseer características distintas y por el contrario con un gran arraigo cultural de lengua y de costumbres consumadas a lo largo de muchos siglos de convivencia y de realizaciones propias. Pero todo eso se hizo con el objetivo de potenciar otras regiones que sin tener ese carácter verdaderamente de históricas se han arrogado este término, por el mero hecho de tener gobierno autonómico  en la república, para conseguir ser diferentes a las demás.

         Desde la cuarta legislatura conseguida en continuidad por el presidente Felipe González allá por el año 1993, los partidos nacionalistas vascos y catalanes han conseguido todo lo que han sido capaces de solicitar y de pedir a cambio del apoyo a la investidura y a la gobernabilidad. Felipe González consigue 159 escaños quedando a 17 de la mayoría absoluta por lo que, en lugar de apoyarse en coalición con el PP optó por entregarse en manos de los nacionalistas  catalanes. Es cierto que el presidente ofreció al PNV, si entraba en el gobierno, la cartera de industria pero no lo aceptaron porque les parecía mucho mejor estar libres para así mejor ordeñar la vaca sagrada del estado. Por aquellos acuerdos los nacionalistas  consiguieron el 15% del IRPF, que no se creara la comisión de investigación de los GAL y un montón de inversión estatal.

         En el año 1996 los partidos  nacionalistas catalanes no apoyaron los presupuestos generales y obligaron a Felipe Gonzáles  a convocar nuevas elecciones. El 3 de marzo el PP ganó, por primera vez las elecciones generales  con 156 diputados, quedando a 20 escaños de conseguir las mayoría absoluta. De nuevo fue imposible la coalición con el PSOE por lo que se tuvo que buscar los apoyos en los nacionalistas catalanes y vascos consiguiéndolos en el famoso pacto en el hotel  Majestic ubicado en el Paseo de Gracia de Barcelona. En esta ocasión el PP dirigido por José María Aznar tuvo que reconocer la España plurinacional y la admisión del hecho diferencial de las comunidades mal llamadas históricas. Se les cedió el  30% del IRPF. El PNV obtuvo la recaudación de los impuestos por el alcohol, tabaco, gasolina y la devolución del patrimonio incautado en la guerra civil española. Ha sido el gobierno que más cesiones ha realizado a los nacionalistas catalanes y vascos hasta se cambió la figura del gobernador civil por la de subdelegado del gobierno.

         Pero en el año 2004 llegó a la Moncloa  el Sr. Rodríguez Zapatero con 164 diputados después de los graves disturbios del día anterior a las puertas de Génova y faltándole solamente 11 diputados para la mayoría absoluta. En esta ocasión el apoyo entre otros fue de IU, ECR, BNG y CHA. Este apoyo costó el grave acuerdo de un nuevo estatuto y el respeto al texto salido de las cortes catalanas, redacción que el (TC) Tribunal Constitucional tumbó más tarde y considerado por muchos como la fábrica más importante de independentistas. Se paralizó, tal vez para siempre, el trasvase Ebro llanura manchega y todo el levante español pero se consiguió el apoyo de la BHA aragonesitas. En el 2008 El PSOE volvió a ganar las elecciones con 169 diputados y gobernando en solitario aunque en muchas ocasiones con el apoyo  de los independentistas vascos que acudieron en su ayuda cuando el gobierno se vio asediado por la gran crisis y por los mercados pero este apoyo nos costó a los españoles la cesión de las políticas activas de empleo, la aprobación de la Ley de Economía Sostenible, El decretazo de ajuste público que rebajaba en más de quince mil millones el gasto público y bajaba el cinco por ciento el sueldo a todos los funcionarios públicos.

         Ante la gravísima situación económica que aprisiona al gobierno socialista  y que pone a la nación en trance de ser rescatada por la Unión Europea, el presidente del PP, Mariano Rajoy gana las elecciones celebradas el 20 de noviembre de 2011 consiguiendo  186 diputados, la segunda victoria más abultada de la historia de la democracia. Es evidente que con mayoría absoluta el nacionalismo vasco y catalán no tuvieran ningún protagonismo. Pero de nuevo en 2015 el PP consigue ser el partido más votado  con 130 diputados por lo tanto si quiere formar gobierno debe pactar con ciudadanos y en parte con el PNV quien le da los votos para sacar adelante los presupuestos de 2018 a cambio del compromiso de subir el 1,6% las pensiones. Es curioso que poco después concretamente el 31 de mayo de ese mismo año  todos los nacionalistas de España apoyaran a Pedro Sánchez como nuevo presidente del Gobierno de España apoyándose en tres grandes promesas: convocar elecciones lo antes posible, normalizar la vida parlamentaria, dialogar con los nacionalistas catalanes.

         Las elecciones se han convocado cuando los mismos nacionalistas que apoyaron a Pedro Sánchez han votado en contra de las cuentas generales y por lo tanto le obligan a convocar elecciones. El parlamentarismo no se ha normalizado, todo lo contrario,  y la mayoría de las normas se han realizado a base de decretos. El diálogo con los independentistas catalanes ha sido un verdadero fracaso porque no se puede conceder lo que pertenece a todos los españoles.

         En definitiva la vida política española, durante estos cuarenta años de democracia, ha estado casi siempre en manos de los nacionalistas vascos y catalanes que han ido imponiendo a cada uno de los presidentes, votados por todos los españoles, las prerrogativas que han considerado pertinentes a cambio del apoyo parlamentario necesario para poder gobernar, si a eso se le llama gobernar, al reino de España.

         En estos momentos, cuando los españoles han votado de nuevo que gobierne el PP y el PSOE juntos en coalición , resulta que el PSOE se tira a la montaña y prefiere aliarse con independentistas vascos y catalanes, comunistas de Sumar, etarras de Bildu para no dialogar con el que ha ganado las elecciones como ha sido el PP, a cambio de conceder a estos minipartidos todo lo que les apetezca aunque sea a costa de la integridad nacional.

         ¿Y que hay que hacer para que esto cambie de una vez para siempre y no estemos todos los españoles pendientes de la espada de Damocles de  los separatistas y nacionalistas? Pues muy sencillo cambiar la Ley Electoral haciendo que las circunscripciones provinciales se conviertan en una circunscripción nacional con  los ajustes pertinentes  para que este escenario macabro y extorsionista no se vuelva a repetir. De nuevo volveré a decir que la voluntad de los españoles nacida de las urnas es que los dos grandes partidos formen gobierno y por lo tanto se puedan entender por el bien de todos los ciudadanos de España y no por unos pocos que no quieren ser españoles.

Fdo. Dtor. Emilio Nieto López

Primer Decano de la Facultad de Educación de Ciudad Real

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