Una ciudadana de Puertollano denuncia su expulsión del recuento de votos de un colegio, pese a que es público

Carta al director de M. Dolores Alonso García.- Expulsan de un colegio electoral de Puertollano, en la jornada de este 23.j, a una ciudadana que se había quedado a presenciar el recuento de votos, un acto que es público. La Sra. en cuestión soy yo, la que suscribe, me pasó a mí, y cuando se vulnera un derecho, aunque a algunos les parezca una tontería, se empobrece la democracia y se pone en peligro la libertad. Por eso lo cuento, porque me vi privada de la libertad de quedarme allí, y alguien más lo tiene que saber además de las personas que estaban allí, todas ellas confabuladas para echarme del colegio. No sé si habrán reflexionado ya, aunque no les doy mucha capacidad.

¿Y cómo sucedió? Pues acudí a votar a última hora de la tarde, en el colegio Tierno Galván, distrito 2, sección, 1, mesa A ( 2-1-A), y aprovechar para quedarme ya en el colegio y presenciar el recuento del voto por correo, que es lo primero que se hace una vez que se cierran las urnas. Tenía interés en hacerlo pues unos familiares me pidieron que me quedara para ver como votaban en “la distancia”. Me parecía que les iba a dar fe, con la tecnología de los móviles, de que su esfuerzo de tramitar el voto por correo había valido la pena y que habían votado, aunque no lo vieran.

Mientras estaba allí, sentada, alejada de la mesa electoral, callada, silenciosa, oyendo los nombres de los votantes por correo, veo entrar y salir a algunas personas, representantes de partidos políticos y una pareja de policías locales que (con todo el aparataje, pistola, porra, etc. ,creo que la ley también contempla algo al respecto), entraban y salían varias veces, hasta que uno de ellos se pone delante de mí y me dice que me cuelgue no sé qué. Ah, sí la acreditación, es que no le salía la palabra. Le dije que yo estaba allí libremente, que había ido al recuento porque es público. Cuál es mi sorpresa cuando me dicen que no, que yo no puedo estar allí, que me tengo que marchar. Les digo que no me pienso ir, en todo caso es la presidenta la que manda allí. Oído esto por la presidenta, no se le ocurre otra cosa que decir: “pues como soy la presidenta, sí, no puedes estar aquí”. Le dije que la ley me lo permitía y contestó con concierta displicencia: “bueno …si vamos a hablar de la ley…” expresión que utilizan los que la desconocen, claro. Lo que son las cosas, hice valer su derecho y lo utilizó para vulnerar el mío. ¿Hay mayor despropósito? Sentía que me estaba encontrando en terreno hostil, pues a lo anterior hay que sumar que una representante del PP que andaba por allí también dijo que yo no debería estar en el local si no tenía acreditación.

Así que salí del aula a ver si veía a alguien con más luces y conocimiento de la ley electoral, al menos en este apartado del recuento público. Y a todo esto la policía detrás de mí. Estando en el patio del colegio la mencionada representante del PP, le dijo a la policía: «¿todavía está aquí?», refiriéndose a mí. No me quedaba otra. Al final me fui.

Le dije a la policía (que se habían convertido en mis guías por todo el colegio y hasta la puerta), que no tenían derecho de hacer lo que estaban haciendo. Su respuesta fue “Cumplimos órdenes”. La ignorancia supina de la presidenta de la mesa, de la representante del PP y de la policía local me estaban resultando dolorosas. Así está el nivel. Así que me fui. Sí, me fui porque me echaron, me botaron.

Cuando llegué a mi casa llamé a la Junta Electoral de Zona para referirles el incidente, (para mí fue una afrenta), y me confirmaron lo que yo ya sabía, que el recuento es público, que el colegio se cierra a las 8 de la tarde, pero las personas que están dentro pueden quedarse a presenciar el recuento de votos.

Me aconsejaron que podía volver al colegio y decirle a la policía que me dejaran entrar o que llamaran ellos a la Junta Electoral. Pero visto lo visto no creo que la policía me dejara entrar y no tenía ya fuerzas para luchar contra la estulticia de todas las personas que me hicieron pasar este trago. Además, ya se me había pasado el interés que me había movido a estar allí.

Lo que no se me va a pasar es la indignación por la desfachatez, la insolencia y el cerrilismo de todos los que me prohibieron ejercer el derecho de estar en el recuento en el aula de votación, en Colegio Tierno Galván, Calle Talavera baja, distrito 2, sección, 1, mesa A. Insisto en este dato a ver si alguien se da por aludido/a.

M. Dolores Alonso García.

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