Aguas claras y verano azul

La viñeta de Peridis del 5 de julio, en El País, refleja a las claras las aguas turbulentes –virtualmente turbulentas, por más que estén sosegadas y quietas– del ámbito preelectoral. Chapotean los contendientes en este denominado y autodenominado como Verano Azul en unas aguas someras, poco idóneas para la pesca, ni aun en la suerte de pesca de bajura o pesca recreativa. Por más que algunos crean estar en el mar de los Sargazos y puedan sentirse capitán Ahab acechando al Moby Dick de todos los pesares. Igual que acechan dos barquitos menores en la lontananza del horizonte todos estos movimiento del primer palno del dibujante.

En una suerte de pesca del voto, que tiene poco que ver con las capturas electorales que se quieren aparentar en tantas entrevistas forzadas y sin final como acontecen en estos días por todas las cadenas y emisoras. Aunque se hable con énfasis de ‘pesca votos’ por parte de pescadores electorales como ejercicio de habilidad en épocas como estas. El bloque de la pesca conservadora –que sorprendentemente se ubica a la izquierda del conjunto, cuando no sería esa la colocación correcta, políticamente correcta–, dado al rodaballo y al rape, está conformado por el conjunto Trump-Abascal-Núñez Feijóo, una mescolanza entre el populismo republicano y botarate de USA, la extrema derecha nacional y el bloque conservador que comanda el gallego, camuflado con un extraño uniforme de competición.

Donald Trump, el animal totémico en esa suerte de minotauro que compone habitualmente con Abascal, es el basamento –hasta en su color grisáceo– que ancla las figuras al firme del suelo y les permite el lance pesquero. Y les permite el ejercicio del lance y arrastre. Feijóo en lomo del Minotauro, maneja una buena caña con un largo sedal, por más que el lance sea hacia atrás –al puesto que ocupa Abascal–. Este trasmutado en león-toro, mantiene con firmeza su caña que remata con una suerte de hacha en lo alto. Y el soporte rocoso de Trump observa el encuentro con el frunce de sus labios como atributo reconocible.

Función parecida en el otro bloque de pesca –que, invirtiendo la fórmula, se sitúa a la derecha del espectador– realiza el expresidente Rodríguez Zapatero. que sujeta sobre sus armazones al complejo monclovita-progresista de Sánchez-Díaz, con raros traje de baño –¿o serán de pesca?, Sánchez parece incluso un surfista cubierto en el pecho con las fibra térmicas –. Cada uno de ellos lanza su caña de pesca al mar miniaturizado con aparejos minúsculos. Díaz al borde derecho sentada en la espalda monclovita de Sánchez, aparece provista con una caña de sedal corto –más parece caña de juego o caña de pozo de patio, que artilugio para la pesca abierta–, al no llegar el sedal a la lámina de agua, por lo que es previsible que la aguarde una pesca ausente. Donde son preferibles las urtas y las sardinas. Por la otra parte, Zapatero y Sánchez comparten caña, en un ejercicio complejo y de difícil gobierno: tres manos y un pie agarrados a la caña. Su sedal sí llega al agua, pero el control de la captura parece en entredicho con tantas extremidades. Tan entredicho todo como el globo que pronuncia Díaz. “A ver si se enredan los sedales…y terminamos de fastidiar”.

Mientras en el contraplano de la escena dibujada, Borja Semper golpea –casi en un paso de baile– los talones en una playa verdadera, no como la de la presentación de la campaña del Verano Azul. Que anunciaba, justamente –con la oposición de RTVE– un mar de sombrillas azules. Que luego algún critico trató de arrasar con el viento de levante. Por eso del dicho “Que te vote Txapote” hemos pasado al otro “Que te vote Chanquete”. Aunque por los aparejos y el apresto pesquero de los protagonistas. No habrá ni boquerón ni chanquete.

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