Puertollano: ‘Los justitos’ de El Bomba conquistan Andorra

Primero se fueron desde Puertollano hasta Sant Juliá de Loria donde aparcaron la furgoneta con todo el equipo e hicieron noche. Era el día 28 de junio. Allí prepararon el asalto de Andorra. Para ser más exactos, la toma de unos cuantos picos del Principado a lomos de bicicletas. Salieron once ciclistas. Se hacen llamar Los justitos de El Bomba, porque este establecimiento hostelero es el que los patrocina. Desde Gerona salió otro justito, Rubén, con su hijo Álvaro de 7 años, quien tendría un encuentro inolvidable.

Así que todo dispuesto partieron a la conquista de Andorra, el día 29 de junio a las 8,30 de la mañana. Subieron la Collada de la Gallina de 1. 910 metros que se culminan después de 12 kilómetros de subida, luego el Port de la Rabassa de 2.037 metros. Para acabar medio enteros o enteros del todo porque los justitos entrenan a diario.

El Port de Cobús (2.302 metros) fue uno de los que cayeron en la segunda etapa, según relatan a este medio, Andrés Pérez y Raúl Rodríguez, portavoces del grupo. Vinieron más puertos en un total de tres etapas: Port d,Envalira, (2.408 metros), Alto de la Comella (1.347 m), Port Certes 1.310), etc…

Una ruta así no está libre de fatigas y de buenas anécdotas. En la tercera etapa, los justitos se encontraron con un ciclista de talla mundial que hacía el mismo recorrido. Se trataba de Rohan Dennis, varias veces campeón del mundo en contrarreloj, dos de ellas en ruta. Rohan, saludó al grupo y al percatarse de que iba un niño con ellos, Alvaro, lo animó durante la subida con su compañía y dándole un empujoncito  de vez en cuando. No fue el único también se encontraron con otro ciclista profesional, Juan Ayuso.

Y así, entre etapa y etapa vigilados de cerca por Juanito a los mandos del equipo técnico, hicieron 300 kilómetros de montaña, pasaron de 30 grados a cero en un solo día, soportaron averías, niebla, lluvia, calor y frío. Alguno tuvo que ser recogido por el coche de apoyo por la tiritona. Y finalmente, con 10.000 metros de desnivel acumulado, los justitos, regresaron después de haber observado los impresionantes paisajes andorranos desde una buena cuenta de puertos y con la identidad propia en su pecho. A los de Puertollano no se les pone nada, o casi nada, por delante, y si son ciclistas, nada cuesta arriba.  Y si están los justitos, mejor.

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