Crónica de Joaquín G. Cuevas.- En primer lugar, quiero agradecer la inconmensurables colaboración y atención que he tenido para preparar y competir este Campeonato por parte del Club Ciclista Puertollano y el Club de Natación Puertollano.
Con un gran espectáculo deportivo, amaneció en la Ciudad de Salamanca un estadio de Atletismo lleno de Carpas y boxes llenos de bicicletas que congregó a más de 500 deportistas en la ciudad universitaria, donde el viento y dos pequeñas tormentas de agua también salpicaron la cita tras un apasionante sector de ciclismo con una distancia de 90 Km y 900 m de altitud acumulada.
Prueba durísima en el sector de ciclismo, aunque el primer reto se luchaba en el agua con una distancia de 2000 m de nado en el río Tormes con un circuito a través del famoso Puente Romano de Salamanca. La temperatura del agua era ideal con 24 grados pero a pesar de eso nadie rehusó a ponerse el traje de neopreno. Ya conocía a mis contrincantes donde en el segmento de agua tenía que hacer un esfuerzo para intentar rentabilizar las posibles distancias como así fue en la llegada del agua donde tuve un tiempo de 33`40´´ en los 2000 m pudiéndole sacar en esos momentos a mi perseguidor 2´ de diferencia y sabiendo que en la transición había que hacerla muy rápida donde llevaba aprendida la lección del Campeonato de Bilbao del año anterior tardando 6` desde la llegada del segmento de agua y entrada en los boxes de la bicicleta donde hay que depositar el traje de neopreno, gorro y gafas en bolsa para no ser descalificado.
En esta transición aumento la distancia con mi perseguidor en 46« a pesar de que había que recorrer una distancia de 1200 m para poder empezar a pedalear en el segmento de ciclismo, circunstancia bastante incómoda. Es ahí donde empieza el calvario para los ciclistas con un circuito de dos vueltas y aire de 25km hora en contra en uno de los sentidos por lo que había que sufrir intensamente dos veces a lo largo de 90 km que se hacían eternos. A pesar de ello sabía que era vital sufrir al menos durante la primera vuelta para ver y comprobar la posición de mi perseguidor y como así fue pude verle en el primer giro sacándole 1.5 Km de distancia con un tiempo de 4´ de diferencia en la primera vuelta con una media de 35.5 Km la hora, donde sabía que estaba desgastando mucha energía pero no me pude imaginar que en el km 70 de la prueba me empezarían a dar calambres en el gemelo izquierdo y el isquiotibial derecho.
Entendí que llevaba sobrecarga muscular bastante severa y como así fue esa circunstancia frenaría mi ritmo sabiendo que aún quedaban 20 km para finalizar la prueba. Fue doloroso ver como en el km 80 fui adelantado y no pudiendo hacer mucho más, solo me quedaba rezar para que los calambres no me provocaran el abandono de la prueba, teniendo que parar para poder estirar lo suficiente y llegar a la meta con un tiempo de 3h45`, pudiendo comprobar aunque enormemente satisfecho que mi rival hizo 3h41´ y medalla de Oro.
