Presentación del libro Ozono, un sueño alternativo, 1975-1979

Por José Belló Aliaga

Se ha presentado en la sede de la Asociación de la Prensa de Madrid, el libro Ozono, un sueño alternativo, 1975-1979, en cuyo acto, presentado y coordinado por Alfonso Sánchez, han participado por orden de intervención, Concha Martín Perpiñán; Félix Maraña; Víctor Claudin; Alfonso González-Calero; José Luis Martín Palacín; María Antonia García de León y Mariano Navarro.

Presentación del libro Ozono, Un sueño alternativo 1975-1979

El libro presentado

Víctor Claudín y Alfonso González-Calero afirman sobre el libro Ozono, un sueño alternativo, 1975-1979: “dudábamos al titular este libro si utilizar el lema que hemos empleado, Un sueño alternativo, o este otro, más plano pero que quizás situaba mejor el contexto en que nació y se desarrolló la revista Ozono: Cultura y Transición”.

“Ambos conceptos, pensamos, engloban bien lo que queríamos hacer al idear este libro: un recuerdo a una revista, un empeño editorial y cultural que existió durante casi cinco años, que reflejó de alguna manera las vicisitudes del momento, de quienes la hacíamos, de nuestros lectores y colaboradores y de una parte tal vez significativa de la juventud española de la época (1975-1979)”.

“El punto de partida fue la casi nula presencia de la revista Ozono en las redes. Cualquier búsqueda sobre ella apenas daba resultados, frente a los muy numerosos que nos hablaban de las otras dos publicaciones similares de referencia en aquel momento: El Viejo Topo y Ajoblanco”.

“Esa anomalía ha quedado parcialmente enmendada gracias a la publicación digital de las 50 entregas de Ozono en la web de la Fundación Cervantes virtual, a la que desde aquí queremos agradecer ese gesto, muy importante para nosotros”.

“Aquí está el enlace, aunque nos referiremos a él en varias ocasiones en este libro:

https://www.cervantesvirtual.com/obra/ozono-revista-de-musica-y-otras-muchas-cosas-1146484/

Dos nacimientos

“Ozono tuvo dos nacimientos y es bueno reflejar aquí ambos. Un grupo de periodistas musicales entre los que estaban Álvaro Feíto, M.ª Ángeles Sánchez, Juan de Pablos, Diego Manrique, Manuel Domínguez, Adrián Vogel, Tina Blanco, Jorge Muñoz, Gonzalo García Pelayo y otros, la pusieron en marcha, y consiguieron sacar a la calle el primer número, en mayo de 1975, todavía en vida de Francisco Franco. Esa primera etapa la cubría el lema “revista de música y muchas otras cosas”. Esa fase duró algo más de medio año y se concretó en cinco entregas llenas de música de todos los palos, más algunas incursiones en los mundos literarios, teatrales, cinematográficos y otros. Y generó a su vez cuantiosas deudas que el impresor de la revista, Felipe Cantos Ortiz, propietario de Industrias Felmar, se mostró dispuesto a asumir. La solución fue el traspaso de la cabecera a este último, quien la integró en su proyecto, Felmar ediciones, y para lo que consiguió, en una primera fase, dos ayudas importantes: la colaboración como editor (o consejero aúlico) del gran periodista Manuel Leguineche y de un rompedor diseñador muy en boga en aquellos tiempos, Alberto Corazón”.

Alfonso González-Calero, director

“Para el día a día de la publicación Cantos Ortiz -y vamos ya al segundo nacimiento- contó con Alfonso González-Calero como director, y mantuvo a Álvaro Feíto como redactor jefe”.

La segunda fase de la revista comienza con el número 6 (fechado en diciembre de 1975) y concluye ocho meses después, en septiembre de 1976. Es la época dorada, la que aúna los diseños innovadores de Alberto Corazón (y con él, Miguel Gómez) y los contenidos abiertos, cosmopolitas que venían, en gran medida, de la mano de Leguineche y sus contactos a través de la agencia COLPISA, que dirigía: por esa vía colaboraron en la revista gentes como Marisa Ciriza o Nativel Preciado; José Miguel Ullán o Ramón Chao; ilustradores como Eguillor o El Cubri; o autores ya famosos por entonces como Juan Goytisolo, Francisco Umbral, Carmen Martín Gaite o Fernando Savater; y tantos otros”.

La etapa más vistosa

“Pero esa etapa, probablemente la más vistosa, culmina en septiembre de 1976, y arranca otra más austera, más contenida, y más hecha de acuerdo a los propios medios de una publicación que compite con muchas otras en el mercado y que tiene que sobrevivir gracias a sus propias fuerzas y recursos, que no son excesivos”.

“Luis Galán Santamaría sustituye a Corazón en el diseño; el color deja paso a un discreto blanco y negro, algunas firmas de campanillas desaparecen, pero Ozono sigue adelante con sus colaboradores, nuevos o antiguos, sus afanes y sus expectativas de encontrar un hueco en el escenario de la Transición para hablar de cultura comprometida, de contracultura, de ecologismo, de antifascismo, de feminismo, de música, literatura, cine, teatro, artes y muchas otras cosas, en el contexto de una nada sencilla transición política como la que estábamos viviendo por entonces. Y así hasta tres años después, noviembre de 1979, en que el editor llega al límite de su capacidad de resistencia económica y decide echar el cierre, decisión que todos lamentamos, comenzando por él mismo”.

“De forma más que resumida esa es la historia de una revista que estuvo ahí y que nosotros ahora, más de 40 años después, entendíamos que merecía rescatar del olvido”.

Fue un sueño

“Fue un sueño, porque fue el empeño de unos pocos, con no demasiados recursos, y fue alternativo porque en ese adjetivo se englobaban las muy diversas ansias de libertad que nos movían a todos nosotros en aquellos complicados y excitantes años”.

“Este libro que ahora os presentamos tiene algunas cosas que ofrecer y muchas carencias. Rastreando viejas agendas o contactos a través de amigos o de las redes sociales, hemos conectado con casi medio centenar de antiguos colaboradores, que nos traen alguna reflexión, no sólo nostálgica, de lo que Ozono representó para ellos, para todos. Otros, desgraciadamente, han muerto, y hemos pensado que la mejor forma de recordarlos era encargar breves perfiles sobre cada uno a personas que los conocieron y los quisieron. Junto a todo ello hemos elegido un artículo en cada uno de las 50 entregas de Ozono y los hemos reproducido aquí”.

Agradecimiento

“Desde aquí, nuestro agradecimiento a todos cuantos han querido aportar su colaboración y su recuerdo”.

“En cuanto a las carencias, están las de algunas personas que o bien no hemos podido localizar o que, por propia decisión, han preferido no unirse a este recuerdo. No podemos compartir su decisión, pero no tenemos más remedio que aceptarla. El libro habría quedado más completo con sus firmas, pero……”

“En todo caso, ahora, cuando el libro esté en la calle, será el momento de acordar si el recuerdo de Ozono era sólo un ruido nostálgico en unos cuantos, o quedaban algunas huellas de lo que esparcimos al viento en aquellos años *.

____________

(*) Nuestra fortuna en cuanto a referencias bibliográficas ha sido considerablemente escasa. La mencionaremos aquí por lo que viene a corroborar el abultado silencio sobre la revista a que antes nos referíamos.

Un libro de dos periodistas, Ignacio Fontes -colaborador de la revista- y Manuel Ángel Menéndez: El Parlamento de papel. Las revistas españolas en la transición democrática (Asociación de la Prensa de Madrid, 2005) nos cita muy elogiosamente: “Un ejemplo magnífico, por lo completo, de la prensa joven de la transición, el mensual Ozono…….”.

El muy elogiado libro de Germán Labrador Culpables por la literatura. Imaginación y política y contracultura en la transición española (Akal, 2017) nos menciona una sola vez en sus más de 650 páginas, y nos encasilla, sin más explicaciones, en el ámbito de “las revistas libertarias”.

El mismo adjetivo utiliza para clasificarnos el trabajo, más completo de Juan Percourt, Los intelectuales y la transición política. Un estudio del campo de las revistas políticas en España, (CIS,2008) quien, tras mencionarnos en cuatro ocasiones, nos sitúa siempre en el “subcampo libertario”, sin aportar muchas más precisiones al respecto.

El libro que cuenta, con mucho, con más información al respecto es el de Manuel Moreno y Abel Cuevas: Todo era posible. Revistas underground y de contracultura en España, 1968-83, que publicó Ed. Walden en diciembre de 2020. Aquí sí aparece una mención bastante detallada a Ozono, y a su precedente más directo, Apuntes Universitarios (AU), del C. M. Chaminade. Por más que algunas de sus opiniones sean, como todo, discutibles: “Estamos ya en 1976. Han nacido Star, Ajoblanco y el viejo topo está a punto de hacerlo. Ozono sirve de puente entre el gamberrismo de Star y la seriedad utópica de Ajoblanco, evolucionando con el tiempo, como lo hace la sociedad y como ya lo había hecho desde que naciera como AU”.

José Belló Aliaga

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