La exposición ‘Almodóvar en miniatura’, que alberga una sala de la antigua casa de cultura cedida por el Ayuntamiento a Rodrigo Lara Acero, perpetúa en otra fidedigna maqueta la ermita y tradicional romería de santa Brígida con que Almodóvar del Campo inicia mayo.
Una recreación a escala que enriquece la celebrada muestra y que empezó a trabajar con el tránsito de año, “a ratos perdidos” dice, “un poquito de vez en cuando” dependiendo de la disponibilidad de tiempo y preferiblemente en fechas más frescas de temperatura.
La estampa representa el momento de la procesión de esta santa, sin faltar detalle como las ramas de las que cuelgan las típicas rosquillas y las naranjas, a las que al término de tan particular desfile alrededor de la ermita, el público se abalanza alegre para cogerlas.
Fiel a la vivencia, la santa Brígida de esta exposición sale en andas, a hombros de vecinas devotas y alegres de tener esta oportunidad, en una jornada de celebración que también este año se ha repetido, con la particular rogativa para la vuelta de las lluvias al campo.
Una celebración populosa que supone una de las tres veces al año que se quita el cerrojo al portón de entrada a la emita y que, por no perder detalle en esta reproducción a escala, reconstruye incluso el cerramiento de forja o el banco de madera que allí permanece.
Todo ello sin desdeñar reseñar a la presencia de romeros en su derredor, en la jornada de campo festivo donde también se cocina y que aquí se refleja a través de las barbacoas allí en lo alto del cerro están para “asar los choricillos, la panceta o las chuletas”.
“Aquí veníamos de jóvenes y hacíamos un caldero y traíamos un borrico, que ahora ya no existen los borricos, subíamos en burro que lo atábamos por ahí, con el hato y hacíamos la comida”, rememora Rodrigo Lara Acero.
A este veterano almodovareño manitas del modelismo no se le escapan otros gestos que, por pequeños que sean, hacen grande esta semblanza tan trabajada, con “cajas de cocacolas, fantas, una mujer haciendo guiso con su paleta en la sartén”.
La espadaña y su arco donde, años ha, hubo campana, la valla del mirador con sus piedras para sentarse y embelesarse en el paisaje, la chimenea de aposentos anexos a la ermita, la cruz de Calatrava de la veleta, sus puertas antiguas… Y tantos detalles para disfrutarlos.