Jesús Millán Muñoz.– Me sugieren que en blogs, artículos, escritos, pinturas señale junto a la materia de conocimiento o expresión una foto de mi rostro. Que divulgue más mis imagen y cara y rostro.
Uno, que está demasiado influido por ese sueño norteamericano, de algunos escritores que solo se conocen sus obras, pero nada o casi nada de sus biografías, nada o casi nada de fotografías, quizás, alguna de hace treinta o cincuenta años. Salinger, Bansky, Burial, Amberville y, algunos otros… (Ya sé que Bansky es pintor del Reino Unido…).
Pero en cambio la mayoría, son excelentes, en mayor o menor grado, en la imagen pública, algunos hasta la exageración y casi el extremismo, Dalí, otros a medio camino, de vez en cuando haciendo reportajes de fotografías –Picasso, dicen que no permitía entrevistas, habría que hacerse muchas preguntas de porqué y por qué, y, en cambio si encargaba a amigos que le hiciesen reportajes de fotos-. A final de siglo veinte, casi todas las personas que se dedicaban al cultivo de un arte, fuese el que fuese, permitían que le hiciesen fotos, y, encargaban reportajes, crónicas, entrevistas, sesiones fotográficas –incluso en el acto de su trabajo o de su arte-, etc.
Pero sigo pensando que lo ideal, es como esos productos de megaempresas. Consumimos decenas y cientos. Conocemos sus nombres y sus marcas, incluso diferencias entre ellos, pero apenas, los nombres de las personas que están detrás de la propiedad. Primero, existirá una Sociedad Anónima, S.A., detrás de esa existirá otra y otras. Al final, de las miles de empresas o hiperempresas existentes en el mundo, solo conocemos algunos rostros de sus propietarios, casi siempre, de los socios con más capital, o al menos, con representación legal en la presidencia. Ocurre esto en España y Europa y en el mundo.
Lo ideal sería el ideal del escritor, pintor, pensador, músico, filósofo… que se conociese su producto cultural, pero que su rostro fuese incógnito. Por tanto se desplazase por un lugar y por otro del mundo, de la calle o de la ciudad, sin nadie reconocerlo. Incluso, a veces, que lo tomasen como no muy listo.
Pero siguen indicándome, ya que haces fotografías, haz a ti mismo, aunque sea a un ojo, un trozo de pierna, el ombligo y algo más. Y, me digo a mi mismo, posiblemente, ya tenga algunas de ellas, si es que no se han destruido en los DVD. Pero me digo a mi mismo, bueno lo haré, iré sacando algunas fotos y las iré poniendo en el blog o en ese Museo Virtual Cuadernos de la Mancha, en algún trozo o sección o grupo. Pero después, me digo, para qué… para qué llenar de tanta información. Y, vuelve la voz interior y exterior. Porque todo el mundo lo hace, al menos, muestra la sombra de tu rostro o de tu cuerpo o algún trozo de tu cuerpo…
Umbral como su esposa es y era fotógrafa, todavía vive, esperemos nos deje por escritos, datos que completen la trayectoria personal y de su media naranja-pomelo-limón. Pues le hacía muchas fotos. Diríamos fotos artísticas y de marca. Umbral, que de pasada, siempre pienso, decía que era discípulo de Ruano, Larra y de otros cien, pero que siempre esconde su gran maestro que era Ortega. Y, por si alguien piensa que tengo maledicencia hacia Umbral, yo soy discípulo en el articulismo de Umbral y otros cien, pasando por Ortega y Unamuno, y otros cientos de nombres de otros saberes…
Vivimos en un mundo de la imagen. Dicen que trágica, los adolescentes, si no reciben suficientes visitas en sus redes sociales, pueden caer en tristeza. Si los grandes no reciben suficientes pedidos en sus blogs de empresas, también. Pero todos los que cultivan la cultura, están metidos también en el negocio de los visitantes y el número. Y, hoy, escribo a un periódico para ver si me desean publicar artículos, y, lo primero que harán es mirar las visitas de mis redes. No más de veinte en algunas, en una cien y algo… Cierto es que mis lugares no visitan a ningún otro. Por tanto, no se produce la intermediación. Solo utilizo las redes como si fuese una página de un libro, o un nuevo sistema de imprenta de Gutenberg. Es lógico que apenas tenga visitas…
¿Pero queda presente la pregunta primera…? ¿Debo incluir más fotografías de mi rostro o imagen en los diversos medios en los que expreso algo…? ¿Y, no como ahora, que sugiero pongan un dibujo imaginario de un rostro, y, no mi cara…, algunos hacen caso, la mayoría no…? ¿Completo algunos blogs o el MVCM con la sección de fotos, solo es cuestión de buscar unas cuantas que ya están realizadas…, algunas ya perdidas…?
Ir por la calle, sin que nadie te reconozca, pienso y opino, que es lo ideal. Porque es la manera, de continuar observando con más claridad. Nadie hace/hará teatro ante tu persona, nadie cambia las palabras… Nadie aparenta ser lo que no es, decir lo que no dice, cantar lo que no desea cantar… Nadie hace drama-tragedia-comedia, más grande o más pequeño…