Falleció ayer, en Ciudad Real, el profesor y amigo Joaquín González Cuenca.Había nacido en León en 1942, y de su ciudad natal pasó a Ciudad Real, a finales de los años 70, a la que luego sería Universidad de Castilla-La Mancha, en la que fue por muchos años catedrático de Literatura medieval.
También se había especializado en lírica cancioneril y en Romanceros del Prerrenacimiento; estudió y editó las Etimologías romanceadas de san Isidoro de Sevilla y confeccionó un trabajo lexicográfico sobre las mismas. Fue autor de muy escrupulosas ediciones del Cancionero de Baena y del Cancionero general de Hernando del Castillo. Por esta última obra recibió el Premio de la Real Academia Española de investigación filológica (en 2005).En la colección que publicó en su momento el Museo de Ciudad Real, a comienzos de los 80, había hecho una edición del Cancionero de la catedral de Segovia.
Sus últimos libros publicados fueron ‘El Quijote, crónica de una itinerancia’, en, 2004; ‘Sobre el sentido del Quijote. La polémica de Juan Valera y Nicolás Díaz de Benjumea’, en 2006, y ‘La seducción de Urganda. Vida y escritos de Nicolás Díaz de Benjumea (Sevilla, 1828 – Barcelona, 1884)’, en 2019.En Almud no habíamos publicado nada suyo, si bien habíamos hablado en alguna ocasión de algún proyecto; pero sí nos ayudó mucho con la corrección y supervisión de la novela «El buscador de perlas» de su amigo Rafael Romero Cárdenas, que apareció en 2018, poco antes de la muerte de su autor, que fue en diciembre de ese mismo año. Era una persona de ideas muy firmes y asentadas, muy polemista, nada cobarde a la hora de expresar sus opiniones, lo que le valió grandes amigos y grandes detractores. Que descanse en paz.