La propagación eléctrica del entusiasmo

Manuel Valero.- Hay tres clases de votos: el incondicional militante que suma a su causa su pequeña órbita de influencia, el pasional sin afiliación que casi sin argumentos detesta al candidato o la marca que lo arropa, el voto inducido por las encuestas y los medios de comunicación, y luego está el elector pragmático que vota en función de cierta objetividad en la gestión, sin complejos, tanto del trabajo de quien quiere revalidar el cargo como de las propuestas de quien aspira a él. Pues bien, la clave está en captar el último voto, quiero decir, el pragmático. Los tres primeros, el militante, el pasional que se desfoga sobre todo en las redes sociales, el inducido que suele coincidir con el voto militante, son los esperados a priori. El grueso, no. Porque en ese grueso están quienes, a pesar de estar influidos de alguna manera por los anteriores, se acercan a la urna con la cabeza y no con las tripas o el carné. En las municipales los electores tienen la experiencia de la gestión porque la han gozado o padecidoEn Puertollano, por ejemplo, el censo electoral puede andar por los 30.000 vecinos con derecho a voto, un número nada desdeñable hacia donde deben ir los mensajes, que son defensa de lo hecho o se está haciendo o propuestas de futuro. Esa franja de elector anónimo es el arcano de todas las elecciones.

La propagación eléctrica del entusiasmo es otra cuestión que ya hemos experimentado: la victorianacional de Felipe González, la victoria de José Bono en Castilla-La Mancha, la victoria de Ramón Fernández en Puertollano. Ese entusiasmo colectivo tiene varias causas: las ganas de cambio, la ruptura con lo anterior, las expectativas de futuro, la situación económica…Entonces estaba todo por hacer y de la Europa comunitaria donde ingresamos con orgullo democrático como receptores netos venían dineros a espuertas para levantar infraestructuras y sacar España del largo blanco y negro, retrasado y provinciano. Aquel aire se respiraba por todas las esquinas.

El candidato del PP a la Alcaldía de Puertollano, Miguel Ángel Ruiz EUROPA PRESS / EUSEBIO GARCÍA DEL CASTILLO (Foto de ARCHIVO) 20/3/2023

Pero a medida que la democracia se asienta y las elecciones se convierten en una feliz rutina, el entusiasmo eléctrico se debilita. Aparecen otros contextos y situaciones que van desviando el curso del rio electoral. 

Dentro de nada iremos a las urnas municipales. ¿Cuántas son ya? Uno ha perdido la cuenta, pero a poco que se repare se constata que las circunstancias de éstas de 2023 no son las de 1979 donde sí existía ese entusiasmo eléctrico que hizo ganar al PSOE con el apoyo del PCE merced al pacto nacional de la izquierda. En aquellos tiempos aún empañaba la nuca de los españoles el vaho autoritario del franquismo,  a pesar de los esfuerzos de Adolfo Suárez para contribuir a la homologación democrática de una España plagada de lentejuela superficial y demagógica.Por eso volverlo a traer a trasmano es un aburrido error.

Hay, sin embargo, un elemento inquietante en estas elecciones municipales: la nacionalización del voto municipal. No es Sánchez contra Feijóo, sino la gestión del candidato socialista Adolfo Muñiz frente a las propuestas del aspirante principal,  el popular Miguel Ángel Ruiz, de las que, por cierto, el elector pragmático carece de información, como tal vez carezca de información pormenorizada y detallada del trabajo de Muñiz.

Todo dependerá del porcentaje de ese voto pragmático mucho más numeroso que el incondicional, el apasionado, o el inducido si tenemos en cuanta el censo electoral de cada población, en este caso Puertollano.

La política y la historia es sinuosa y a veces, no pocas, injusta, y da mérito a quien no es merecedor y se los quita al meritorio. La democracia es el anonimato moral de un pueblo que elige gobierno. ¿Qué voto de cuantos he mencionado, y habrá más, seguro, decidirá la suerte de los candidatos? ¿Dónde ponemos el porcentaje de cada uno de ellos en esos 30.000 electores de Puertollano contando con la abstención técnica o activa? ¿Cuánto influirá el que el 28M se convierta en un plebiscito sobre Pedro Sánchez? ¿Y la división de la izquierda a la izquierda del PSOE? ¿Y la desaparición de ciudadanos? ¿Y el Iber a la mayor gloria de Casimiro Sánchez? ¿Y el silencioso Vox? Nadietiene la respuesta hasta que se cuenten las papeletas. Excepto el CIS, of course.

Una campaña limpia de propuestas claras y críticas razonables es lo que esperamos así comience. Y que son municipales, que elegimos el gobierno de la ciudad, no de España, que ya habrá lugar y tiempo para ello.

Que los electores de cualquier tipo repartan suerte.

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2 COMENTARIOS

  1. Un buen ejercicio electoral es, en lugar de ver lo que prometen para los próximos cuatro años, es leer las promesas que hicieron en las ultimas elecciones.

  2. Claro, y las propuestas concretas, exactas y claras de quienes aspiran a gobernar, sean quienes sean del partido que sean. Hasta ahora, la entrada en campaña del candidato del PP ha sido su visualizacion social en eventos y que yo sepa aún no ha puesto sobre la mesa propuesta alguna. Y estamos a 20 días. Convendría que el elector las supiera, no crees? No basta con segar los pies de manera compulsiva ayudado por rutilantes identidades falsas en las redes. Esperemos que la campaña sea limpia. Saludos.

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