Eduardo Muñoz Martínez.- Hace apenas unos días, el pasado 19, aparecía en la prensa, bajo el epígrafe, puesto en boca de los enanitos toreros «Se acabaron los enanos toreros en los espectáculos: «No somos payasos», que el Senado había aprobado ese miércoles el proyecto de ley que incluye la medida de veto de los espectáculos denigrantes para las personas con discapacidad.
«Quedan prohibidos los espectáculos o actividades recreativas en los que se use a personas con discapacidad, o esta circunstancia para suscitar la burla, la mofa, o la irrisión del público de modo contrario a la dignidad humana «. Esto dice el texto refundido de la Ley General de Derechos de las personas con discapacidad y su Inclusión Social, y que establece que las personas que la sufran participarán en los espectáculos taurinos, públicos, actividades recreativas…, sin discriminación ni exclusiones que lesionen su derecho a ser incluidas plenamente en la comunidad». Y aquí me parecen más que necesarias unas observaciones.
Primero: Estoy totalmente de acuerdo en que se prohíban los espectáculos que conlleven exhibicionismo sexual, no solamente pensando en quién padece acondroplasia, sino para todas las personas porque, efectivamente, eso sí hiere su dignidad como individuo humano.
Segundo: Creo que «han metido todo en el mismo saco», incluso a los enanitos toreros, – a los de todas las comparsas que durante décadas han participado en espectáculos taurinos por toda España y otros muchos países, sin haber hablado antes con ellos, sin haber escuchado sus protestas…, como dando la impresión de que los antitaurinos han tenido algo que ver y, en ese caso, han comenzado por la parte más frágil, por donde el colectivo es más pequeño, y consideran ustedes, – senadores y legisladores -, más fácil y menos transcendente. Y no se han querido dar cuenta de que es así como se pisotea la dignidad humana.
Tercero: No sé si ustedes lo habrán hecho alguna vez, espero que no, pero la gente de bien cuando hemos asistido a un espectáculo cómico – taurino – musical, como sus propios protagonistas han dejado claro en varios medios de comunicación, ni nos mofamos, ni nos burlamos, ni los vejamos, ni nos reímos de ellos. Nos divertimos, nos reímos, sí, pero CON ELLOS, QUE NO DE ELLOS, y eso aún no lo han aprendido ustedes, quienes patalean la dignidad, quienes manipulan las leyes a su antojo, quienes actúan, en muchas ocasiones, «de espaldas a la Constitución». A ustedes sí se les abuchea, si se les tiene fobia, ya lo creo, y además con toda la razón.
Supongo que estos «personajillos», que hacen de todo menos política, !como Dios quiere y manda!, tal que otras muchas personas, saben lo que dice el artículo 35 de la Constitución Española, pero se lo recordaré con gusto, porque con estos calores se ponen las cabezas… «Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo».
Señor Sánchez, señores senadores, legisladores, encargados de aprobarlas o denegar las…, y todos los que andan «metidos en el ajo»; eso es lo que pide el colectivo de los enanitos toreros: trabajo, libertad…, y eso es lo que ustedes no les dan. Y surgen las preguntas: Quién le quita la dignidad a quien?, Quién se burla de ellos?, Quién no los tiene en cuenta, a la hora de tratar sobre su futuro?
Por último, aunque no sé si le llegará, quiero dar la enhorabuena al alcalde extremeño de Zahinos, en la provincia de Badajoz por la autorización, el acogimiento, de un espectáculo, – a pesar de todo -, de la cuadrilla cómica «Diversiones en el Ruedo y sus enanitos toreros».