Von der Leyen y Borrell: De la corrupción a la incompetencia

El 28 de Octubre de 2022 escribí en este digital: “China existe. Reclama un lugar en el mundo que implique no estar sometida al predominio del dólar ¿Tan difícil es de entender?”

“China tiene derecho a ser como quiera, mientras no pretenda imponer su modelo a los demás” (Ver artículo, “¿Qué nos ha hecho China?”)

En ese entonces, se consideraba al gran país asiático poco menos que enemigo del género humano.

Un mes después, afirmé: “El modelo geopolítico anglosajón tiene un serio problema: ser incompatible con la realidad”

Hago hincapié, una y otra vez, en que Occidente no existe, salvo como referencia geográfica. La llamada civilización occidental es una impostura, sencillamente porque el mundo hispano y el anglosajón manifestaron en la historia dos cosmovisiones muy distintas de cómo relacionarse con el otro, el diferente.

Por arte de magia, los dirigentes de la UE -nada sospechosos, por cierto, de ser santos; no como Pablo de Tarso- se cayeron del caballo y descubrieron,

¡aleluya!, que China es un “gran poder” -Borrell dixit-.

D. Josep es el titular de un cargo superfluo, sin competencias efectivas sobre los Estados miembros de la UE; tan sobrado de retórica y viajes inútiles como carente de efectividad operativa; pero..¡hay que ver los aires que se da…!

En su comparecencia ante el Parlamento Europeo, este ministro de la nada, apodado Alto Representante, hizo un discurso bastante sensato, además en español; queriéndolo o no, reconoció la primacía de la racionalidad de Cervantes frente a la querencia de Shakespeare por los seres de ultratumba. Sin duda, es el español la lengua de la razón. Está bien reservar a nuestro idioma para estas ocasiones; el inglés encaja perfectamente con los desvaríos alucinógenos tan comunes en los actos de la UE.

Borrell reconoció que China existe, que es una superpotencia, que hay que contar con ella, que es un Sancho Panza de carne y hueso y no el fantasma del padre de Hamlet. Quizá los desplazamientos a Pekín de Sánchez, Macron, Von der Leyen, y antes de Sholz, hayan servido para aprender algo de geografía e historia, amén de soportar con resignación los tirones de orejas a lo chino de Xi Jinping; es decir, sin aspavientos.

Borrell reconoció que China y la India van camino de suponer el 50% del PIB mundial; – “como antes de la Revolución Industrial” -agregó.

D. Josep mintió. No fue dicha Revolución, en sí, la que en una competición limpia desbancara a los dos países más poblados del mundo, sino “el siglo de la humillación” sufrido por China y la devastación infligida a la India, primero por la Compañía Británica de las Indias Orientales, después, por el periodo conocido como el Raj; donde se diezmó y trató a la población como seres infrahumanos, además de destruir toda la industria textil y siderúrgica; por supuesto, después de aprender cómo fabricar los paños y el acero hindú; ambos de mejor calidad que el inglés.

El Alto Representante de la nada, a pesar de utilizar la lengua de la razón, no pudo evitar ir al encuentro del fantasma de Hamlet. Se animó a poner condiciones a China. Se ve que no ha mirado bien al mapa; me refiero al de los chinos; en éste, su país es el centro y Europa el extremo occidente. En el mundo en ciernes, Europa será la periferia, le guste o no al Sr. Borrell.

La Presidenta de la Comisión Europea lo es a pesar de la sombra de corrupción que la acecha: Primero, siendo Ministra de Defensa de Alemania; segundo, cuando Doña Úrsula tuvo que renunciar a su doctorado en medicina al descubrirse el plagio en la mitad de la tesis, a pesar de que las autoridades académicas de estos seres de luz (recordemos que para el mundo los alemanes son ángeles laboriosos, impolutos, absolutamente ajenos a cualquier atisbo de corrupción) tuvieran el cuajo de dictaminar que la tesis doctoral de la dama tenía validez científica, ¡¡a pesar del plagio!! Esta maravillosa mujer -imposible ser otra cosa cuando se nace en Alemania; recordemos el afán por germanizar a España de Ortega y otras lumbreras del 98- soporta sin inmutarse otra sombra de corrupción: la vinculación de su amado esposo con la industria farmacéutica germana -otros seres de luz incorruptibles, claro; ¿acaso no son alemanes? – y su afán por convertir en un colador a los habitantes de la UE inoculándolos todas las veces necesarias para hacer rebosar la cuenta de pérdidas y ganancias de sus industriosos compatriotas. 

Una cosa es ser ingeniero aeronáutico, licenciado y doctorado en ciencias económicas, posgrado en economía de la energía y máster en matemáticas aplicadas y otra, muy distinta, un dirigente de talla. Un currículo académico brillante no es preludio de nada, salvo de conocer determinados aspectos técnicos con solvencia. Borrell es un claro ejemplo. Solvencia técnica y competencia política no tienen por qué ir de la mano.

Van der Leyen no debería ocupar el cargo que ostenta. Su nombramiento muestra cómo la falta de idoneidad no importó para ascenderla en la escalera de poder de esta UE corrompida hasta el tuétano. Entretanto, quienes soportamos con nuestro trabajo este derroche, lo hacemos para que la incompetencia y la corrupción destruya a nuestras sociedades políticas, por tanto, a cada uno de nosotros ¿De verdad Macron tiene una talla de hombre de Estado digna de tal nombre? ¿Y Olaf Sholz, sospechoso de estar involucrado en el escándalo de unas devoluciones fiscales fraudulentes de 30.000 M de €, cuando era alcalde de Hamburgo? ¿Somos conscientes de la clase de sujetos que dirigen nuestros destinos? ¿De verdad podemos creer que actúan movidos por el bien común?

Dejémonos de pamplinas y de creernos que las cosas son como nos gustaría que fueran. Las cosas son como son. A los españoles nos llevan décadas intoxicando con la ideología idealista, hasta el punto de abandonar el realismo típico de nuestra tradición filosófica, política y literaria. Nos empeñamos en ver lo que no es. La UE es un barco sin rumbo. Y, nos guste o no, China y Rusia tienen un plan estratégico de país y de bloque geopolítico, y no van a dejar de tenerlo porque nuestros corrompidos medios de comunicación lo desmientan o nuestra clase política los insulte sin argumentar.

A pesar de la dificultad, hay que buscar la forma de abandonar este barco. El principal obstáculo volverá a estar en nuestras élites. España y el mundo hispano en su conjunto deben soltar amarras de la entente anglosajona que maneja nuestras vidas.

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2 COMENTARIOS

  1. Excelente artículo Sr. Lastra. En él destaco tres conceptos muy interesantes, y agradezco las referencias históricas que hace, que desgraciadamente olvidamos.
    1.- La definición tan acertada que hace del Sr. Borrell; “D. Josep es el titular de un cargo superfluo, sin competencias efectivas sobre los Estados miembros de la UE; tan sobrado de retórica y viajes inútiles como carente de efectividad operativa; pero..¡hay que ver los aires que se da…!”
    2.- La corrupción que tenemos en la UE. No sé cómo calificar este hecho, pero es cuando menos una vergüenza. Todos estamos pagando la fiesta de esta panda de sinvergüenzas.
    3.- En este punto destaco lo que debería hacer nuestro país: “España y el mundo hispano en su conjunto deben soltar amarras de la entente anglosajona que maneja nuestras vidas.”

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