Julián Plaza Sánchez. Etnólogo.- Durante la Semana Santa rememoramos la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Su celebración tiene una base religiosa y una clara dimensión social. El etnólogo Caro Baroja, entiende la religiosidad no como cosa de modernidad ni de antigüedad sino “como la práctica y esmero en cumplir las obligaciones religiosas y como la facultad de practicar la religión dentro de las limitaciones individuales y sociales que le son impuestas a todos los hombres al nacer”.
Todas las cofradías en la actualidad siguen perfilándose como impulsores de divulgar el evangelio, precisamente a través de las procesiones de Semana Santa. La Hermandad del Silencio participa desde hace ochenta años en la Semana Santa de Ciudad Real. Esta se funda desde la base religiosa, que se sustenta en las palabras de su fundador Elías Gómez Picazo “su creación obedece a la necesidad de devolver a la Semana Santa y sus desfiles procesionales el espíritu cristiano que les es propio, en perfecta adecuación con su simbolismo”. Representar por las calles lo que Cristo padeció y sufrió hasta morir, es una prolongación de la liturgia. Durante unas horas la voz del predicador retumba en la noche silenciosa, los hermanos escuchan y el tambor calla.
Además de la base religiosa, la Hermandad del Silencio tiene una clara dimensión social. Tenemos que hablar de tradición porque esta ha conseguido permanecer a lo largo del tiempo sin contaminar. Estamos refiriéndonos a que mantiene la esencia misma que dio origen a la Hermandad. Como es lógico y no puede ser de otra forma, todo lo externo se ha ido transformando para adecuarse a los nuevos tiempos. Pero el espíritu que hizo poner en marcha la Hermandad se ha mantenido intacto.
La cabeza visible en la creación de la Hermandad fue Elías Gómez Picazo, hombre de gran espiritualidad que con un grupo de jóvenes, supo impregnar en los Estatutos como vivir ascéticamente y día a día la Pasión y muerte de Cristo. Para situarnos tenemos que pensar que eran tiempos de postguerra, concretamente en el año 1942. La Hermandad se forjó por encima de las ideologías de ese grupo de hombres que intervinieron en la organización. Esto la diferenciaba de aquellas otras que para formar parte de las mismas tenían que poseer una condición determinada, pertenecer a un barrio concreto o tener una misma relación laboral que el resto de sus componentes.
Desde su creación esta Hermandad acoge a todas las personas que deseen ingresar en la misma, poniendo por encima de la ideología o el estrato social, la expresión de los sentimientos religiosos. Desde su fundación distintas generaciones se han venido sucediendo dentro de la Hermandad. Todas ellas han conseguido mantener lo que sus fundadores procuraron establecer como motor de arranque para su caminar. Me estoy refiriendo al estilo de vida que los hermanos deben llevar. En definitiva sus fundadores querían sustituir todo el odio, revanchismo y venganza que durante unos años había prevalecido en España, por el amor al prójimo. Todo ello lo quisieron plasmar al unirse en una misma práctica religiosa, por la idea de socorrer a los más necesitados y meditar en silencio la Pasión de Cristo. Como es natural los tiempos cambian, y la Hermandad no ha tenido más remedio que ir adaptándose a los nuevos tiempos. Actualmente la práctica religiosa está más desvirtuada, aunque muchos católicos que no son practicantes si que participan de forma activa durante la celebración de la Semana Santa.
Paso a paso, día a día y año a año llega la Hermandad del Silencio a cumplir los 80 años de vida. Celebrar este aniversario es todo un acontecimiento, porque tiene un profundo significado: aquel grupo de jóvenes al fundar la Hermandad marcaron un camino a seguir por todos los hermanos que forman parte de la misma. Todos se mueven por el amor que irradian al prójimo. No podemos olvidar que Cristo murió por el amor que tenía a la humanidad, después de pasar un dolor insoportable que como humano sintió y padeció.
La Hermandad del Silencio ha sido la única de la capital capaz de convocar a más de mil nazarenos para que, con el hábito franciscano, de luto riguroso y silencio profundo procesionasen por sus calles en Vía Crucis pasional. La puesta en escena es tan particular, que adquiere una personalidad distinta en relación a otras procesiones de la capital. A las tres en punto de la madrugada del Jueves Santo, la campana de la Torre del Concejo llora la muerte de Cristo y el sonido del cornetín señala que la procesión va a iniciarse. En un total y absoluto silencio, los penitentes comienzan a interpretar la marcha más fúnebre de cuantas se han escrito. Los portadores empiezan a andar. Los capataces por signos dirigen la marcha y todos se esfuerzan para salir con dignidad. Sorteando el portón, todos por igual, ahora toca avanzar. Finalizada la rampa de acceso a la iglesia, tenemos que maniobrar ¡Esa derecha adelante, esa izquierda a tras! Sin prisa, la calle abarrotada de gene está. Un esfuerzo más, la cuesta está a punto de acabar. El Cristo de la Buena Muerte y la Virgen del Mayor Dolor están haciendo su recorrido procesional.
No hay que olvidar que el espíritu de la Hermandad se ha mantenido gracias a los hombres y mujeres que han trabajado para que siga vivo. Aunque todos tienen el mismo valor, habría que dedicar unas líneas a Rafael Ruiz Ruiz, Hermano Mayor desde 1974 hasta 2015, y a su mujer, Consuelo García Balaguer, por su dedicación durante tanto tiempo en mantener vivo ese espíritu del que hablamos. De Chelo, Luis Castillo en la elaboración del pregón sobre el 75 aniversario de la Hermandad, la describía “como guía principal de ésta Hermandad con su buen hacer, con ese cariño que le ha caracterizado siempre y esa pieza tan importante que cada Hermandad tiene que tener para que la misma gire en torno a los valores más preciados como son la familia, el cariño a su Virgen del Mayor Dolor y a su Hijo, el respeto, el trato humano que todos los cofrades del silencio hemos recibido de ella”. Rafael Ruiz vivió la Hermandad desde los ocho años que consiguió que su padre le hiciese hermano. Durante el tiempo que estuvo al frente de la misma, su mayor preocupación fue el mantener vivo los fines de los fundadores: procesionar en silencio haciendo oración y penitencia, fomentar la amistad y compañerismo entre los hermanos, ayudar a los necesitados con actos de caridad. Cuando dejó el cargo, salió elegida para desempeñarlo su hija Pilar Ruiz. Esta desde un primer momento trabajó para adaptarse a los nuevos tiempos. Implicó a los jóvenes y aprovechó la sabiduría de los mayores. Su deseo era vivir como hermandad durante todo el año, no reducir esa experiencia a unos pocos días durante la celebración de la Semana Santa. Pero la muerte no dejó que finalizara su primer mandato al frente de la misma.
La Hermandad seguirá su camino sin perder su sentido primitivo, sin alterarse por la violenta transformación social a la que asistimos. Se fundó por amor al prójimo que coincide con el deseo de Cristo al amar tanto a la humanidad que dio su vida para redimirla. Las escenas de la Pasión del Señor se renuevan incesantemente a lo largo de la historia. A los júbilos y proclamaciones del domingo de Ramos suceden las negaciones, las infidelidades, las cobardías y ensañamientos para eliminar a Dios de la vida. La celebración de la Semana Santa es una sucesión de misterios: del misterio de Cristo y del misterio del hombre. Cristo tomó la mortalidad del hombre para incorporarle a la gloria de la Resurrección.
Ciudad Real a 30 de marzo de 2023
Julián Plaza Sánchez.
Etnólogo.
Si dios dio su vida por la humanidad para redimirla, se deduce que ese dios la ha creado imperfecta y que no le ha salido como queria……….recononoce su, digamos chapuza, y se comporta como un servicio tecnico de » reparacion» Creo que su afirmacion es incoherente y desprecia la inteligencia del que lee este parrafo de su comentario. Dios es un invento del hombre y sus » delegados » viven muy bien de el
Si el Dios judeocristiano no hubiera marcado nuestra civilización tú ahora, como ateo probablemente o habrías sido decapitado (islam) o vacunado por Dr.Mengele o su homólogo comunista también ateo.
Cada uno/a es libre de creerse los cuentos que quiera.
No tiene sentido decir que si no hubiera marcado nuestra civilización hubiera sido decapitado. Precisamente la religión católica ha marcado la civilización actual a base exterminar el resto de religiones y de capital, o más bien quemar en la hoguera a los herejes. Estoy seguro de que hay un dios o lo que solemos conocer por dios, pero no es precisamente ese al que se adora encarnado en forma de actor de Hollywood.
Teniendo en cuenta que TODAS las «hermandades» de Semana Santa de Ciudad Real, pero especialmente la del «Silencio», están compuestas por chuletas adinerados o trepas aspirantes a chuletas adinerados o masones sedientos de dinero y poder que utilizan las «Hermandades» como networking para hacer negocios y conocer gente influyente (y conozco personalmente a dos ex-miembros que son así y utilizaron la «Hermandad» para eso), y todo eso sin contar cuando las «Hermandades» se liaron a tortas en el Barrio de Los Angeles un 2 de agosto, NINGUNA «Hermandad» de Semana Santa me va a decir ni a mi ni a nadie cómo ser Católico. Los verdaderos Católicos huimos de la Semana Santa y de sus «Hermandades» como de la peste.