-¿Qué es una mujer? -Preguntó una joven a Irene Montero en un acto celebrado el día de ayer, 8 de Marzo.
-Las mujeres………-Irene no supo que responder y comenzó una serie de frases conocidas, repetidas, triplicadas, cuadruplicadas, multiplicadas en sus soflamas llenas de humo, evacuadas a la velocidad del rayo, seguramente para causar sensación y dar la apariencia de conocimiento y seguridad.
¿No se han dado cuenta a la velocidad que hablan algunos políticos? Es una técnica. A más vacuidad del discurso, mayor velocidad en la exposición. Se necesita práctica. Hay que tener una laringe o unas cuerdas vocales de gimnasio para romper la barrera del sonido en las cavidades supraglóticas. Los principales beneficiados: los foniatras, sin duda ¿Y damnificados? Los que mantenemos a esta casta de impostores comiendo de la sopa boba, con el esfuerzo y sacrificio de algún trabajo remunerado, aunque sea poco.
La Sra. Montero habló y habló, pero no definió; y es que esto de definir se está poniendo cada día más difícil. Lo guay es parlotear simulando una sintaxis correcta y una filología con sentido, mientras la claque aplaude.
¿Nos damos cuenta de la gravedad? La señora ministra no supo definir lo que es una mujer ¡No supo definirse a sí misma! Los destructores de la identidad biológica tratan de convencernos de que la palabra mujer es polisémica; y la de hombre, y la de niño, y la de niña, y la de cónyuge, desde que se aceptó, en algunos lugares, el matrimonio con animales y cosas. Si las palabras ya no sirven para describir la realidad, por tanto, para interpretarla, tendremos que comunicarnos a base de fotos. Y si el adecuado orden sintáctico ha influido en el pasado en la configuración de nuestra mente, su demolición supondrá que las nuevas generaciones tengan una mente confusa, poco aptas para pensamientos complejos. Es falso que las lenguas sean sólo un instrumento de comunicación. Eso nos cuentan para que despreciemos el oro que tiene aquel capaz de expresarse bien, con propiedad. Hoy, hablar adecuadamente empieza a considerarse un asunto de excéntricos, incluso, reaccionario.
La primera dama de EE.UU., Jill Biden, entregó un premio internacional a 11 mujeres valientes de todo el mundo, entre las cuales estaba una mujer trans, la argentina Alba Rueda, funcionaria del gobierno de su país. Nada que objetar a que una persona trans reciba un galardón, pero no en calidad de mujer. Esta confusión conduce a que la mujer biológica esté en inferioridad en diferentes aspectos de la vida: oposiciones a la policía, bomberos o competiciones deportivas, por ejemplo.
Por cierto, Sra. Biden, sea Ud. valiente, merecedora del premio el año que viene y recupere sus apellidos; los dos, el de su padre y el de su madre. No hay mayor sometimiento patriarcal que aceptar sumisamente, como en su cultura, que los hijos sólo lleven el apellido del padre y que, además, a las mujeres se lo arrebaten al casarse. Uds., los wasp, los que consideran inferiores a los hispanos con ese supremacismo tan suyo, aprendan de ellos y reivindiquen la huella de su linaje. Recupere sus apellidos, Sra. Biden. Estoy ansioso por verla con una pancarta y un megáfono dando vueltas a la Casa Blanca.
Otro trans, apodado Jeny, escribió el siguiente tuit:
“Este 8 de Marzo quiero pedir a todas las biológicas que o bien se queden en sus casas o bien se pongan en las últimas filas de la manifestación para poder dar más visibilidad a las VERDADERAS MUJERES TRANS, que estamos mucho más oprimidas. Esta lucha ahora es nuestra. RESPETAD”.
Al tuit lo acompañaba un cartel con el texto:
Mujer biológica, este 8 de Marzo quédate en casa.
Esto no va de fobia alguna a los trans; mi absoluto respeto a quienes lo sean. Pero tampoco es una simple cuestión de derechos. Quieren destruir a la mujer, a la madre, a la hembra con capacidad de parir, de perpetuar a la especie. A la mujer que al dar a luz aprendió durante 9 meses el significado de convivir, de compartir, de vivir con y para otro. Quieren exterminar a la madre, a su potencia simbólica. Esto no va de derechos. Primero, buscaron afeminar al varón y alimentar la lucha de sexos; después, eliminaron los sexos; ahora toca destruir a la mujer. Muchas se niegan a entender lo que pasa. Otras muchas ya se han percatado. Al hombre le ha tocado ir y morir en la guerra. El feminismo llegó a olvidarse de este sacrificio “patriarcal”, embebido, como llegó a estar, de cierta animadversión hacia su compañero de especie. No permitamos que nos dividan, que nos separen.
Ellas son nuestras mujeres y nosotros sus hombres, no en sentido posesivo, sino en el de comunidad de seres humanos que sobrevivimos en la Tierra gracias al amor y a la ayuda mutua. Recuperemos aquellos valores que la modernidad nos arrebató. Y que sean otros los que disfruten de los 8-M sucesivos.
Entre los “señores” Bill Gates, George Soros, etc.. empeñados en imponer la denominada agenda 20/30, junto con la ignorancia que presentan nuestros dirigentes políticos, en absoluto interesados en cultivarse un poco en humanidades, historia, etc.., nos ha tocado vivir unos tiempos en los que los hombres estamos abocados a la “extinción”. La forma aún no la sabemos, pero, con esta gente esperemos lo peor.
Cada vez que oigo hablar a Irene Montero, siento vergüenza al comprobar su sectarismo, ignorancia y la manera en la que se expresa. Sus “chicas” están a la misma altura que ella. Es patético.
Sólo cabe una “REVOLUCIÓN CULTURAL” PARA SALVARSE.
Muchas gracias por su comentario
Es absurdo. Todos los atributos que definen a una mujer son negados. ¿Cómo definir a una mujer negando todos los atributos que la definen? Han convertido ser mujer en la amputación de órganos y el suministro de hormonas de por vida. Tener una condición sexual (la que cada uno le dé la gana) se ha acabado. Ahora perteneces a un grupo («colectivo», dicen los cursis totalitarios), rigurosamente definido, como se pertenece a una ganadería. Eso no es libertad, del mismo modo que no es igualdad. Si se crean grupos diferentes dentro de un grupo mayor que abarca toda la sociedad, se crean diferencias que derivan en privilegios por mor de garantizar los derechos de esos grupos.
Esos autoinvestidos únicos defensores de la mujer que moran junto al Tito Berni…
En fin. Un placer leerle, don Marcelino. Se le echaba de menos.
Muchas gracias por su comentario y fidelidad
Menudo ridículo hizo la sujeta.
Lo primero que hizo fue intentar definir a la mujer incluyendo la palabra mujer en la respuesta que dió a modo de definición.
En EGB nos enseñaron que lo definido no puede entrar en la definición.
Con esto, queda claro que Irene Montero es una absoluta ignorante y una inculta.
Has empezado bien el rollo, criticando a la menestra que evidentemente es muy criticable, pero al poco te has torcido demostrando que eres un cromañón sin evolucionar. Me quedo ojiplático leyendo barbaridades como la siguiente que has escrito: «Nada que objetar a que una persona trans reciba un galardón, pero no en calidad de mujer.» (si te parece lo recibe en calidad de árbol) y acto seguido sueltas en otro párrafo: «Esto no va de fobia alguna a los trans; mi absoluto respeto a quienes lo sean». Qué respeto ni qué repesto si les niegas la mayor a las mujeres trans, que es el hecho de considerarse mujer, que para eso han luchado toda la vida!!! Evidentemente no he seguido leyendo, no estoy para perder el tiempo con estupideces y ranciedades a estas alturas de la vida. Busque en el diccionario la palabra «empatía» que parece que la desconoce.
Qué mejor que un hombre para definir lo que es una mujer, ¿no Marcelino? Defina usted una mujer, a lo mejor así lo entendemos.
No soy muy seguidor del panorama político, pero ciertamente lo que hizo esta mujer es valiente. Pocos políticos se atreverían a invitar a subir a dialogar a quien le está criticando. Sin tener nada preparado no se atreve prácticamente nadie, es estos tiempos en los que todo está perfectamente guionizado. Pero nos quedamos en que no supo dar la definición que le hubiera gustado… si no le iba a gustar dijera lo que dijera!!
Por cierto, eso responder solo a los que le apoyan es sus ¿argumentos? es feo. Pero no se puede pedir peras al olmo supongo.