Los WhatsApps

Ana María Carmona Duque. Concejala del Ayuntamiento de Puertollano.- Tengo varios grupos de guasa con amigas. Uno  se llama “las bellas féminas”, son de las amigas con las que trabajaba; este nombre tan dulce lo eligió M., le pega, ella es tierna, optimista y amable. Hace poco este grupo lo hemos sustituido por otro, “El circulo”, lo hicimos así para que entrara la benjamina del grupo, N., es la que siempre dice lo siento, no he contestado, pero os leo.

Este nombre no está elegido al azar, noooo, somos todas fans del libro “El millonésimo circulo” de Shinoda Bolen. Nos cuenta la autora que los círculos de mujeres pueden acelerar el cambio de la humanidad, y eso hacemos… bueno… lo intentamos: Cambiar el mundo.

Estamos convencidas que estamos transformando el mundo y eso es increíble, estamos seguras que nos han escatimado la mitad del cielo, la mitad de la tierra, la mitad del poder, y lo estamos arreglando, por supuesto a nuestra manera. Nuestro circulo es mágico como nuestra amistad, con sus torpes idas y venidas, compartimos nuestros éxitos, también nuestros fracasos, nos apoyamos, nos alentamos y sobre todo nos cuidamos.

 A veces durante meses solo tenemos contacto virtual, no nos da la vida, pero es tan bonito saber que alguien te lee, que hay alguien al otro lado, que te quieren, que te han aceptado. Amigas fieles a tus vicios porque saben que es lo más sólido que tienes, que cuando te ven fuerte te adoran porque saben que estás empoderada, que no es por soberbia, ellas no te  quieren sumisa, te quieren fuerte.

MJ es la que más noticias comparte, cuando estamos tiempo sin decir nada, nos llama: Chicas¡¡. Ella es fuerte, valiente y generosa, nosotras se lo recordamos siempre. Somos a nuestra manera un circulo de mujeres poderosas y sabias, aunque a veces nos perdemos en el sendero. Cada una tiene una vida distinta, CH. es la rokera del grupo, la prudente, es guapísima, esto que a las demás nos pirra a ella no le importa: “es genética, dice, qué merito tiene“.  La benjamina, como os decía, es N., es la mujer liberada que ahora vive sola, la vida le ha dado algunos tumbos, pero se mantiene sana.

 Somos 5 mujeres que celebran la vida, somos tan iguales y tan diferentes; algunas somos lectoras, otras cinéfilas, otras viajeras… locas y excéntricas todas, pero tan cuerdas. Tenemos algo en común: la sororidad. Nos defendemos, nos apoyamos, nos mimamos, pero sobre todo nos respetamos. Para nosotras eso es celebrar el 8 de marzo, confiar en las otras.

Os confieso que tengo admiración por cada una de ellas, me gustan sus humos, sus rarezas, sus infiernos, sus sueños… somos hermanas de leche, de ese liquido derramado por millones de mujeres que fueron invisibles en la historia.  

 Lo último que hemos compartido en mi grupo ha sido: “Fue en España donde mi generación aprendió que uno puede tener razón y ser derrotado, que la fuerza puede destruir el alma, y que a veces el coraje no obtiene recompensas”, Albert Campus.

¿Quién lo compartió? No lo recuerdo. Pero adquiere  mucho significado en la suma de estos 8 de marzos. Seguimos.

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