Jesús Millán Muñoz.- ¡¿Cuántos artistas plásticos habrán pasado en estas décadas por las Ferias de Arte esperando como los antiguos maletillas tener una oportunidad y nunca haberla tenido…!?
Nadie niega, que las infraestructuras públicas y privadas, de y sobre el mundo de la cultura, en estas últimas décadas, en estos últimos cinco décadas han aumentado, exponencial o geométricamente. Quién ha visto lo anterior, y, percibe lo actual, no puede negarlo. A y en todos los sectores de la sociedad y en todos los estratos de las artes y géneros y en todas las especialidades artísticas, y, en todos los oficios en relación a este mundo –no solo hay autores, sino críticos, marchantes, galeristas, directores de museos, directores de revistas, coleccionistas, curatores, restauradores, profesores de universidad, y, más…-.
Pero la realidad, es que el noventa por ciento, si no es el noventa y cinco por ciento de personas que se dedican a las artes, pongamos el caso, de las artes plásticas, no se comen una rosca, o, a lo sumo, pequeñas rosquitas que le permiten seguir teniendo esperanza, esperando que le llegue el día y amanecer, pero nunca llegará/n. Realmente, hay personas que se han dedicado al estudio, a la producción, al análisis, a la exhibición, a la mostración de su arte, durante diez o treinta o cincuenta años. Y, todo han sido fracasos. Conozco una, que solo ha cobrado una pintura en papel, y, habrá realizado docenas de miles, de dibujos, pinturas, y, semejanzas.
Es fácil, indicar que la inmensa mayoría de autores plásticos, aplicable también a otras artes –músicos, actores, literatos, escritores, poetas, novelistas, gastrónomos, perfumistas, danzantes, bailaores, etc.-, es fácil decir y pensar y sentir, que la inmensa mayoría, si quieren el noventa por ciento, no tienen sus productos suficiente talento o genialidad o esencialidad o innovación o calidad o los vectores que ustedes quieran…
Pero, en un mundo que tanto se valora la cultura popular, que tanto se valora el reciclaje, que tanto se valora la producción de la identidad personal, y otros conceptos semejantes. Se puede creer o no creer, pero la inmensa mayoría de la producción cultural, en el terreno de las artes plásticas, hasta ahora se pierden, se destruyen, se deterioran, se olvidan.
Puede suceder que se tarde en algunas obras, al mes siguiente de haber sido fabricadas, o puede ser a los diez o cincuenta años… pero la inmensa mayoría, quizás, cientos de miles, quizás millones de dibujos o, y, pinturas, o grabados, o, libros de artista, o esculturas… de miles, cientos de miles de autores plásticos, se van perdiendo… si alguien equis, en cincuenta años de producción, ha creado diez mil dibujos y cinco mil lienzos… si no ha sido aceptado por el sistema de mercado… a cincuenta años de su fallecimiento, posiblemente, si quedan todavía en la existencia, quinientos dibujos y quinientas pinturas en lienzos –quizás, quizás haya tenido suerte…-.
(Otra cosa son los artistas que han entrado en el mercado primario de grandes galerías internacionales o nacionales, en el mercado secundario de subastas, en grandes coleccionistas, en grandes museos… En este caso es otra canción y otra realidad…).
Miles, decenas de miles de autores plásticos, que pueden ser de quinta o décima fila, pero incluso los jugadores y las ligas de tercera, tienen un lugar en la cultura del deporte en este país. Puede ser que los autores, miles y docenas de miles y cientos de miles de cada generación, en cada continente o en el mundo, tengan el destino del olvido y de la desaparición de sus obras.
Pero si los artistas, con que el uno por ciento, escribieran/escribiesen un diario, leal y sincero, hubiesen ido escribiendo sus viajes y sus vericuetos y sus entrevistas y sus envíos y sus exposiciones y sus sufrimientos en relación al mundo del arte. Quizás, hoy, tendríamos otro mapa de la realidad artística… de todos y de todas, miles que han intentado ocupar un pequeño o mediano o gran lugar en el mundo de la cultura, -y, solo, quizás, porque no tengan suficiente calidad, quizás, porque nadie lo ha escogido nunca, quizás por vivir en provincias, quizás por no tener mentores, quizás…-, su destino y de sus obras, es el deterioro, la destrucción, la pérdida, el olvido de todas esas producciones culturales, que al menos, aunque sean modestas, tendrían un lugar a nivel local o provincial o regional.
Porque ahora, que se conserva una pequeña ermita, medio derruida de diez metros cuadrados, porque tiene dos siglos. Ahora, al mismo tiempo se deja que se destruyan decenas de miles de obras cada año. Ni siquiera se crean Centros Documentales Virtuales, que se pudiesen conservar fotografías de ellas. Sería una base documental para estudios y análisis de y en el futuro…
¿Acaso para el ayuntamiento equis, el pueblo equis, de diez mil habitantes, no sería mejor, que en la Web del ayuntamiento o de algún museo local que dispongan, abran una pestaña, con todos los artistas plásticos o, y, literarios o, y, musicales del pueblo, que hayan nacido en el pueblo, que hayan habitado el pueblo diez años, sin selecciones previas…? ¿Una ficha con el nombre, una pequeña biografía y curriculum, algunas fotografías de sus obras o algunos textos escritos, y enlaces a sus páginas o redes personales…?
¿Es acaso una sugerencia que costaría miles de millones de euros, y, unas infraestructuras de miles de metros cuadrados para ponerlas en funcionamiento, más cientos de miles de trabajadores para materializarlas en la práctica…?
¿No sería un reflejo de la identidad del pueblo, ahora, que tanto se habla de identidad colectiva e individual, de dignidad personal y colectiva de grupos y de personas, ahora que tanto se habla de cultura y de formación y de información y de educación y enseñanza, de valores y de buenos valores…? ¿Qué se perdería, pues nada…? ¿Qué se podría ganar, pues que el pueblo tuviese una actividad más, a consultar, educación, autoidentidad del pueblo, para turismo y el turismo trae trabajo y el trabajo que tanto lo necesitamos –eso de la España vaciada…-?
¡Pero quién será capaz a tanta inercia de siglos, indicar al muerto del arte, levántate y anda…!