Reforma constitucional 1987/2019

La izquierda radical y  a veces  la no tan radical pregonan al viento que la Constitución Española  no la han  votado y que por lo tanto no se sienten bien dentro del campo legal y de estabilidad que  ha supuesto durante más de cuarenta años de progreso y de bienestar para todos los españoles. No tengo dudas, que el hecho más importante de una democracia es el establecimiento de unas normas de juego en las que podamos participar todos y es eso sencillamente lo que representa la carta magna, un abrazo entre todos los españoles que apostamos por poder vivir en paz, libertad y solidaridad entre todas las regiones de este bello país en el que vivimos. Debo indicar que aquel abrazo de perdón fue sincero y lleno de emotividad entre  dos pensamientos muy diferentes,  pero que supieron dejar a un lado las diferencias y apostar por lo principal, que no era otra cosa, que una nueva España llena de posibilidades y de futuro.

         Reformar la Constitución no es cosa baladí y presupone un amplio consenso que en estos momentos  de inseguridad regional, de cierta convulsión social, con rencillas y malos entendimientos entre los unos y los otros no parece que el clima social sea el más apropiado. Los padres  de la Constitución a la hora de establecer los mecanismos para que ésta se pudiera reformar ya pensaron que la reforma debería hacerse cuando la paz social y la  vida  de todos los españoles estuviera en calma. A nadie se le escapa que, en estos momentos, una región de España está en franca rebelión contra los poderes del estado y por doquier, parte de la sociedad catalana, se manifiesta y recorta libertades de los que no quieren la independencia.

         El artículo 169 de la Constitución   concreta que la reforma constitucional no se puede llevar a efecto   en tiempo de guerra o de vigencia de alguno de los estados previstos en el artículo 116 que son alarma, excepción y sitio. En estos momentos, ninguno de estos tres estados están vigentes en Cataluña pero la pregunta es evidente ¿podrían estarlo o tal vez hay elementos para implantar alguno de los tres? Muchos españoles pensamos que el gobierno catalán ha traspasado  y sigue traspasando muchas líneas rojas de desacato al ordenamiento constitucional y que, de algún modo, tiene el amparo de su socio en la votación de la moción de censura, de no ser así posiblemente  hubiera habido otro comportamiento algo más contundente.

         España es una única nación desde hace más de 1.564 años cuando el monarca visigodo Atanagildo (555-567) establece la corte en Toledo, después de la batalla de Vouille, según muchos historiadores. Para otros la nación-estado de España se consolidó en 1492 con la unión de los reinos de Castilla y de Aragón con el matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Ciertamente Carlos I gobernó toda la nación  como lo hizo también su hijo Felipe II, y el centralista Felipe V. La Constitución de Cádiz de 1812 considera a España como la única nación posible y nunca habla de nación de naciones Art. 10. El territorio español comprende en la Península con sus posesiones e islas adyacentes, Aragón, Asturias, Castilla la Vieja, Castilla la Nueva, Cataluña, Córdoba, Extremadura, Galicia, Granada, Jaén, León, Molina, Murcia, Navarra, Provincias Vascongadas, Sevilla y Valencia, las islas Baleares y las Canarias con las demás posesiones de África.

         El pueblo español, cansado ya de tanta palabrería, sin sentido  y de apaciguamiento de voluntades por medio de las cesiones que hayan sido  necesarias o innecesarias, no entiende muy bien que un partido político que se dice constitucionalista y que lo ha sido hasta la  fecha pregone ahora en su programa electoral que España es plurinacional y que el sistema actual de autonomías no es válido y que por lo tanto hay que reformar la Constitución  para implantar un sistema federal asimétrico de tal manera que a los que más gritan y más incumplen las leyes de todos, se les conceda más, bueno se les conceda todo es decir la independencia como nación que nunca fueron, aspecto éste imposible de conseguir.

         El federalismo es un sistema político en el cual las funciones del gobierno están repartidas entre un grupo de Estados Asociados (o Naciones) Es decir que las comunidades autónomas actuales se deben convertir en estados con sus propias constituciones de tal manera que, por ejemplo la Rioja, Murcia, Ceuta o Melilla se convertirán en Estados. Castilla, la Gran Castilla formará un nuevo estado agrupando las dos Castillas y los territorios que les eran propios y que la Constitución por imperativo catalán dividió en cinco mini comunidades autónomas.  De nuevo se tendrá que discutir el grado competencial de cada estado así como como un nuevo sistema de reparto de gastos e ingresos. En este apartado los estados pobres, nacidos de ese modelo federal, como Castilla la Mancha, Extremadura, Andalucía tendrán que gestionar sus propios ingresos y gastos sin que haya solidaridad entre los estados tal como señala Eva Sáez: cada nivel de la Administración paga lo que gestiona y recauda para pagarlo. Es lo que se conoce como un sistema de  separación impositiva. El Federalismo Monárquico  solamente existe en los Emiratos Árabes Unidos y en Malasia. ¿Acaso ustedes también pretenden modificar la jefatura del estado monárquico y cambiarla por una república? Claro está, decía Pierre- Joseph Proudhon, anarquista de pro. El federalismo es la principal forma de gobierno en la que los anarquistas prefieren organizarse.

         Si repasamos el mapa europeo veremos que nuestra Constitución es una de las más jóvenes; Sirva de ejemplo lo siguiente:  la constitución francesa fue aprobada en el año de 1.958, la alemana en 1949, Italia  1948, Portugal 1976, Dinamarca 1953, el Reino Unido no tiene promulgada una verdadera constitución y funciona con documentos aprobados por el parlamento. Esto refleja  claramente que muchos ciudadanos de esos países no han votado su constitución  y por eso no dejan de cumplirla. Nuestra Constitución  no es vieja, es posible mejorarla como todo pero no abrirla en canal como se pretende.

         Decía Alfonso Guerra cuando presidía la Comisión Constitucional del Congreso que para reformarla, (se entiende la Constitución Española) se necesitan votos y un texto, y ahora no hay texto. Y a eso habría que añadirle el contexto. Estas palabras son de plena actualidad porque para reformar la Constitución es preciso según indica el artículo 167 que los proyectos de reforma constitucional deberán ser aprobados por una mayoría de tres quintos de cada una de las Cámaras. En este caso estamos hablando del procedimiento ordinario y que  de no lograr este número de votos caben otras posibilidades. Pero también está regulado el procedimiento agravado en el artículo 168 para cuando el procedimiento de modificación sea total como puede que ocurra ahora, si empezamos a cambiar aspectos muy importantes de la Constitución de 1978.

         Lo que parece evidente es que no se puede ni se debe acometer una modificación del texto constitucional simplemente porque Cataluña lo exige cuando todos sabemos que lo que pretende el ejecutivo catalán es sencillamente la independencia de España y eso no es posible en un modelo de estado federal. Siendo esto así ¿para qué emprender un modelo de cambio que nadie sabe por dónde va salir cuando tenemos una nación de las más descentralizadas de Europa por medio de las autonomías?

         Parece razonable que  de todo este desatino se informe bien al ciudadano y no se quede en dos palabras Plurinacionalidad y Estado Federal  Asimétrico porque la mayoría  de los ciudadanos no sabe o no entiende que pueda haber en España 17 estados (también Ceuta y Melilla) o naciones con su constitución particular y que todas se deban juntar para formar un nuevo modelo de estado central llamado federal.  ¿Acaso estará de acuerdo Marruecos que dentro de su territorio se creen dos nuevas naciones uniprovinciales  sabiendo que las unidades de gobierno aplicables a la estructura federal son las provincias y que éstas se pueden unir unas con otras?.

          La modificación constitucional que lleva consigo estas dos palabras son de una envergadura  tal que suponen de hecho una modificación casi total de la carta magna que libremente nos dimos todos los españoles de derechas de izquierdas y de centro en 1978. Cambiar las reglas del juego en temas tan importantes solamente tienen un objetivo satisfacer las demandas independentistas de unos pocos que se han empeñado en romper la unidad de España y de otros que ven en esta solución imposible poder lograr el gobierno de la nación con  los votos de Unidas Podemos y los Independentistas. Vale más España que un puñado de votos. Todos juntos logremos que esto no pueda suceder.