Cuando el PSOE vendió a los trabajadores: España y Alemania, dos caras de la misma moneda

La II Guerra Mundial supuso la derrota de Alemania. Las potencias vencedoras diseñaron un plan para debilitarla y frenar su impulso futuro; recurrieron a 4 ejes: Territorial; militar; económico y cultural.

La fragmentación en dos fue una consecuencia inevitable. La parte oriental, conquistada por el ejército soviético, permaneció en la órbita de la URSS con el nombre de República Democrática Alemana -RDA-. La occidental se organizó federalmente, pero con un reparto territorial distinto al existente en la República de Weimar, antes de la guerra.

Militarmente, la nueva República Federal de Alemania -RFA- quedó reducida a la nada.

En el plano económico, estuvo a punto de aplicarse el Plan Morgenthau, elaborado por el Secretario de Estado estadounidense del mismo nombre, que pretendía convertir a la RFA en un país agropecuario y de servicios. (Nótese cómo la desindustrialización se ha considerado siempre un castigo, una herramienta para frenar el desarrollo de los países afectados). La existencia de otra Alemania en la órbita soviética, hizo que se desechara dicho plan; EE.UU. entendió que la RFA debía superar el nivel de vida de la Alemania oriental, lo contrario hubiera supuesto un duro golpe en su nueva pugna geopolítica con la URSS.

El peso en el aspecto cultural lo llevó el llamado programa de desnazificación. En la práctica, este programa se aprovechó para ejecutar una ingeniería cultural de grandes magnitudes. El escritor y filósofo alemán, Thorsten J. Pattberg, denunció que la política impuesta por EE.UU. trajo consigo el hundimiento de la natalidad y el recurso a una inmigración masiva. Hoy, la cantidad de alemanes es la misma que en 1936 -60 M- Los 24 M restantes son consecuencia de la inmigración.

Alemania, más que desnazificada fue lobotomizada. En 1951, EE.UU. intervino las patentes y la propiedad intelectual, apropiándose de aquellas consideradas de interés.

Alemania sigue siendo una nación ocupada. Jamás fue soberana después de la II GM. Pattberg afirma que los datos de la economía alemana son incorrectos; que se está contabilizando como producción interna parte de la actividad económica de grandes empresas germanas localizadas en el exterior; de esta forma, la riqueza del país estaría sobredimensionada. Según Pattberg, este modelo trucado habría sido diseñado por EE.UU. para hacer creer al pueblo alemán que posee una riqueza superior a la real.

Alemania es un Estado heterónomo, es decir, sin autonomía para regirse por sí mismo. Vive de acuerdo a reglas que le son impuestas; ante la imposibilidad de sortearlas, cada ciudadano las ha soportado como ha podido, siendo uno de los escapes recurrentes la indiferencia que, en el caso alemán, es la anestesia necesaria para no sentir el dolor por la extirpación de lo propio.

-¿Cuántas grandes empresas ha creado Alemania desde la II GM? -se pregunta Pattberg: -Siemens, BASF, Deutsche Bank y Bayer son del siglo XIX; Merk, del XVII; BMW y Volkswagen, del XX, antes de la II GM; sólo Adidas es posterior -1949-.

Hasta 1978 Alemania tuvo prohibido hacer negocios con China y resto de enemigos de EE.UU. La intervención en la educación, efectuada en la década de los 90, ha tenido un resultado devastador. Alemania debe recurrir a cerebros chinos para mantener cierto nivel en I+D; entretanto, las empresas estadounidenses contratan a los cada vez más escasos cerebros alemanes de alto coeficiente intelectual. En 20 años el coeficiente medio bajó de 102 a 98.

Pattberg se pregunta cuántos genios alemanes han surgido después de 1945.

Su respuesta es: ninguno.

El mismo Pattberg afirma que al pueblo alemán se le adoctrinó diciéndole que el idioma por antonomasia debería ser el inglés. Con argumentos falsos de desnazificación, se clausuraron los internados, habiendo sido, muchos de ellos, fuente de excelencia académica.

El manual del buen desnazificado incluía la aceptación del arte moderno y el desdén por el clásico figurativo. La imitación de las costumbres estadounidenses, su moda juvenil, el mal gusto como herramienta de modernidad: los eructos, los vómitos, el ventosear, las palabrotas….; todos tan frecuentes en las películas juveniles; la vulgarización y el mal gusto como manera de estar a la última y romper las ataduras de la educación viejuna. La urbanidad era demasiado nazi. Todo se hizo gradualmente, para darle visos de naturalidad.

Los españoles que hayan vivido la llamada Transición se verán reflejados en estos programas de ingeniería social.

En 1975 la participación de la industria en el PIB español era del 30%; en 2019 (dato previo a la COVID-19), del 11,6%. Es muy difícil hacerse una idea del impacto que este hundimiento ha tenido en la Nación. Cambios tan radicales en los medios de producción llevan a una transformación sociológica y psicológica de gran calado.

Parte del castigo que no recibió Alemania recayó sobre la espalda de los españoles.

El Plan Morgenthau perdonó a Alemania y sacudió a España, sin nunca llamarse así. Alemania se libró de convertirse en un país agropecuario y de servicios; a cambio, ese fue el destino de nuestro país. Una pregunta: ¿Cómo es posible que lo que era malo para los alemanes sea bueno para los españoles?

En 1973, Henry Kissinger se reunió con Carrero Blanco. El aquel entonces presidente del Gobierno le transmitió poco entusiasmo por integrar a España en la OTAN y su determinación de apoyar al proyecto Islero, cuyo resultado hubiera sido la bomba atómica. Carrero sabía que en el mundo real es más fácil construir poder y hacerse respetar siendo una potencia atómica que cantando el kumbayá.

Carrero Blanco caería asesinado por ETA; las sospechas de la involucración de la Cía. no han dejado de crecer.

Un año después, la administración de EE.UU. conocería el Informe Kissinger, que hablaba de la necesidad de frenar los nacimientos en el mundo. Había que controlar las materias primas y había que frenar la industrialización ajena. Si a Alemania se le permitió continuar con la actividad industrial por razones geopolíticas, alguien tenía que pagar por ello. La complicidad del PSOE nacido en Suresnes, reconocido por la Internacional Socialista a costa del histórico en el exilio, fue clave. Un PSOE emergido de los efluvios de la socialdemocracia alemana y la Cía., se prestó a ser el ejecutor de la demolición industrial de España.

El PSOE llamó reconversión al mayor desmantelamiento productivo de alto valor añadido de nuestra historia, acumulado con el sudor de las generaciones anteriores. Reconvertir es modernizar, tomar las medidas necesarias para que algo recupere su estado inicial. Carlos Solchaga, titular de los Ministerios de Economía y de Industria con Felipe González, reconocería en 2015 que la entrada en la CEE implicaba eliminar las barreras arancelarias dentro de las cuales se había desarrollado la industria española; por tanto, reconoció, implícitamente, que se había negociado muy mal la entrada a la CEE. Mientras nos ponían cuotas en los sectores agropecuarios, a pesar de ser más competitivos, nos las negaban en la producción industrial ¿Negligencia? ¿Estupidez? ¿O, sencillamente, corrupción? La CEE, hoy UE, ha sido desde sus comienzos un nido de burócratas corruptos y corrompedores con muy buena prensa para insuflar el europeísmo en las sociedades ingenuas y crédulas de nuestros países; el panfilismo europeísta de la española fue, y sigue siendo, paradigmático y autodestructivo.

Los 4 ejes de debilitamiento ideados para Alemania -territorial, militar, económico y cultural- y no aplicados enteramente, sí lo fueron en el caso español:

Territorial: El Estado de las Autonomías ya se había pergeñado fuera de nuestras fronteras; su implantación es responsable de una fragilidad institucional endémica, cuya deriva podría tener unas consecuencias nefastas para el conjunto de la Nación.

Militar: El PSOE se apresuró a firmar el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, enterrando definitivamente al Proyecto Islero, y firmando la entrada en la OTAN, permitiendo, eso sí, que Ceuta y Melilla quedaran al margen de la Alianza, dejando la puerta abierta a las permanentes reivindicaciones de Marruecos y a las maquinaciones exteriores de países “aliados”, como Francia o el propio EE.UU.

Económico: El PSOE desmanteló la industria española, transformando el anterior espíritu combativo de la sociedad en una especie de amalgama acomodaticia y hedonista.

Cultural: Si en Alemania la escusa fue acabar con el nazismo, en España fue enterrar al franquismo.

La desfranquización de España fue tan profunda como la desnazificación alemana. La identificación de la historia más gloriosa de España con el franquismo fue una de las píldoras venenosas que hoy impregna a nuestra sociedad. Mientras en 1950 se celebraba en el Berlín Occidental el Congreso para la Libertad Cultural con un objetivo oficial anticomunista, paralelamente, se elaboraba un programa cuya misión era lobotomizar -permítaseme la acepción- a los alemanes. El anticomunismo y el lavado de cerebro fueron de la mano; de esta manera se neutralizaba el vigor de una cultura determinada y se facilitaba su sustitución por otra ajena. Algo más de dos décadas después, se aplicaría la misma fórmula en España: Antifranquismo cultural y cortar el paso a una posible amenaza comunista estuvieron en el mismo boleto. Todo era franquismo: Pelayo, los Reyes Católicos, las Navas de Tolosa, Colón, los embalses…; todo era un símbolo de opresión. Poco a poco, el mensaje fue calando. La modernidad del mal gusto se hizo visible; el desplome de la natalidad se impuso; las drogas aparecieron de un día para otro y su adicción se adueñó de buena parte de una juventud que, engañada, imitaba cualquier estupidez proveniente del extranjero; la obsesión por la lengua inglesa se hizo pertinaz: Recordemos como los medios de comunicación evaluaban la idoneidad de los políticos en función de su conocimiento del idioma inglés; priorizándolo, de hecho, a cualquier otra habilidad. Más de una vez, Rajoy manifestó que lo que tenía que hacer su hija era estudiar inglés. El afán por transformar a los españoles en réplicas anglos era manifiesto; exactamente igual a lo sufrido por los alemanes.

El PSOE que se alzó con el poder en Suresnes se rindió a un globalismo ya en marcha; podemos afirmar que la Agenda 2030 comenzó en España durante la década de los 80 del siglo pasado. Nuestro país ha sido la variable de ajuste de EE.UU. en la limitación del potencial industrial de Europa, y el PSOE su cómplice.

Sorprendentemente, los votantes que depositan su confianza en él, lo hacen convencidos de que votan a un partido de izquierdas, cuando, en realidad, no es más que un sucedáneo con un relato simplón, pero efectivo. De hecho, ha sido, y es, el partido que más ha engañado a los trabajadores españoles, sin olvidar el acatamiento escurridizo del PP y el postureo del PCE, primero, e IU, después.

Invito a que con serenidad se tome un café o lo que más les apetezca, querido lector, y reflexione sobre el quehacer político del PSOE nacido en Suresnes. Trate de hacerlo orillando los relatos maniqueos y cíñase a los hechos. Son éstos, y no las palabras, los que nos permiten acercarnos a la verdad.

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5 COMENTARIOS

  1. Dudo que nadie lo lea completo más allá del propio autor y quizá el responsable de este diario para su revisión antes de publicarlo. Porque es denso, muy denso. Yo he empezado, pero al ver que nada más empezar relaja unos hechos que da como ciertos sin aportar una sola cita, una sola referencia bibliográfica, he desistido. No deja de ser un mero relato como cualquier otro, de ficción o en todo caso de opinión. Para que un texto así suscite un minino de interés, además de requerirse cierto estilo, que eso es siempre cuestionable, debe tener rigor, y eso no es cuestionable. Y este texto carece de ambos.

  2. Pues a mí me ha parecido impecable, y hasta se me ha hecho corto. Invito a Don Lector a contrastar los hechos aquí relatados por otros medios antes de ponerlos en cuestión.

  3. Que el PSOE ha sido una sucursal del Partido Socialista Alemán y, por ende, de EEUU es algo demasiado obvio para que pueda ser negado. El artículo me parece hasta corto; de hecho, no aborda la implicación de la FES financiando al PSOE para convertirlo en una mera marioneta de los intereses alemanes. Aquellos polvos nos traen estos lodos

  4. Ha me se me ha hecho corto, cuando menciona el anticomunismo hasta estaba por pensar que estaba hablando del red scare, pese a que luego habla de agenda 2030 como algo malévolo y luego ni se acuerdan de la «Hunger and poverty summit» del 2004 que tenía pensado 2015 como objetivo, y nadie habla de la agenda 2015.

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