Jesús Millán Muñoz.- Cada día con su alegría y su tristeza, sus felicidades y sus pensares y pesares, diríamos plagiando la sabiduría sapiencial del Viejo Testamento y de tantos libros sentenciales.
Uno, se encuentra, que con el Goliat que le ha tocado hoy, diríamos las grandes megaempresas y megagrupos, apenas puede lidiar; que hoy le toca la revisión del médico y no sabe lo que le va a suceder; que está cansado y agobiado del existir, pero también, siente las pequeñas alegrías de cada día, la/s sonrisa/ que a si mismo se proporciona, la que otros seres vivientes y humanos le sugieren. Uno, puede sentir y consentir y ser y padecer hoy, con las tristezas y las alegrías de este día, los pesares y alegrías que cree podría alcanzar en el futuro. Uno, siente y resiente y consiente y hace y padece y rehace con un nuevo día, lleno de soles calentitos y nubes grises y negras. Uno/una persona comprende y sorprende a sí mismo y a los otros, con jirones de colores y vacíos y llenos. Todo va unido. Pudo haber sido de otra manea, pero no fue. Que aquel acto o gesto, las consecuencias que ha tenido. Que parece que la persona bondadosa y de buena voluntad, la pisan y repisan unos y otros. Que está en la soledad sombría y, apenas es apreciado/a por y para otros/otras. Que intenta endulzar de pequeñas alegrías el existir cotidiano. Que un artículo de opinión es un enorme paisaje dónde caben multitud de realidades, pero que tienen como función desarrollar veracidad-verdad-bien-bondad-belleza-racionalidad-prudencia… Que una persona puede sentir que ha triunfado/fracasado en tal tema, en tal ristra de cuestiones. Que está cansado de tanto podercito tiránico y sin racionalidad. Que aquellos que tanto hablan de la equidad y solidaridad, pues, sin saber porqué tantas zancadillas le han puesto, que está tirado en el suelo del alquitrán y nadie les ayuda a levantarse. Que no puede indicar que vive mal y malamente, pero tampoco, corresponde el trigo recogido con tanta simiente como sembró durante décadas. Que hay días tristes y días alegres, pero los tristes son largos y anchos, y, parece que nunca se van a terminar. Que el silencio y el sonido y el ruido y lo lleno y el vacío. Que tantos modos de pensar sistemáticos y asistemáticos para poder vivir y existir… Que no parece, que en este mundo, siempre gane la persona de buena voluntad, que parece, no se tome como blasfemia, que el Buen y Deseado Dios, parece que juega al escondite, pero que sin él, no podríamos ser y estar, nos convertiríamos en nihilistas y en nada. Que debemos dar gracias al Buen Dios, por las nubes negras y las nubes blancas. Que una persona puede vivir-existir con dignidad-honestidad, pero que siente que le faltan cosas, no grandes cosas, que quizás esperó demasiado, que tuvo demasiadas utopías, que quizás grandes ideales, que quizás, no es capaz de valorar todo lo bueno y positivo, que tiene, que no dispone de una enfermedad grave, que sus hijos están bien de salud, que pueden que tengan trabajo, que siempre falta algo, pero no es capaz de entender que tiene vasijas llenas de buenas cosas, aunque otras, otros sueños, otras cerámicas están vacías y sombrías y negras… que pudo tener ideales y sueños que jamás ha cosechado, pero quizás, se ha alejado de males, con consecuencias imprevisibles, que no es capaz de calcular. Que no es capaz de valorar en justicia y equidad todas sus posibilidades y potencialidades. Que ni siquiera a sí mismo se juzga con realidad y verdad total, sino que el día de sol reluciente, empequeñece lo pequeño, la tarde tormenta y huracanes engrandece lo negativo. Que siempre quiso estar bajo la sombra de la buena ética, respetando el sistema jurídico de su sociedad, acercándose al calefactor del Buen Dios, pero que no puede negar lo bueno, pero siente, siente algunos días como cuchillos que hieren sus entrañas más profundas el acero del dolor. Que no es una persona perfecta, pero que ha sido un ser de buena voluntad, y, que a cierta edad, siente como surgen del pasado, enormes oleadas de dolores y penas y angustias y sufrimientos, de personas y de tratos injustos y que le llenaron de sufrimientos y penas y angustias y traumas y, encima, sin ser perfecto, era y ha sido de buena voluntad, y, la persona buena es tratada como mala, y la mala como buena, demasiadas veces. Que no sirve el verdadero corazón, sino la apariencia del buen corazón… ¡Qué y qué…, hay mañanas más tristes y mañanas más alegres…, y, en medio del sol, pueden cambiar las tornas…! Y que en medio de todo, esta columna quiere ser un modo racional y realista de ofrecer esperanza a todo ser humano que se acerque a este regimiento de palabras e ideas y conceptos y vivencias y datos, que como el jamón suelta el aceite del dolor y de las pequeñas alegrías. Que intenta que seas consciente, que la noche no dura eternamente, y, que el día, también tendrá sombras de luces y no-luces. Que no podemos dejar la sonrisa dentro del llanto. Para el bien propio y el de todos…