¿Qué nos ha hecho China?

El 22 de Marzo de este año -2022- publiqué, en este medio, un breve artículo titulado “Unanimidad insoportable”, sobre la guerra de Ucrania. Hablaba de la exigencia de una adhesión inquebrantable a los planteamientos políticos, científicos, religiosos, antropológicos y más, muchos más, emanados de los centros de poder del llamado mundo occidental; es decir, a ese nuevo catecismo de lo políticamente correcto. Este artículo es continuación de aquel; el próximo lo será de este.

La guerra no es entre Rusia y Ucrania. Este último país es un mero teatro de operaciones. La mayoría de la gente estará, quizá, de acuerdo con la afirmación.

En esta guerra hay varios actores claramente definidos. Los contendientes en el campo de batalla: Ucrania y Rusia; los que echan lecha al fuego: EE.UU., R.U. y la OTAN; los comparsas, representados por la UE y, finalmente, los arrastrados por unos acontecimientos que, aun viéndolos venir, posiblemente hubieran preferido que no se produjeran: China.

Dentro de la UE -y de la OTAN- hay diferentes categorías de comparsas o, lo que es lo mismo, de figurantes; es difícil superar el papel de España.

Los protagonistas de este artículo serán China y España.

¿Qué puede tener China en contra de nosotros? ¿Y España, en contra de China? Animo a que cualquiera de los lectores reflexione; tome un café; repase libros de historia; lo converse con familiares y amigos. No encontrará nada, absolutamente nada reseñable. Es que son comunistas, podrán espetar algunos ¿Y? Yo tengo vecinos y amigos comunistas ¿Acaso no habíamos quedado en que lo importante es la persona, no la ideología? El comunista podría pensar lo mismo de quien no lo sea. Si esto es válido en el plano personal, mucho más en las relaciones internacionales.

En política, como en tantos aspectos, predominan dos formas de interpretar las cosas: con realismo o con idealismo, entendiendo a este último, no como la forma de alcanzar un anhelo, una aspiración, sino el afán de negar la realidad tal como es y empeñarnos en desfigurarla hasta adaptarla a la idea que tenemos preconcebida. En suma, si no nos gusta, la negaremos.

Lo siento: China existe, es un actor clave en las relaciones internacionales y nunca hemos tenido ni el más mínimo roce con ella.

Recordemos que durante tres siglos, la Monarquía Hispánica y China fueron, simultáneamente, los dos principales imperios del mundo; que comerciaron con tal intensidad que en dos siglos y medio se intercambiaron más mercaderías que en 1000 años de la ruta de la seda. El México actual -la antigua Nueva España- no es consciente de que parte de su comida cotidiana es fruto de aquel intercambio. La peineta, los mantones, ambos tan propios, entraron en nuestro acervo cultural mediante semejante comercio. La moneda española -el real de a ocho- ayudó a la monetización de la economía china, con el consiguiente desarrollo económico que tal hecho supuso. Los comerciantes chinos se establecieron por toda la América hispana, principalmente en la Nueva España. Actualmente, pueden encontrarse obras del maravilloso arte quiteño en China. Jamás hubo un inconveniente, salvo las incursiones de los piratas en las Filipinas durante los primeros años del establecimiento hispano en el archipiélago, hasta que fueron derrotados.

Ni España ni el conjunto del mundo hispánico tienen cuentas pendientes con China, y viceversa, algo que no pueden decir otras potencias del bloque occidental.

Una característica del mundo hispano configurador de aquel imperio fue la de integrarse con el otro; tratar de comprender al diferente y mezclarse con él ¿Qué es sino el Derecho Indiano? Felipe II y sus sucesores aplicaron esa máxima a China. Cuando sus autoridades no quisieron comerciar con el Imperio español, Felipe II no los amenazó, buscó la forma de interesarlos, de seducirlos. El virrey de la Nueva España analizó la situación al detalle y entendió que la fórmula estaba en la moneda; así fue. Cuando China le dijo a Inglaterra que no quería comerciar con ella, ésta respondió a cañonazos; política idéntica a la seguida después por sus herederos en todo el orbe.

El mundo anglosajón no sabe seducir, salvo para atraer voluntades traidoras. Le cuesta negociar. No le interesa comprender al otro. Son los padres del supremacismo blanco y, dentro del mismo, la prevalencia del inglés. Es balcanizador, segregacionista: O conmigo o contra mí. Fueron los creadores de los campos de concentración, de la expresión “el mejor indio es el que está muerto”; “ninguna consideración ética, como los derechos del hombre, podrán evitar el dominio de la raza blanca”; llegó a calificar de terra nullius -tierra de nadie- a zonas habitadas para poder exterminar a sus habitantes, como en Tasmania. Si no aceptas mis planteamientos, te amenazo, te sanciono, bloqueo tus reservas en el exterior: la forma moderna de piratería.

La cultura confuciana es pactista, al igual que la España histórica: un pactismo forjado en siglos de luchas frente al islam. A las élites anglosajonas no les interesa entender a China; no es que sea comunista, es muy diferente a su canon. La única forma de que un inglés o un wasp estadounidense acepte a un chino será cuando se convierta en un anglo más, pero con ojos rasgados. La mejor España de la historia fue pactista. Pactar implica negociar. Y negociar conlleva a relacionarse, a conocerse, a interesarse por el otro. Cuando las élites españolas renunciaron a su forma histórica de hacer las cosas, copiaron de cualquier forma el quehacer anglosajón; y no. Hay que recuperar lo mejor de nosotros mismos: Tratar de entender al otro. Aceptar que se pueden construir alianzas duraderas sin necesidad de ejércitos de ocupación -nunca los hubo en la América hispana- El concepto geopolítico anglosajón se basa en la tensión permanente, en buscar la forma de fragmentarlo todo para someterlo. Reflexionemos con serenidad ¿Por qué España tiene que renunciar a la ruta de la seda; a convertir a Almería, por ejemplo, en un centro clave de distribución?

China existe. Reclama un lugar en el mundo que implique no estar sometida al predominio del dólar ¿Tan difícil es llegar a un acuerdo? Sí, por lo que se ve.

Que no nos nuble el sentido el fundamentalismo ideológico. China tiene derecho a ser como quiera, mientras no pretenda imponer su modelo a los demás. Por cierto, ¿cuántas intromisiones en el exterior ha protagonizado; golpes de Estado; revoluciones de colores?

Ni España ni todo el mundo hispano tiene deudas pendientes con China, ni viceversa; al revés, cuando fueron poderosas, se forjaron relaciones pacíficas y muy fructíferas para ambas

Seamos conscientes de la ventaja estratégica que supone.

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13 COMENTARIOS

  1. En los relatos que prevalecen sobre China, el Gobierno de Pekín es un monstruo todopoderoso que pretende dominar el mundo, inculcado con una previsión ancestral y que expresa su voluntad sin esfuerzo a través de la vasta burocracia del gobierno. La opinión pública en China se presenta como protesta o propaganda y el pueblo como víctima indefensa o un soldado de a pie inconsciente de la opresión estatal.

    Los hombres blancos pueden convertirse en «expertos en China» de la noche a la mañana y cobrar una fortuna por sus conocimientos, mientras que un chino tiene más probabilidades de ser escuchado como un «disidente» que como un erudito. Un cruzado solitario contra una superpotencia opresora es un relato atractivo. Refuerza la idea occidental de que China es la encarnación del mal autoritario. Reafirma el sentimiento de superioridad del público occidental. Una denuncia insuficiente del régimen chino pone en duda los estudios sobre China, independientemente de su área de interés.

  2. No se puede criticar al Régimen Chino, y después comportarse como él. Pongamos algunos ejemplos. La Justicia en China se supone controlada por el Estado. En España se está negociando entre PSOE y PP el control de la Justicia. En China manda el PCCH, no hay democracia. En España mandan unos burócratas de órganos europeos que nadie ha votado. Otro ejemplo es la censura en medios públicos y redes sociales (la voluntaria y la activa, silenciando información e informadores incómodos) que se critica al Régimen Chino y se practica en el democrático occidente. Y no olvidemos que los más críticos con China son los que más negocios hacen con ella. China es el mayor tenedor de deuda USA. Signos todos de nuestra debilidad más que de peligrosa fortaleza ajena. Contradicciones en las que los ciudadanos occidentales somos usados como rehenes y mercancía por nuestros gobiernos y entes de poder.

  3. El problema, el gran problema, es que si ya con Rusia adolecemos de un mínimo de conocimiento , y está en Europa, con China los tópicos se multiplicasn exponencialmente. No conocemos ni queremos conocer nada de estos países. Que Putin es de un autoritarismo egocéntrico insoportable, sí, de acuerdo. Pero que la guerra contra Ucrania se habría evitado si Occidente y sus grandes jerarcas no hubieran vivido secularmente de espaldas a Rusia, pocas dudas hay.
    Ahora nos lamentamos como niños llorones y ponemos los paños calientes de las sanciones. Y eso sí que da risa. Si a Cuba , un pequeño y pobre país , las sanciones se las pasó por el forro, a un gigante como Rusia las sanciones se la traen al pairo. Ya venderá a India, China y al lucero del alba.
    Casi nunca estoy de acuerdo con lo que expones en sus artículos. Hoy, (casi) de acuerdo.

  4. Hola Marcelino

    Soy Pablo, cuanto me gustaría poder hablar contigo por teléfono amigo.

    Tengo una cuántas cosas interesantes que contarte, algunas de las cuales creo que te van a alegrar mucho.

    Tengo una buena noticia, estupenda.

      • Te entiendo, se lo que sucede ¿Sabes? A mi también me pasa lo mismo, cuando me siento muy enfadado tengo la tentación de volcar mi ira contra los demás es normal y a veces caigo en el equivoco de hacerlo.

        Pero te digo que ignoras que al único al que dañas es a ti mismo corazón.

        Al que más cuesta amar es el que más necesita amor.

        Te recomiendo que te vengas al bando de la conciencia y la luz, o tu mismo, púdrete en la oscuridad si quieres, libre albedrío.

        Medita, práctica la bondad, da abrazos, da cariño a los demás, encuentra la paz de espíritu.

        Pide ayuda al creador. No sé cómo ayudarte. Te envío mucha luz.

  5. Te entiendo, se lo que sucede ¿Sabes? A mi también me pasa lo mismo, cuando me siento muy enfadado tengo la tentación de volcar mi ira contra los demás es normal y a veces caigo en el equivoco de hacerlo.

    Pero te digo que ignoras que al único al que dañas es a ti mismo corazón.

    Al que más cuesta amar es el que más necesita amor.

    Te recomiendo que te vengas al bando de la conciencia y la luz, o tu mismo, púdrete en la oscuridad si quieres, libre albedrío.

    Medita, práctica la bondad, da abrazos, da cariño a los demás, encuentra la paz de espíritu.

    Pide ayuda al creador. No sé cómo ayudarte. Te envío mucha luz.

      • Ni en la iglesia ni en ninguna otra organización, aunque te reconozco que admiro a cierta orden cristiana cuyos miembros eran muy interesantes y manejaban conocimiento. Que manía te ha dado con que yo defiendo a potemos machote, caí en la trampa de creerme que ese partido era algo positivo o los izquierdistas en mi adolescencia cuando era muy inocenton y me faltaba mucha información. Deja de vincularme con la formación morada. Y si era comunista vete a a un país comunista y me cuentas, te pasaría lo que a Miguel RIX que salió corriendo de Venezuela

  6. Rectificar es de sabios. Tuve ciertas ideas políticas porque era un ignorante. Y no se que mosca te ha picado conmigo, ni que te hubiera hecho algo. Preocupate de tus asuntos.

  7. Vaya con el señor Mario, pues me ha activado la programación mental que me metió la izquierda, ahora me tengo que quitar esa desagradable vibración. Bueno al menos Mario me está recuerdando que tengo que solucionar eso, le estoy agradecido por señalarmelo.

    Marcelino pues podrías hacer un artículo hablando de como la izquierda programa las mentes de la gente para ser materialistas, ateos, superficiales y adversarios de la espíritualidad y por tanto de la evolución en conciencia, detrás de la izquierda los que manejan los hilos: el contubernio.

    Ojo, detrás de la gran mayoría de la derecha también están los mismos, salvo algunos soberanistas que buscan la verdad, que saben que no hay cambio climático sino un atraco a mano armada, que el CO2 es el alimento de las plantas y que el clima lo manipulan con técnicas de geoingenieria. La mayoría de la derecha es globalista que defiende el euro, la UE, la OTAN, otros organismos supranacionales y la usura.

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