En todos los países del mundo los funcionarios docentes tienen promoción interna o externa menos en Castilla la Mancha que lleva 20 años sin convocar el acceso a catedráticos de Enseñanza Secundaria. La Comunidad de Madrid las convocó el 13 de mayo de 2019 para promocionar y motivar a su profesorado.
El sistema de oposiciones en España en el campo educativo data de 1588 cuando el rey Felipe II establece un sistema lo más justo posible para la contratación de profesores, sin embargo debemos esperar al Real Decreto de 18 de junio 1852 del gobierno de Bravo Murillo para que el proceso de exámenes de acceso a empleado público tuviera una regulación normal a pesar de no conseguir que esa posición de empleado público se mantuviera como funcionario con el cambio de gobierno. Es a través del Estatuto Maura aprobado el 22 de julio de 1918 cuando la condición de funcionario no se podía cambiar por ningún motivo aunque cambiara el gobierno de turno, solamente por motivos disciplinarios.
Estas pinceladas nos deben servir para entender que el proceso selectivo de oposición no es nuevo en nuestro país sino que arranca de muchos años atrás como el sistema más justo, más equitativo, y razonable posible aunque se complemente con otros aspectos a tener en consideración por las administraciones. Lo importante es que el ciudadano sienta como justo y equitativo que su trabajo de opositar tiene una recompensa y que solamente los mejores son los que acceden a la función docente o empleado público.
Somos conscientes que en España la educación debe ser muy importante porque lo primero que hacen los gobiernos cuando ganan unas elecciones o las pactan es cambiar la leyes educativas para entroncar en ellas sus ideologías políticas, pero no para cambiar lo que no funciona y adaptarlo a lo que se requiere en una sociedad del conocimiento y del reconocimiento social. La educación en España siempre ha sido una moneda de cambio político, de entrega y de manipulación entre regiones hasta el punto de ceder el ejecutivo en sus funciones de control con tal de no molestar a sus dirigentes y así conseguir los apoyos necesarios para seguir en el gobierno.
La Ley Orgánica 1/1900 de 3 de octubre de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE) unificó los cuerpos de docentes de Catedráticos Numerarios de Bachillerato, Profesores Agregados de Bachillerato y Profesores de Formación Profesional, lo que llevó consigo la desaparición del cuerpo de catedráticos pasando a ser una condición personal del docente. Desde la Ley Moyano de 1857 los Institutos han ido pasando por diferentes denominaciones como Instituto de Segunda Enseñanza, Instituto Nacional de Bachillerato, Instituto de Bachillerato y ahora Institutos de Enseñanza Medias (IES). En definitiva todos estos cambios solamente han servido para gastar tinta y empobrecer un sistema educativo de un alto valor formativo y de un gran reconocimiento social como eran los Institutos de Bachillerato.
Como hemos visto, el golpe de gracia a esta noble e importante institución educativa que era el Instituto de Bachillerato, se la propinó la LOGSE en 1990 al suprimir las oposiciones al cuerpo de Catedráticos de Instituto. A pesar de que las leyes siguientes LOCE y la LOE mantienen el cuerpo de Catedráticos de Secundaria, sin embargo, su acceso no es por oposición libre sino mediante el concurso de méritos docentes. De tal manera que, este acceso se encuentra sometido al vaivén de los requisitos que establezca la administración política que perfila un modelo de catedrático tal y como le place e interesa que a esta administración politizada.
Pero si todo esto es grave lo es mucho más que este acceso a la condición de Catedrático de Secundaria dependa de la administración educativa regional y de las influencias de sindicalistas de clase cuyo objetivo no es la promoción docente sino la igualdad entre todos los docentes. Así pues, el gobierno regional lleva sin convocar este Acceso a las Cátedras de Secundaria desde el año 2003, en primer lugar porque no cree que los docentes deban estar motivados para superarse en el desarrollo de sus funciones educativas sino que su creencia está en que todos los docentes deben ser iguales sin capacidad para el ascenso profesional y la motivación intelectual salvo la que proporciona el trabajo diario. Por otro lado los sindicatos tampoco están por la labor y piensan que todos los profesores de secundaria deben ser iguales porque de esta manera los van a dominar mejor y los van a convertir en rebaños dóciles.
El profesorado es la piedra angular de todos los sistemas educativos y ocurre que casi todas las leyes educativas dictadas en este país y, que han sido muchísimas, han ninguneado a la figura del profesor dando poder a otros aspectos y dejando en la estacada al profesional de la educación. El profesor tiene que estar muy motivado tanto académica como económicamente o socialmente para que su labor docente no se vea perturbada con infinidad de problemas que nada o poco tienen que ver con el hecho docente. Se ha implantado en los centros una burocracia administrativa en la que el poder directivo acalla al docente y le somete a la disciplina de la administración. Hoy el docente no es libre para aprobar o suspender conforme a sus criterios profesionales porque se ve sometido al control del equipo docente, de la inspección y por supuesto de la administración.
Es posible compaginar la dirección de un centro con la libertad que debe amparar al profesional en el desempeño de sus funciones docentes entre las que se halla también la de aprobar o suspender al alumno que no es capaz de superar los niveles académicos establecidos. Saber conjugar las dos opciones, tanto administrativa como docente. La administrativa debe estar en manos del equipo de dirección del centro y la docente la deben desempeñar los departamentos en perfecta y plena libertad, pero esto no ocurre en estos momentos ni mucho menos porque la labor de los departamentos es manipulada torticeramente por el equipo docente y directivo.
No cabe duda que el ataque a la profesión docente es un hecho constatable. No se convocan los correspondientes accesos a Catedráticos de Secundaria ya durante 20 años. No hay libertad de cátedra porque el profesor se ve sometido al criterio del equipo docente y por ende de la Administración. No hay ningún incentivo profesional de superación docente en secundaria. No se desarrolla la verdadera carrera docente del profesorado. No hay estatuto del profesorado. Las aulas siguen masificadas. El profesor está metido en un saco del que no podrá salir nunca porque la administración quiere que todos sean iguales. No hay ninguna consideración para el profesor que ha alcanzado el grado de Doctor. Los directores de departamento no tienen autonomía académica dentro de sus materias. Se confunde las funciones directivas y administrativas con las docentes y académicas. Todo está revuelto y bien orquestado por la administración política para que esa igualdad y aplastamiento profesional sea una realidad.
Nadie duda que un sistema educativo como el que rige en estos momentos no puede dar los frutos que consiguen otros sistemas educativos europeos de competencia, profesionalidad y de que los mejores estudiantes vayan a Educación. Nadie duda que este gran fracaso educativo español y por ende regional sea culpa de la multitud de leyes y más leyes ideológicas que constriñen al sistema y neutralizan la libertad del profesional de la educación muy especialmente en secundaria.
Ustedes han roto la cadena de la motivación, de la superación personal, del estímulo y han creado un monstruo educativo incapaz de producir profesionales competentes que den respuesta a los retos de esta sociedad que camina de espaldas al control y que piensa que la libertad siempre, pero mucho más en la docencia es el camino para alcanzar resultados homologables con países, que hace mucho, apostaron por la educación de calidad y no por la educación política y empesebrada.
