Esta mañana la alcaldesa de Ciudad Real, Eva María Masías, la concejala de Participación Ciudadana, Sara Martínez, y la concejala de Sostenibilidad, Mariana Boadella, han visitado la Aldea de Ciruela, donde han tenido un encuentro con el presidente de la asociación vecinal, Marcial Rodríguez, los pobladores, habitantes y distintas personas que tienen un nexo emocional con el lugar.
La Aldea de Ciruela es un tesoro histórico, poco o nada conocido, que ya se menciona en la Carta Puebla como uno de los emplazamientos que el rey otorgó a Villa Real. Manifestaba, Marcial Rodríguez, que “hoy 8 de octubre es uno de los días más importantes para el poblado, porque es la primera ver que nos visita de manera oficial la alcaldesa de Ciudad Real y parte de la Corporación Municipal”. Añadía el presidente que la aldea “ha dado nombre a la calle Ciruela y a la Ronda de Ciruela” y aun así es la gran desconocida. Un sitio que cuenta con un vecino que vive durante todo el año, Fran, y una docena de casas habitables. El principal objetivo de la asociación vecinal es “dar a conocer el lugar y hacer que ocupe su sitio dentro de la historia de Ciudad Real”. En el horizonte de la aldea se pueden contemplar edificaciones abandonadas, que tuvieron un gran pasado histórico, pertenecientes al General Aguilera o a la casa de Treviño, antepasados del expresidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda.
Los miembros de la asociación son gente joven “que queremos hacer reivindicaciones, como las que han sido atendidas recientemente por la alcaldesa y el Ayuntamiento de Ciudad Real, como han sido el arreglo del camino de acceso y la mejora de la zona pública desde parques y jardines”. En el entorno de la aldea se pueden hacer rutas interesantes, ya sean de carácter histórico o geológico, puesto que “el castillo está construido sobre un domo volcánico, que es muy excepcional en España. También se puede contemplar el volcán de la Zurriaga, típico de la zona de Calatrava, otras chimeneas volcánicas y a tres kilómetros el mar de la Olla del Mortero”. La fortificación, que se encuentra en muy mal estado, “está comunicada visualmente con el Castillo de Caracuel y se encuentra en un triángulo de defensa de los ataques de las tropas árabes, junto al Castillo de Alarcos”. Terminaba diciendo Marcial que “es un sitio perdido, tranquilo, donde no hay contaminación lumínica, ni acústica, y en el que se puede aprender geología, como recientemente han hecho colegios de Miguelturra con actividades sobre el tema”.
La alcaldesa de Ciudad Real ha mostrado su satisfacción por poder compartir estos momentos con “estos vecinos que también pertenecen a nuestra ciudad y que tienen la inquietud de visibilizar una zona con mucho valor histórico y volcánico, con casas del siglo pasado y construcciones típicas e identitarias”. Un lugar que “la gente debe conocer. Es gratificante descubrir la emoción de algunos vecinos mayores que nos han contado como han vivido aquí su niñez, con sus padres, porque recuperar espacios e historia para la ciudad siempre está bien”.