Que la Diputación de Ciudad Real ponga en marcha –en el ámbito de sus difusas y variables competencias de “fomento de los intereses provinciales”, cuando hay tanto que fomentar, que se vienen abajo sectores y programas desatendidos–, políticas sociales de amplio espectro y recepción –así llamadas, como la farmacología analógica–, por los promotores y protagonistas de esas medidas, entra dentro de lo lógico y entra de lleno en el terreno de lo razonable. Esa es, por otra parte, la afirmación de la Delegada de la Junta de CLM en Ciudad Real, Carmen Teresa Olmedo, al fijar “el calado social y económico de las medidas anunciadas [para la provincia de Ciudad Real, igual que mañana podrá hacerlo para Albacete o Cuenca] por el presidente García Page”. Dar respuestas a necesidades sentidas por la población y atendidas, amable o visionariamente, por algunos de sus dirigentes, entra de lleno en el pacto de la vida política provincial y regional. Incluso, entra de lleno en el pacto social de las sociedades desarrolladas. Dar respuestas a necesidades sentidas por la población como parte de las señas de identidad de las formaciones políticas.
También la adopción de esas medidas de pretendido calado social, tienen su preciso claroscuro en momentos vacilantes, como el actual, con el horizonte de diversas elecciones en el alero primaveral que fuerza a las promesas y declaraciones virtuosas. Por lo que en la adopción de algunas medidas –casi en tiempo de descuento de los correspondiente mandatos locales, provinciales y regionales–se percibe un trasfondo electoral indudable e indubitable. Por mucho desmentido que se vierta sobre las anteriores afirmaciones; tratarán de hacernos ver la primacía del interés social en las medidas propuestas, por encima de un interés partidista o electoral.
Viene todo ello a cuenta del recientemente inaugurado Centro de Tecnificación Gastronómica –un CTG, casi como un anagrama sindical, o como un tren rápido en francés– de pomposo nombre y de peculiar apellido. “Este centro pretende –nos dicen las notas remitidas por los gabinetes de prensa institucional– ser un impulso a la excelencia en la gastronomía y un punto de referencia nacional en formación, experimentación, innovación y promoción del sector de la gastronomía, la hostelería, el enoturismo, y su aplicación al sector agroalimentario de Castilla-La Mancha”. Y prosigue el itinerario del gabinete informativo institucional que: “El CTG, en cuyo diseño de sus modernas instalaciones y equipamientos de última generación, ha participado el Basque Culinary Center (BCC), y en su funcionamiento y desarrollo de actividades participaran también la asociación provincial de hostelería y turismo y la asociación Eurotoques”. Pero no todo es tan brillante como el BCC y su previsto animador Paco Roncero, también hay calado social como hemos podido leer el 5 de octubre en los medios. Así: “El CTG Palacio de Valdeparaíso desarrollará su actividad en torno a tres pilares básicos. Por un lado, la formación en la que se trata de renovar e incluir nuevos conocimientos de técnicas básicas ligadas a los diferentes ámbitos de la gastronomía incluyendo la cocina, la sala, la enología y la gestión del negocio. Por otro lado, se fomentará la innovación para introducir nuevas técnicas que permitan un avance significativo que eleve la gastronomía de la provincia y de la región a la excelencia reconociendo a aquellos establecimientos y profesionales que ya la han alcanzado. Por último, se trabajará en la promoción de la gastronomía tradicional de la provincia de Ciudad Real, así como en la promoción de los productos”.
Calado social que se rubrica después con una llamada indirecta a la ‘población general’, pensando que, obviamente, hay también ‘población particular’. Por ello, además: “Se realizarán cursos para profesionales enfocados a diferentes ámbitos y que tendrán como objetivo afianzar las buenas prácticas en la gastronomía, así como la inclusión de nuevas técnicas y herramientas para ampliar las posibilidades dentro del mundo laboral y empresarial. Además, se fomentará la afición y el cuidado por la cocina con cursos para ‘aficionados y entusiastas’ con los que llegar a la población general en este objetivo de transformar y mejorar la gastronomía de la provincia, así como en acciones dirigidas a niños y jóvenes como son campamentos gastronómicos, talleres agroalimentarios con calidad reconocida”.
Hasta aquí podríamos hablar de la parte social –por más que se haya eludido contar con escuelas profesionales de Hostelería y Restauración o con los ciclos formativos superiores de Formación Profesional que existen como en el IES Santa María de Alarcos–, la parte glamurosa viene de la mano del padrino del evento, el chef Paco Roncero. Por más que haya sido señalado con 3 estrellas Michelín y con el Premio Nacional de Gastronomía, Roncero se eleva –en la beatífica nota de prensa del gabinete recurrente–: “No en vano [Roncero], es juez en máster chef Colombia y en Top Chef España. Ejerce de congresista en diferentes escuelas y encuentros gastronómicos. Además, es autor de los libros Tapas y Gastronomía del S. XXI, Bocadillos y Ensaladas, Tapas en estado puro y Correr, Cocinar y Ser Feliz”. Puro espectáculo, pura promoción artificiosa. Lo que no se dice, por no desentonar con el calado social predicado de la política anunciada, es que Roncero es considerado como “el cocinero más caro del mundo”. O al menos, así lo señalan algunas fuentes. En la medida en que regenta un comedor –yo no diría un restaurante, por lo reducido de su tamaño, capaz para sólo 12 comensales en penumbra– que cobra por el menú de una cena, la friolera de 1.650€, que sirve en Mallorca en su sede de Sublimotion. No es un cocinero social –a lo José Andrés–, tampoco es un cocinero solidario y fraternal, en la medida que se dirige a la minúscula minoría –aquella que queda fuera de la política proclamada del PSOE– y a la gastronomía como espectáculo. Pero es utilizado como padrino de un proyecto que quiere ser social, como un perfecto oxímoron, aunque lo callen y no lo digan. Cuando bien a las claras, ningún pensionista de la geografía provincial podría costearse el sofisticado menú del padrino del bautizado CTG. No sé si el CTG llegará a ser una acción de calado social futuro. Lo que si parece claro es que el padrino del CTG no está en esas latitudes.
Algo similar ha venido ocurriendo con el trampantojo de los aparcamientos de autocaravanas que se han venido realizando en un destacado programa provincial. Se ha llegado a decir que tal modalidad viajera se inscribe en el Turismo Social, sin más objeciones ni reparos. A pesar de que una caravana media, y equipada, no bajará de los 100.000€ y que una furgoneta camperizada –como opción más accesible– ronde los 60.000 €. Y en caso alternativo, el alquiler de un vehículo de esas características ronde los 150€ diarios. Calculen el coste de unas vacaciones sociales por donde se pone y quien lo atiende. Por no citar los costes anuales del aparcamiento del vehículo fuera del mes de uso intenso –no en cochera convencional, sino en naves adaptadas o en lugares a propósito– que hacen fácilmente disuasorio su oferta y promoción. Por más que desde el sector se haya hablado de crecimiento de demandas en tal modalidad de turismo social (¿…?). “Un filón –se decía el pasado año– que la Diputación Provincial de Ciudad Real tratará de aprovechar con la construcción de la mayor red de aparcamientos de autocaravanas de España y que se prevé que esté lista para antes de Semana Santa. En total, 20 áreas de servicio repartidas a lo largo y ancho de la geografía provincial para ofrecer a este tipo de turista todos los recursos con los que cuenta la provincia de Ciudad Real. Una veintena aparcamientos preparados y equipados para prestar a los usuarios un servicio de calidad excepcional que vendrá a reforzar las posibilidades turísticas del territorio. Alcázar de San Juan, Alcoba de los Montes, Aldea del Rey, Almadén, Argamasilla de Alba, Campo de Criptana, Castellar de Santiago, Corral de Calatrava, Fuencaliente, La Solana, Luciana, Miguelturra, Puertollano, Puerto Lápice, Retuerta del Bullaque, Ruidera, Terrinches, Villanueva de la Fuente, Villanueva de los Infantes y Viso del Marqués serán las localidades que contarán con un área de aparcamiento y descanso de autocaravanas perfectamente equipadas con la última tecnología que se utiliza en el sector, por los que la Diputación Provincial invertirá 3,2 millones de euros”.
Dicho todo eso, cuando los veranos de 2021 y de 2022 han visto decaer el disfrute vacacional a dos tercios de la población, como consecuencia de la crisis económica derivada, primero del COVID-19 y luego de la guerra de Ucrania. Cuando se reducen los demandantes de vacaciones, oferto estrategias minoritarias. Pues lo dicho, hacer políticas sociales –o al menos, llamarlas así, con énfasis oblicuo– con herramientas de lujo. Ya sea la gastronomía subvencionada ya el turismo teledirigido. Silogismos de la abundancia, paradojas de la escasez.