María Teresa García de Ceca y María del Carmen Lorenzo.– En el término municipal de Almodóvar del Campo (Ciudad Real) en la finca Los Ardales, se tiene previsto la construcción de un huerto solar. Esta noticia no tendría ninguna relevancia, cuando se tratase de terrenos baldíos o de escaso interés ecológico, ya que nos encontramos en pleno Valle de Alcudia. En este caso, estamos hablando de unos olivos que han visto pasar muchas generaciones. Son más de 5.000 olivos centenarios los que serán arrancados para la colocación de placas solares.
Justo en la linde superior de los olivos, se encuentra un cortijo, del que somos propietarios, las familias Lorenzo y García de Ceca, y del cual seguimos haciendo uso y disfrute. Para acceder a dicha propiedad, el camino que es de uso particular, desde la carretera CM-4115, quedaría encajonado a ambos lados, por la amalgama de placas solares, en vez de por la majestuosidad de unos olivos que nos vieron nacer.
Evitemos que en nombre de las llamadas “energías limpias” se destruya parte de nuestro ecosistema.
Aunque conocemos la importancia de estas nuevas energías y sus beneficios, en este caso, se destruye el medio ambiente para, contradictoriamente, protegerlo. Por todo ello, solicitamos que se estudie otra ubicación de dicho huerto solar, dónde el daño a nuestra biodiversidad e impacto visual, sea menor. Y sin olvidar que un yacimiento prerrománico yace en sus entrañas, del cual se han extraído de máximo interés.
Han arrancado ya (sin permiso) pues hasta este pasado mes de septiembre no lo obtenían, aproximadamente cerca de 1.000 olivos; entremedias de los cuales, la naturaleza autóctona de la zona (no olvidemos que estamos en pleno corazón del valle de Alcudia) ha dado rienda suelta a su vegetación y los enebros y otras especias protegidas han proliferado por doquier a los pies de los mismos.
Junto con ellos hemos visto con dolor como desaparecían, todo esto a 4 metros de nuestra vivienda, que se ha visto afectada en dos ocasiones por fuegos de dudosa procedencia, por el estado de abandono en que se encuentran los olivos (si me está permitido decir esto). Cuando esto ocurrió, recibimos llamadas anónimas sugiriéndonos que abriéramos puertas de emergencia por si teníamos que huir precipitadamente; pues hay personas que yo pregunto ¿No somos los seres humanos una especie protegida? Parece ser que no, en estos tiempos de despropósitos.
A diario se acercan a nuestra propiedad (dada la proximidad, pues repito son 4 metros lo que nos aleja de dichos olivos) para despedirse de ellos coches con jóvenes, hijos o nietos de personas, que en otro tiempo trabajaron allí en la recolección de aceituna.
Por cierto, estamos pagando impuestos de rústica y urbana.
Nota: Los parques eólicos son polígonos industriales en montañas, y los parques solares el infierno en el campo en verano.
Nos arrepentiremos más temprano que tarde de tanta barbarie. Pues lo que nos quieren hacer presentar como Progreso no es más que atraso, burda e inmisericorde especulación y, al fin, pura barbarie. Y nos arrepentiremos algún día de tanta estupidez.
Podemos preguntarnos la razón de que los «ecologistas» europeos se preocupen y se lamenten tanto por los árboles del Amazonas y los habitantes de esas lejanas tierras y se muestren tan inmisericordes por los árboles que nos han alimentado y acompañado en estas nuestras tierras. en las que vivimos. ¿Por que no les importa la destrucción de nuestro sistema? ¿Únicamente viven allí olivos? ¿No se destruirán también otras especies? ¿Por qué claman cuando otros quieren vivir mejor a costa de su medio ambiente?
Preguntas a las que quizás debieran dar respuesta.