Jesús Millán Muñoz.- La realidad, es que juzgamos a todo y a todos, pero no sabemos exactamente, lo que cada uno es o ha sido o potencialmente puede ser.
Metemos en cajas de juicios y contrajuicios y prejuicios a las personas. A unas y a otras. De una manera o de otra, pero en el fondo, quizás, no tengamos suficientes datos, conocimientos, evaluaciones correctas sobre las personas.
Dirán, que solo haces con otros, lo que contigo realizan. Pero en el fondo, cuánto nos conocemos de nosotros mismos. Cuánto lo que nos ha sucedido es verdad. Cuánto de lo que nos han contado. Cuánto de lo que hemos visto, que hemos percibido, que ya es una interpretación en parte, tiene una correcta adecuación entre la realidad y la perspectiva de un entendimiento correcto.
Quizás, en el pasado, se vivía y existía más en una economía de intercambio de mercancías, pero ahora, las ciencias sociales, nos tendrían que ofrecer la cifra y cifras, una parte de la economía, no solo es intercambio de objetos, sino de ideas, servicios, conceptos de ideas, de entendimiento de personas, juicios sobre otros seres humanos. Este vale o este no vale. Este tendrá potencial o no lo tendrá. Este podrá abrir nuevas líneas de mercado o no. Este será un buen catedrático de fisiología del conocimiento o no. Y, así, podríamos escribir un libro de mil páginas…
Se dice, en los contertulios de las aceras y de las tascas que las personas, que han estado en esta situación en su vida laboral, y, ya con cierta edad. Dejan que su mente se sosiegue, que ya no tienen que tomar decisiones, sobre cosas o, y, personas. Mira hacia atrás la mente y la conciencia y llegan a la convicción, de que “quizás juzgaron con pocos datos a personas, en el pasado, que quizás, a seres humanos que tomaron de forma infravalorativa, después, resultaron, que sus actos y sus acciones eran otras, personas que tomaron como inferiores no lo eran tanto…”.
Hay oficios y profesiones, que bajo multitud de mantas/mantras/lemas/eslóganes/objetivos/fines/ideologías, de eficiencia o eficacia o de incluso el deber hacer, juzgan el presente y el pasado de personas, les abren o cierran puertas, pero también condicionan su futuro. Esta es la cuestión. Este es el drama. Una realidad que puede tener tantas consecuencias, un aspecto de este tema, es eso de los Recursos Humanos, que está en todas las empresas, o se realiza, a ojo del gerente. Pero empresas sean de mercancías o de servicios, sean seculares o sean religiosas. Se abren portones a unos, ventanitas a otros, chimeneas a aquellos, y, a otros, se les ponen cerrojos de todas las cosas y en todas las realidades y de todas las forma y de todas las ideas o preideas… Sean en/de temas de productos materiales, de producción de servicios, en miles de sectores del existir, incluso, en temas religiosos o de lo sagrado…
Dentro de Europa Press, un enlace llega una noticia titulada: “A una anciana de 92 años se le niega el acceso [..]” firmado por Eduardo, con fecha del 24 de julio del 2022. En la cual, narra, con técnicas literarias una historia, que damos por supuesto que es verdad y verídica. En la cual a una señora anciana, se le expulsa de un modo no correcto de una tienda de alimentación…
Este sería una caso radical y extremo e injusto y no humano de un error de juzgar a las personas. Si analizamos esta noticia y narración, podríamos hacernos muchas preguntas: ¿cuánto habría comprado esa mujer, en diez o veinte o cincuenta años de existencia de la tienda?, ¿por ser una anciana, e ir despacio, mirando y observando, pero comprar casi todos los días, un producto o dos, no está haciendo un bien a la tienda?, ¿la otra persona que se portó mal con ella, buscando un subterfugio, para que se fuese, al final, ella misma perdió su trabajo, no estaba demostrando ningún tipo de humanidad, ni siquiera de sentido de la proporción, ni de la equidad, ni de valía en la economía…?, ¿demasiadas personas venden algún producto o algún servicio, pero te das cuenta, que no tienen ese sentido de la proporcionalidad y del buen trato, quizás, no sepan vender, porque saber vender es también un oficio…?
Recordamos, cuando se llega a una edad, nos vienen recuerdos del pasado, sin llamarlos/quererlos/desearlos. Puede que a la conciencia desde el fondo más profundo del ser, cosas negativas que te han sucedido, cosas que tuviste que tomar decisiones, que no querías, pero que por muchos que buscaste una solución, al final, solo te dejaron una solución. Sientes como del pasado, te hicieron injusticias, te juzgaron mal, incluso te crearon o inventaron calumnias, que después, te has dado cuenta, te ha repercutido negativamente, toda la vida. Te cerraron puertas, de forma injusta, y para ti, no se abrieron pasillos o posibilidades. Te juzgaron mal, y te echaron de lugares y sitios y posibilidades. Al final, nadie sabe totalmente, como es una persona. Pero todos los días nos jugamos a nosotros mismos, y, todos los días juzgamos a otras personas… (Recordamos menos, las injusticias que nosotros hemos hecho con los otros, o con otros…).
¡Pero de vez, de vez en cuando, un patito o patita fea, se convierte, o se ha convertido en un gran cisne…! ¡Pero entonces, nos buscamos la causa y la razón, bueno, que nos hayamos equivocado en un caso de cien, no quiere decir, que no hayamos acertado en los otros…!
¡Pero si existe Dios y existe Tribunal ante Dios, pienso que nos llevaremos muchas sorpresas, mucho de lo que pensamos sobre personas, no era así, mucho sobre situaciones no era así, y, quizás, muchas personas que eran consideradas por nosotros, como personas que tenían poca valía y poco potencial, tenían mucho, pero tú y otros como tú, hiciste que toda su vida, fuera una existencia de sufrimiento y pena y angustia, y, muchos que eran considerados buenos, no eran tan buenos, y, otros que consideramos malos, no eran tan malos…!
¡Seríamos capaces de soportar el veinte/treinta/cincuenta por ciento de sufrimiento y pena y angustia que otras personas han soportado, que nosotros hemos echado a otras personas de lugares/posibilidades/realidades, no en defensa justa, sino por mil otras razones, por malas intenciones, por no juzgarlas bien, por ponernos sin suficientes datos con una parte de un problema, por no escuchar a las dos o cinco partes de un juicio…! ¿¡Nosotros, quizás, al bueno le hemos echado más sufrimiento y pena y angustia, y, al malo, porque nos caía bien y lo queríamos, le hemos dado más alas…!? ¡Y, el lío, se ha ido haciendo cada vez más grande, la injusticia más grandes, la calumnia y el mal juzgar cada vez más grande…! ¿¡Cuánto daño o bien pueden hacer las abuelas/bisabuelas/padres/hermanos/amigos, cuándo a parte de la familia/amistades, la ponen en contra de otra persona…!?
Esto es realmente muy cierto!