Ramón Castro.- El mes pasado vinieron a arreglar la centralita, a pesar de llevar años redirigiendo correctamente las llamadas de trabajo. El servicio técnico olvidó imprimir el nuevo mapa de extensiones y colocarlo junto a los terminales, por lo que la gran mayoría continuó usando la antigua numeración. El resultado, treinta días más tarde, son tres nuevas parejas, diez rupturas, cuatro ascensos y un suicidio por desamor. Despidos no ha habido ninguno, por lo que concluimos que no son las centralitas las que destruyen el empleo.
Ramón Castro es profesor de Economía en el IES Fernando de Mena.