Aplazada la presentación del libro “Origen y evolución de las familias de Argamasilla de Calatrava” de Andrés Mejia Godeo

La presentación del libro “Origen y evolución de las familias de Argamasilla de Calatrava” de Andrés Mejia Godeo, programada para este viernes 2 de septiembre en ‘La Casa de la Inquisición’ de Argamasilla de Calatrava ha tenido que ser suspendida después de que el autor haya dado positivo en covid. El acto, organizado por el Ayuntamiento rabanero y Ediciones C&G, se iba a celebrar a las 20:00 horas. La nueva convocatoria se anunciará con antelación suficiente.

El libro, que se podrá adquirir a través de librería, estará disponible a partir del día 1 de septiembre. En Argamasilla de Calatrava se puede comprar en Librería Delfos.

Apellidos con sabor rabanero

Del total de los 112 apellidos que Andrés Mejia Godeo, analiza en su libro sobre el “Origen y evolución de las familias de Argamasilla de Calatrava”, el grupo de los más antiguos, que han llegado hasta nuestros días, está formado por los apellidos, Calle, Céspedes, Domínguez, Escobar, Escudero, Espinosa, García-Lobo, Gavilán, Letrado, Luna, Maestre, Muñoz-Campa, Ramírez, Raya, Rodríguez-Catalán y Trapero. Todos ellos constan en los libros parroquiales desde el siglo XVI y han tenido continuidad en Argamasilla de Calatrava desde entonces, por lo que se puede decir que son apellidos con sabor “rabanero”.

Para Mejia Godeo, “cada apellido esconde una historia, la historia de nuestros antepasados y puede proceder de un nombre, de un lugar, de un oficio o de una característica física”.

El investigador explica que “existen los apellidos patronímicos, que son aquellos que tienen su origen en un nombre propio, como Fernández, Hernández, González, Sánchez o Díaz. En Castilla se utilizó principalmente la desinencia “ez”, aunque también es frecuente “oz”. Ambas desinencias equivalen a “hijo de” o “descendiente de”. Así, Estévez es “el hijo de Esteban” y Muñoz, “hijo de Muño”. Sin embargo, algunos no se transformaron y siguen siendo igual que el nombre que los originó; es el caso de Alonso o García”.

Andrés Mejia, aclara que también están los apellidos toponímicos, “estos apellidos toman su denominación de un lugar, región, comarca o paraje en el que vivían, procedían o poseían tierras sus antepasados. Muchos están precedidos de la preposición “de”, “del”, “de la” o simplemente son gentilicios (Almodóvar, Arroyo, Rivera, de la Vega, Molina)” puntualiza.

Así como los apellidos de oficios, de los que Mejia Godeo nos dice que “el trabajo sirve como medio de identificación; sucedía siglos atrás y sucede hoy. Cuando no recordamos un nombre, solemos referirnos a la persona por su profesión. Cantero, Carnicero, Carretero, Guerrero o Labrador”, son algunos ejemplos.

Y también, según Godeo, “están los apellidos descriptivos. Si te apellidas Alegre, Blanco, Cano, Moreno alguno de tus antepasados era risueño, claro, cano u oscuro de piel o cabello. En muchas ocasiones el apellido corresponde a características físicas y apodos. Esos motes solían heredarse y así fue como se crearon los apellidos que, tiempo después, fueron anotados por los antiguos escribanos o notarios”.

Otro grupo importante son los apellidos que llegaron a Argamasilla de Calatrava procedentes de Aldea del Rey, Puertollano y Villamayor de Calatrava, las tres localidades más cercanas.

Apellidos procedentes de Aldea del Rey: Acevedo, Alcaide, Coello, Cofrade, Jara, Juárez, Molina, Mora, Pardo, Real y Sánchez (tres ramas).

Apellidos procedentes de Puertollano: Alcázar, Carrión, Casas, Cuevas, Fernández-Rubio, Grande, López (dos ramas), Medina, Monroy, Palomo, Serrano y Torres,

Apellidos procedentes de Villamayor de Calatrava: Arcediano, Blanco, Checa, Doctor, Palomares y Ureña.

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