Cervantes y Don Quijote de la Mancha en Villa Nueva de la Fuente

Juan Ángel Amador Fresneda. Exalcalde de Villanueva de la Fuente.- Dentro de la ficción de las aventuras del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha reside una realidad descriptiva de lugares, ventas, fondas y encrucijadas de caminos no fáciles de ubicar, que aunque Cervantes esconde con disimulada e imaginativa creatividad en el Quijote, no es menos cierto que los lectores y estudiosos del Quijote pueden encontrar en él espacios físicos y tiempos de la Mancha y el Campo de Montiel.

En esta Obra Universal se plasman rebuscados recursos estilísticos y lingüísticos con esmerada elocuencia y afinado vocabulario, entre ficción y parte de  realismo, dando vida a las aventuras de los personajes en la geografía local, con fluidez, consistencia, veracidad y solidez a su Novela de Caballería. Aquí el autor crea o revive a dos personajes y asume a un tercero del Quijote apócrifo de Avellaneda, de donde se nutre de información para su relato en el Ingenioso Hidalgo. El primero de ellos, un autor desconocido para los capítulos 1 al 8 y a partir del capítulo 9, y hasta el final de la primera parte, se encuentra en Toledo con el historiador arábigo Cide Hamete Benengeli. En la segunda parte, en el capítulo 72 se produce el encuentro de Alonso Quijano con el personaje ahidalgado morisco granadino Don Álvaro Tarfe creado o recogido del ambiente histórico granadino por Avellaneda, autor de dicho Quijote apócrifo, cuando este se trasladaba desde Granada a Zaragoza, coincidiendo ambos caballeros en una venta, resultando al final ser Don Quijote de la Mancha que caminaba solo para su pueblo.

Miguel de Cervantes a lo largo de su la etapa como recaudador de alcábalas y tributos para la Hacienda Real de Felipe II, en los últimos años del siglo XVI, después de participar como soldado en la batalla de Lepanto contra los turcos en 1571, cuando Villa Nueva de la Fuente ya era independiente de Alcaraz desde 1565, entre los años 1587-1597, debió pasar por Villa Nueva en sus recorridos por el Campo de Montiel y Andalucía y donde  ante sus ojos se colocan parajes, caminos y pueblos, alojándose en destartaladas ventas, negociando con ricos, hidalgos, pobres y maleantes, tomando notas para su posterior Inmortal Obra. Estas innumerables experiencias serían descritas de una manera magistral posteriormente, aunque en ese último periodo debió tener poco tiempo para dedicarlo a la literatura.

En la Localidad siempre existió actividad preindustrial en el cauce del río, que nace a los pies de la Ciudad, en un abundante y permanente curso de agua de más de 250 litros por segundo capaz de mover los mazos de batanes, piedra de molinos y alimentar lavaderos de lana, dado que la madre naturaleza había volcado sus recursos hídricos en sus manantiales naturales. En el periodo romano el naturalista e historiador Plinio había citado dicho lugar enuna referencia a la antigua ciudad Ibérico-Romana «El río Betis nace a los pies de Mentesa», también para el conglomerado de culturas, la visigoda y árabe (Mentixa) y cristianaque por ser un enclave económico, por la abundancia de agua, resultó ser estratégico también como nudo de comunicaciones.

Enseguida, llega el periodo de la Reconquista, poco después de la Batalla de la Navas de Tolosa en 1212, Villa Nueva era un Pueblo rico en recursos, después dependiente del Concejo de Alcaraz, que sería un pueblo conceptuado de behetría, el cual había nacido en los territorios conquistados a los árabes por los hombres libres, sin auxilio del rey, sin pertenecer todavía a ninguna orden militar, aunque pronto buscaron el amparo de un señor a quien los propietarios pagaban el tributo del diezmo a cambio de su protección.

Llegado el año 1494 Juan “el Batanero”, vecino de la Localidad,  explotaba un batán en la ribera del río, ese año solicitaba permiso al Concejo de Alcaraz para construir un molino y un batán en el Río Salobre, en el paraje de Cardos; “Batanero. Villa Nueva. Molino. Relaçion que fizo Juan Batanero veçino de Villa Nueva que le manden dar sus merçedes vn sitio para vn batan e vn molino en el río del Salobre en cabo Cardos, que dando çient maravedíes de çense a la çivdad, y que lo mandan dar conforme a la hordenança, y que se pregone”. Para los últimos años del siglo XV y primeros del XVI eran tres los molinos y batán que existían en la Villa; el del Cubo, el del Palo y el Traquejo o Cañamarejo, estos dos últimos, más un batán que llamaban «Cañamarejo» propiedad de la Encomienda de dicha Villa, incrementándose los molinos en la ribera al siglo siguiente con la construcción de otros; el de Osorio (de la capellanía de Juan Romero) y el del Concejo.

Antiguo molino del “Traquejo o Cañamarejo”, en el Río Villa Nueva, reformado el año 1687, batán de “Cañamarejo”

En la relación de bienes de la Encomienda aparecía otro molino fuera de la Localidad, en el Río Balazote, que se describía en 1731 y era el administrador Marciano Joseph Fernández Pacheco, Marqués de Bedmar, quien por testimonio del escribano público, de dicha Villa, Juan Gómez Lozano,  decía; “Se pasó el arroio abajo como a un tyro de bala a visitar y reconocer el Molino y Batán que llaman de Cañamarejo, propio de dicha Encomienda, que no se hace porque se había visitado anteriormente cuando era Comendadora doña Francisca Enríquez en 1689”.

Desde siglos atrás los gremios de ganadero de la Mesta que estaban recibiendo el apoyo continuado de la monarquía española con legislación y exenciones fiscales y otras ayudas, hasta su abolición a principios  del siglo XIX, también tuvieron números pleitos; como sucedería en el caso de dicha Localidad entre los años 1582/84, donde Juan Bautista Cattano y Consorte, genoveses y vecinos de la Villa, pleiteaban con el Concejo de la Mesta sobre el edificio y el lavadero de lanas que llamaban “abrevadero de la Fuente” que perjudicaba el pasto del ganado, dado que la polución y suciedad de las aguas ocasionando el conflicto judicial ante los tribunales de la Chancillería de Granada.

Este lavadero había estado en las últimas manos de otra familia genovesa, Benito Lobiniz, posiblemente hasta los últimos años del XVII, “otro comerciante de dicho terreno y cerca de él cuatro cimientos donde se sentaban las calderas que servían para escaldar la lana, un cuarto arruinado con los vestigios de su fundación de cal y canto, inmediato a esta Villa”. En dicho lavadero y en otro de Montiel se limpiaba, prioritariamente, la lana de los rebaños de los pueblos situados al sur del Campo de Montiel, donde pastaban más de 40000 cabezas de ganado lanar. El lavadero estuvo situado a la linde de la “Puente del Lavadero” y era uno de los 30 más importantes de España. Debido a ello varias familias genovesas asentadas en la Localidad tuvieron contactos comerciales con otras familias granadinas y toledanas dedicadas a dicha actividad durante los siglos XVI-XVII, para la exportación del producto aprovechando el caudal de agua existente en el río.

Los vellones de la oveja merina, principalmente, se preparaban calentando el agua con leña en varias calderas de cobre, para secar, seleccionar, envasar y marcar las sacas medianas y grandes, de unas 6 y 16 arrobas, durante los meses de mayo a septiembre, para exportarlas en carretas a los puertos del Mediterráneo hacía Italia, Francia y Países Bajos. Aunque para mediados del siglo XVIII dicho lavadero presentaba solo la apariencia de ruinoso, según describe el Catastro de la Ensenada de 1753, porque suponemos que el negocio se había trasladado a otros lugares comercialmente más competitivos.

Censo de actividad y en el Río Villa Nueva entre los S. XV-XVIII. Tabla de elaboración propia

Revisando el mencionado Catastro, en la relación de casas y edificaciones, aparecían las propiedades de molinos y batanes donde se decía; “Que en el término no hay más artefactos de presente que cinco molinos harineros de una piedra de rodezno (conducto que llevaba el agua al rodezno o piedra catalina con dientes de madera) y un batán en esta forma; dos que pertenecen a la Encomienda, el del Palo y otro del Traquejo, a excepción de uno que es de Cubo propiedad de Félix Juan de Coca y Bracamonte, Alcalde ordinario por los labradores y el común de los vecinos”. Posteriormente en el interrogatorio del cardenal Lorenzana de Toledo, de 4 de Junio de 1782, todavía se escribía de la Localidad, en su Capítulo 4º. “Por consecuencia de todo, se deduce y se debe anotar en este capítulo, que a la descendencia de esta villa y a distancia de cuatrocientos pasos, nace un río, tomando el nombre de su población, en cuyas corrientes se hallan cuatro molinos harineros, un batan de paños y bayetas”.

Como se ha dicho, a finales del siglo XVI, Cervantes en su periplo por el Campo de Montiel parece que debió pernoctar en Villa Nueva de la Fuente para ejecutar los impuestos, que adeudaban alguno de los molinos, el batán o el lavadero a la Hacienda Pública, requisando bienes para el Estado. Por ello, debido a la gran actividad que había en la ribera siempre se había oído una amalgama de ruidos de estos batanes y molinos, que, ubicados en cadena, en acompasado ritmo musical aliviaban la vida, la mente y los sueños de los villanos con la vista de sus casas hacía la ribera, pero que así mismo producía el asombro de visitantes y transeúntes que pernoctaban, escuchando los contundentes sonidos próximos a la Ciudad.

Pues bien, en el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes traslada a Alonso Quijano y a su escudero Sancho, en sus capítulos, en una serie de aventuras por ventas, pueblos y encrucijadas de caminos. En el caso que nos ocupa, con los datos histórico-geográficos que disponemos, el Camino Real, que era antiguo nudo de comunicación coincidente con la Vía Augusta-Heráclea (de Cádiz a Roma), Camino de Aníbal y la medieval Cañada Real de Andalucía a Valencia, a su paso por Villa Nueva. Por todo ello dicho Camino era el más importante del Campo de Montiel utilizado por los rebaños en la trashumancia para llegar a sus agostaderos desde la creación de Mesta.

Entonces y desde tiempo inmemorial figuraba Villa Nueva por su importancia estratégica como un punto de paso ineludible para mercancías, rebaños y personas en el recorrido desde el sur y el oeste hacía una parte de la Meseta y Levante. En las respuestas generales de dicho Catastro, en su pregunta 29, se escribía; “Respecto de ser esta Población lugar de paso para los Reinos de Murcia y Valencia a la parte de Levante y de Poniente a los Reinos de Andalucía”. Por eso Miguel de Cervantes Saavedra parece que debió pernoctar en Villa Nueva de la Fuente en alguna de las cuatro posadas de aquellos años, ubicadas en la plaza Pública y la calle Grande, y que como conocedor del lugar pudo tomar notas para describir y situar a los protagonistas de su “Inmortal Obra” en varios de sus capítulos.

Así mismo por el camino, con nombre árabe, del Andandumbá, Alandumbá o Alamdumbar, que iba desde Talaytula  (Toledo) a Mentixa (Villa Nueva de la Fuente) y que seguía para Alcaraz, Socovos, etc, hasta Qartayannat (Cartagena), en el trayecto que atravesaba los actuales términos municipales de Ossa de Montiel, Ruidera, Villahermosa y el Bonillo en la comarca natural del Campo de Montiel, en alguna de las ventas existentes entonces, es donde se debieron desarrollar varios de los capítulos del Quijote (el XVI-XVII). En ese espacio temporal y geográfico, en  la venta que le pareció castillo a Don Quijote, el día dieciocho de agosto es cuando Sancho dice; “que no ha sino un mes que andamos buscando las aventuras” y al día siguiente,  diecinueve de agosto por la mañana, antes de salir de dicha venta Sancho Panza se produjo su manteo.

Aquel mismo día, diecinueve de agosto, entre los términos municipales de Viveros y Villa Nueva de la Fuente, en el Camino del Andandumbá que cruza el mencionado Camino Real, Vía medieval y Cañada de Andalucía a Valencia, donde pastaban numerosos rebaños de lanar y cabrío, es donde se ubicaría “La aventura digna de ser contada y la batalla contra los polvorientos ejércitos» y dos grandes rebaños de ovejas y carneros son imaginados por Don Quijote como ejércitos, que venían a embestirse en mitad de aquella espaciosa llanura, finalizando la contienda del Ingenioso Hidalgo con dos muelas menos en la parte de abajo de la boca.(Capítulo XVIII). Inmediatamente, ese mismo día diecinueve, Sancho se encaminaba hacia donde esperaba encontrar refugio, sin salirse del Camino Real;  “y así fue que la noche se les echó encima en mitad del camino”, al entrar en el término municipal de Villa Nueva de la Fuente; “de pronto vieron en la oscuridad una multitud de luces que se movían”, comenzando así «La aventura del cuerpo muerto con los monjes que caminaban desde Baeza hasta Segovia”. (Capítulo XIX).

Prosiguiendo su camino en dirección a Sierra Morena, ya el día veinte de agosto, Don Quijote y Sancho, “Al poco trecho que caminaban, por entre dos montañas, pronto se hallaron en un valle tan espacioso como escondido, que apeándose de sus jumentos” ahora se escribía “La jamás vista ni oída aventura de los batanes”, Ya en la vega del Río Villa Nueva, entre los parajes de la “Huerta de la Fuente” y las proximidades de los molinos y el batán “Tendidos sobre la hierba, con la salsa de su hambre, almorzaron, comieron, merendaron y cenaron”. Así se metían entre pecho y espalda las viandas que Sancho había arrebatado varias horas antes a los monjes y frailes en la anterior “Aventura del Cuerpo Muerto”.

Ubicación de batanes  y molinos aguas abajo en el rio Villanueva

Entre los parajes de la Huerta de la Fuente y de los Molinos muy cerca  del batán Sancho dice a su Amo “Aplace esta temerosa aventura que no debe haber desde aquí al alba tres horas”, estando situados Don Quijote y su Escudero en dicho lugar  pasadas las cuatro de la madrugada y  “No teniendo nada que beber, las hierbas delataban que el agua de alguna fuente debía estar cerca y no dando doscientos pasos hacia arriba en la oscuridad percibieron el gran ruido del agua que se despeñaba y al pronto oyendo el crujir de hierros y cadenas, y Don Quijote por miedo pretendía irse del lugar, Sancho ataba las patas de su asno a las de Rocinante y comenzaba a contarle a su Amo el cuento de las cabras y a este se le ablandaba el vientre”. Al amanecer resultaba al final ser el estruendo de seis mazos del batán. Aventura que se producía el día veinte de agosto a poca distancia del casco urbano de Villa Nueva de la Fuente. (Capítulo XX).

Ese mismo día varios cientos de pasos más arriba del batán en la subida del “Camino de los Molinos” y aproximada confluencia del “Lavadero” de Villa Nueva,  para subir por el “Camino de las Charrulas” al Camino Real en dirección suroeste para Sierra Morena, enseguida se encuentran  “La alta aventura y la rica ganancia del Yelmo de Mambrino y lo que sucedió con el barbero”, comenzaba a llover y se daba el fenómeno meteorológico que solo se relata una sola vez en el Ingenioso Hidalgo, adoptando Don Quijote para sí la bacía que le pareció yelmo, almorzando ambos, otra vez, de lo que llevaba el barbero. (Capítulo XXI).

Continuando  la subida, unos cientos de pasos, en el camino secundario para dicho camino principal, Camino Real, todavía en dicho término municipal, en dirección suroeste hacía Sierra Morena tendría lugar la aventura “De la libertad que dio Don Quijote a muchos desdichados que, mal de su grado, los llevaban donde no quisieran ir”, se trababa delencuentro con los galeotes caminando encadenados al puerto de Cartagena para cumplir sus condenas en galeras. (Capítulo XXII). Varios días de caminata llegando a su destino para emboscarse en la sierra, donde Sancho Panza y El Caballero de la Triste Figura tuvieron diferentes aventuras,  para escribir Don Quijote la carta a su soberana y alta Señora Dulcinea del Toboso “En las entrañas de Sierra Morena el día veintidós de agosto de este año”. (Capítulos XXIII a XXVI).

Esta descripción y cálculo de distancias y lugares no sería suficiente sin que Cervantes, como hemos dicho, tuviera conocimiento previamente de la geografía local; sitios, parajes y su entorno, lindando, en este caso, al casco urbano de Villa Nueva de la Fuente. Tampoco existen otras fuentes y cursos de agua abundantes, limítrofes a la antiquísima Vía y Camino Real, que atravesando por el sur el Campo de Montiel llega a Sierra Morena y a tan poca distancia, de unos cientos de pasos, del mencionado valle del nacimiento del Río Villa Nueva, donde Miguel de Cervantes sitúa y encuadra a los principales personajes de su Obra Literaria, el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha.                                                                      

   20 de agosto de 2022

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