Eduardo Muñoz Martínez.– Treinta y siete años se cumplirán el próximo día tres de diciembre, -si Dios lo quiere-, del reconocimiento de la «Pandorga» como Fiesta deInterés Turístico Regional, y ahora nos toca esperar, -esperemos que no mucho tiempo más-, a su declaración como de Interés Turístico Nacional.
Para conocer los orígenes, la evolución, la razón de ser…, de la «Pandorga». del Latín, «Panduricare», que se puede traducir cómo fiesta popular, me apoyaré, -con permiso de los vivos, y el recuerdo y el respeto hacia los fallecidos-, en autores tales que Samuel Guerrero, Lope de Vega, Hervás y Buendía, Julián Plaza, Purificación Muñoz, Federico Aguirre, Francisco Pérez, Gómez Moreno…, por citar solamente algunos, porque gracias a ellos sabemos que ya en el siglo XVI, -por los años de mil quinientos y «pico», que diría el castizo-, existía la costumbre de saludar a la Virgen con canciones populares en la noche del treinta y uno de julio.
La música de la castañuela y la charanga, el canto de la seguidilla, las notas de la Agrupación Musical…, se convierten en el ritmo de la ofrenda, en la prolongación de la ofrenda, de la fe, de la devoción popular…, todo ello en la noche, puente entre los meses de julio y agosto, en la que se juntan las palabras que sobreviven al vino, con las estrellas. Una noche que se tiende al final del día y, al próximo alboreo, en él vuelve a tornarse. Es un tiempo, estas horas de la «Pandorga», en el que, de acuerdo con los anales de la historia, «desde tiempos remotos, -y como muy bien resume en su himno el cantautor ciudadrealeño Javier Segovia, víctima mortal de un accidente de tráfico en 1977, a los veintitrés años de edad-, las gentes de Ciudad Real, encomiendan a la Virgen del Prado, sus haciendas y cosechas…» Todo esto lo proclama muy bien Javier con los siguientes versos:
«El último día del mes de julio
se exalta la tradición.
Se unen los pueblos del coto manchego
para cantar a su son».
Y es la «Pandorga» una fiesta para todos: para la «Morena del Prado», que desde su palco bendice la música y los bailes que los danzantes acercan a sus inmediaciones, para celebrar el ciclo natural, y para todas las familias, parafraseando los versos del malogrado artista-, que, desde los abuelos, salen después de cenar, y para el niño, que para ver mejor tal vez se suba a un árbol, o para el poeta, que no encuentra versos para terminar.
La «Pandorga», cómo todo evento, cuenta con sus anécdotas, cómo la suspensión, en 1789, por las «cicaterías» de Maldonado, o el episodio de Juan Chimón, parece ser que vecino de Poblete y que, dicen, cantaba con voz tan potente que aseguran, las crónicas, se le oía, desde el Prado, en dicha población, o aquella subvención de cincuenta pesetas, en 1896, para sufragar los gastos de la fiesta. No podemos silenciar que no siempre ha gozado la «Pandorga» de buena «salud». Por eso merecen atención tanto sus «sombras», como sus «luces». Malos tiempos corrieron para ella en los primeros años del pasado siglo, a pesar de los esfuerzos de «Mazantini», -de quien luego toma nombre el prestigioso grupo folclórico-, o el «Ciego Paco», o Pepe, «El Gordo», aunque la autenticidad de sus principios, el apoyo de periodistas y articulistas como Francisco Herencia o Sastre Moreno, el canónigo Alfonso Pedrero…, consiguieron levantarle el ánimo, que luego se vería truncado, otra vez, a causa de la Guerra Civil de 1936.
«La «Pandorga», -escribía alguien con el pseudónimo «El Perchelero» en 1962-, no es otra cosa, -y es verdad, asegura el firmante-, que lo que hay de eterno en el alma de Ciudad Real». De ahí, su resurgir tras la contienda. En este capítulo de parabienes a la fiesta, hay que recordar que, a partir de 1964, la organización corre por cuenta del Ayuntamiento; que en 1973 se estrena el ya referenciado himno de Javier Segovia; que en 1979 se celebra el primer concurso de «limoná»; que en 1980 Tomás Valle encuentra datos que favorecen su «reconstrucción»; que en este mismo año se recupera la figura de su embajador, el «Pandorgo»; que en 1988 se funda la Hermandad de «pandorgos»…, etcétera.
Entiendo que la mejor rúbrica a estos párrafos no puede ser otra que la citación de quienes han ocupado este cargo hasta ahora. Ellos han sido Tomás Valle Casado, Pablo Romero Rodríguez, Justo Serrano Ortiz, Antonio Cárdenas Calatayud, Benjamín Gómez Serrano, Emilio Arjona Carrasco, Antonio Villaseñor Turrillo, Julián Gutiérrez Patiño, Antonio Serna Mondejar, Alejandro García Casanova, Francisco Muñoz Lorca, José Melero Velarde, Pío Gómez Vargas, Vicente Calatayud Maldonado, Luis Martínez Solís, Ricardo Peral Olmo, Vicente Calvo Carrasco, Rafael Arcos Luna, Ángel Patiño Córdova, Samuel Guerrero Guerrero, Luis Campos Fernández, Antonio Martín Pérez, Agustín Cantero López, Baldomero Mercado Rodríguez, Eugenio Martínez Díaz, Vicente Mena Galiana, José Gutiérrez Patiño, José Ángel Nieto Poblete, Pedro Sevilla Fernández, Vicente Castillo González, Augusto Rodríguez Zafra, José Antonio Morales Sanz, Juan Cruz Gallego, José María Terriza Pérez de Madrid, Antonio Broceño Plaza, Francisco José Turrillo Moraga, José Luis Vendrell, Magdaleno León Turrillo, José Antonio López Rubio, Julio Santiago Rubio, Benito Javier Puebla Pérez y Carmelo Lillo Talavera. Vaya, en este punto, la oración y el recuerdo para quienes ya no están entre nosotros, a la vez que mi disculpa por algún posible error, por supuesto que siempre involuntario.
La «Pandorga». Con su trayectoria, con el carácter que le imprimen las decenas de miles de personas que cada año nos visitan a tal efecto… ¿Hasta cuando tendremos que esperar para que sea declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional?
¿ Esperar dice Vd. ?………………..pues hasta que superemos un cierto numero de kilos de basuras y desperdicios y seamos los que mas generen en este tipo de fiestas en la region o a nivel nacional.Ya que parece que hay algun tipo de alergia a depositar los residuos en los contenedores que se colocan al efecto……….los jardines del Torreon son una muestra de ello………..