Frente a la oficina de Banco Santander en calle Alarcos n. 4, en Ciudad Real.
Si el pasado 28 de junio, comparecíamos para que instituciones como la Diputación Provincial de Ciudad Real fueran catalizadores de una lucha eficaz contra la emergencia climática desde lo local, hoy lo hacemos ante el sector bancario privado de nuestro país que debe un aliado imprescindible y comprometido en la mitigación, adaptación y resiliencia al cambio climático. Sus inversiones pueden y deben decantar, en cantidad y calidad, alcanzar el objetivo de un mundo con una media de temperatura global en torno a los 1,5ºC que es margen de seguridad que marca el mejor conocimiento científico actual.
Como advierte la comunidad científica y el Panel de Expertos de Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC) en su 6º Informe de Evaluación, se requiere de una acción decidida y urgente del conjunto de la sociedad, la rápida reducción de emisiones, medidas de adaptación y resiliencia a la mayor velocidad y un cambio en los hábitos de producción y consumo.
Además de la acción de los gobiernos a todos los niveles, el concurso de la Banca privada es de suma importancia: frenar el cambio climático requiere de ingentes recursos no sólo públicos sino también del sector privado, para realizar una transición energética rápida y con criterios sociales y ambientales, invirtiendo en energías renovables, ahorro energético, eficiencia y abandono acelerado de los combustibles fósiles. Las renovables, además, deben tener en cuenta el respeto del medio y las aspiraciones y voluntades de las comunidades locales, que deben ser justas beneficiarias también. El autoconsumo y las comunidades energéticas son sendas herramientas, entre otras, que también se deben acelerar.
En el actual encrucijada, la banca tradicional y privada puede y debe ser un catalizador para una transición social y energética justa y eficaz en la lucha contra el Cambio Climático.
Sin embargo, hasta ahora no ha sido así.
El Banco Santander, BBVA y CaixaBank han invertido 67.000 millones de euros en empresas de combustibles fósiles en los últimos seis años, de los que el Banco Santander ocupa el primer lugar con unos 43.000 millones de dolares, como señala el Banking on Climate Chaos 2022. También ha aumentado un 500% su inversión en proyectos de perforación en el Ártico desde el Acuerdo de París. Banco Santander sigue siendo la entidad española que más financia a la crisis climática, y se coloca en el puesto 22 a nivel global. Además, otorga financiación a energéticas como Shell, Total Energies y Repsol para llevar a cabo proyectos de expansión de gas y petróleo, cuando debería ser al contrario.
Además, BBVA y CaixaBank también han destinado grandes cantidades a proyectos con un gran impacto en el clima y el medio ambiente: BBVA, que figura en el puesto 34, invirtiendo unos 23.572 millones de euros desde el 2015 y CaixaBank –puesto 54–, unos 5.000 millones de euros.
En vista de ello, como ciudadanía y clientes preocupadas por la emergencia climática, cuyos efectos adversos están aumentando en intensidad, extensión y duración de forma muy acelerada,
PEDIMOS al Banco Santander, BBVA, CaixaBank y al conjunto de la Banca española e internacional privada:
- Una DESINVERSIÓN acelerada en combustibles fósiles, incluido el gas natural, y la energía nuclear que es demasiado lenta en su implantación, extraordinariamente cara y peligrosa y cuyo aumento de ciclo de vida acaban asumiendo, en muchos casos, las arcas públicas y no las propias energéticas .
- Inversiones basadas en la mejor ciencia climática y con criterios sociales y ambientales en energías renovables como energía eólica, fotovoltaica, medias de ahorro energético y de eficiencia, autoconsumo y comunidades energéticas, entre otras.
- La reducción de sus emisiones como entidades de servicios y consumidoras de energía y otras materias y servicios con impacto en emisiones y alcanzar la neutralidad climática lo antes posible,
- Fomentar entre sus clientes la información climática de calidad y contrastada y animar a reducir emisiones, no a compensarlas. La comunidad científica pide medidas urgentes de reducción y está demostrado que ello es mucho más eficaz que compensar emisiones, como promueve Banco Santander entre sus clientes, medida ésta que no reduce emisiones y suele resultar contraproducente.
- También animamos a las entidades bancarias a invertir en seguridad humana y no en armas del tipo que sea. Según los cálculos de la Campaña Banca Armada y del Centre Delàs de Estudios por la Paz, Banco Santander está entre los 10 de bancos europeos que más financian armamento nuclear. En el periodo 2019-2021, ha financiado ocho empresas que fabrican este tipo de armamento, sumando un total de 5.344 millones de euros. Como decimos, hay que apostar por la seguridad de las personas y el medio y no por la carrera de armamentos.
- En el actual contexto actual internacional y climático, es necesario, justo y cívico que las entidades bancarias aumenten sus contribuciones a las arcas del Estado, como miembros destacados y de enorme peso en nuestra sociedad, en lugar de criticar las medidas recaudatorias del Estado cuyo destino es el bien común.
- Por últtimo, también pedimos a la banca tradicional a asumir en su visión como organización y en su funcionamiento, las buenas prácticas e inversiones sociales, culturales y ambientales propias de la Banca Ética y Solidaria.
En definitiva, animamos a la banca tradicional a que sea parte de la solución y deje de ser fuente de financiación de los combustibles fósiles causantes de la actual emergencia climática y ambiental planetaria.
Banco Santander, y esta oficina, han sido informados de esta rueda de prensa en el espíritu propositivo e informativo que persigue esta comparencia, y les será entregado el contenido íntegro de esta nota de prensa.
Muchas gracias.
Comisión 0,7% y Red ciudadana para la Acción Climática desde los municipios (RedClima).