Manuel Valero.- El calor, ya saben lo que solía hacer en verano cuando llegaba el verano sin la testosterona del cambio climático, se ha dado un empacho de grados y ha resuelto a los medios de comunicación la ausencia de contenidos. Llegó la ola y apartó Ucrania, los precios y las elecciones andaluzas.
Para ser exactos, no los apartó, los convirtió en casi menudillo informativo. Recuerdo en mis tiempos de Lanza los debates que tenía con mis compañeros/as y la dirección cuando sacábamos, a veces en portada, la recurrente fotografía de un termómetro callejero de panel con los 40 grados. Entonces ya empezamos a conocer por medio de otro panel, el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) que un grupo de expertos iniciaron el rastro del C02 y su impacto en la Tierra y detectaron que el efecto invernadero natural había aumentado considerablemente desde la Revolución Industrial del XIX hasta nuestros días, que la sobrecarga de CO2 retenido estaba dislocando el clima y que por lo tanto haría más calor en veranos venideros, se derretirían los polos, subiría el nivel del mar que puesto a hervir generaría a su vez una orgía de fenómenos entre lluvias bíblicas, sequías inconcebibles, desertización y el Apocalipsis… salvo que se limitaran las emisiones de Cos2 y metano, incluido el de las vacas, poner a resguardo los bosques incluso aumentar la masa forestal, y sobre todo, recurrir a otras energías y darle puerta a la despensa fósil que alimenta industrias y transportes en todas las escalas. Los representantes de la Humanidad dieron un primer paso serio firmando el Protocolo de Kyoto y luego los Acuerdos de París, además de otras cumbres para poner negro sobre blanco qué se estaba haciendo con el objetivo de enfriar el plástico que nos cubre ahíto de gas retenido. El IPCC fue premiado nobelmente así como Al Gore, vicepresidente de EEUU, por advertir de la necesidad de parar la máquina para que la máquina siga funcionando. Resulta paradójico porque era yanqui pero bueno… Es decir, el cambio climático es consecuencia de la irracionalidad y avaricia explotadora del hombre y sus ansias de confort a cualquier precio, pero no de todos los hombres, de los más ricos e industrializados así fueran capitalistas (EEUU y Europa) o comunistas (URSS-Rusia, China). Aquí ha mandado mierda a la atmósfera todo quisqui y quien esto firma, porque he estado 30 años viajando en coche de gasoil refinado gran reserva.
Obviamente surgieron, no ya los negacionistas que los hay para todos los gustos, sino otros científicos ajenos al Panel de la ONU que ponían en duda el origen antropogénico de la alteración del clima. Apuntan al desvío del eje magnético de la tierra, la actividad solar y geológica la evidencia de que en los tiempos prehistóricos había habido cambios y glaciaciones y que ya en tiempos históricos hubo episodios como la pequeña edad de hielo que se estiró desde el siglo XIV a mediados del XIX y antes hubo una especie de óptimo medieval periodo en el que el clima hizo más fácil, la vida y la producción de alimentos. El planeta no es una roca muerta. Está vivo y los movimientos internos de las masas de hielo, la actividad volcánica y la solar incidieron, según los expertos en esos cambios ya históricos del clima. El hombre entonces no empercudía tanto. Pero al final todo se junta: los niveles de contaminación y deterioro ecológico son en la actualidad un cáncer a un palmo de la metástasis en un planeta vivo, que gira alrededor de otro astro vivo y que tiene unos ramalazos asesinos cuando se cabre con terremotos de destrucción nuclear o tsunamis que que quitan las ganas de mirar el mar para escribir poesía.
Uno solía oír con frecuencia cuando se producía un cambio eso de que el tiempo está loco, y si tiramos de obviedad los veranos han sido siempre implacables en La Mancha. Los 40 grados nos resultan familiares y la gente se quitaba el plomo candente bebiendo agua bajo la sombra . ¿No les suenan las calles de nuestros pueblos completamente desiertas, sin un alma, cuando achicharraba la siesta y ni siquiera faenaba la trilla?
Quiero decir para ir al grano que ya toca que si bien es cierto que el cambio climático está aquí, que es una realidad coetáena, tangible, sufrible, también lo es la espectacularización informativa de las noticias del tiempo, sobre todo en TV, que contribuyen a añadir por lo menos medio grado más a la sensación térmica. ¡Con lo anodinos y queridos que eran los hombres del tiempo!
Bueno, ya sabemos que la esencia de la verdad es que nunca es excesiva……..