Pilar Zamora Bastante, 1ª Teniente de Alcaldía del Ayuntamiento de Ciudad Real.- El 10 de agosto de 1982 se promulgaba el Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha, dando cumplimiento a la Constitución Española que reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que integran España y la solidaridad entre todas ellas.
Precisamente ese, la solidaridad, ha sido un principio sustento de nuestra Comunidad Autónoma, porque hemos necesitado de la solidaridad del Estado y del resto de autonomías sin olvidarnos de Europa, para poder ir evolucionando, al tiempo que hemos procurado ser también solidarios con el resto.
En los años 80, pocos sabíamos exactamente lo que era la región más allá de la configuración geográfica. Hoy, la ciudadanía lo sabe perfectamente y nos llamamos con orgullo castellanomanchegos y castellanomanchegas. Los años que han transcurrido desde que se promulgó el Estatuto han sido años en los que hemos aprendido a reivindicar nuestra tierra y nuestras raíces, nuestro potencial económico, nuestro talento en todas las disciplinas y darlo a conocer en el mundo, mostrándonos orgullosos de los nuestros.
La descentralización política del Estado supuso la evolución hacia un modelo sustentado en diferentes escalas: local, autonómica, central y comunitaria, siendo uno de los objetivos fundamentales el acercamiento de las instituciones y las políticas a las ciudadanas y los ciudadanos.
Largo ha sido el recorrido desde el primer día, muchas las vicisitudes y muchos los cambios. Me atrevería a marcar como hitos muy relevantes el traspaso de las competencias en educación y en sanidad. Porque una sociedad instruida y crítica solo se consigue gracias a la educación, a una educación a la que tengan acceso todas las personas independientemente de su cuna o su peculio. Porque sin salud no cabe pensar en otras cuestiones, y del mismo modo que la educación, la justicia social es que quienes se ven afectados por un problema de salud puedan tener la atención necesaria sin considerar su origen o su situación económica.
No hay municipios en nuestra tierra en los que sus escolares no estén atendidos ni falta un centro de salud para poder atender al paciente en un primer momento, teniendo a disposición en caso de necesidad toda una red de hospitales. Quienes me conocen saben que me gusta expresar que parte de lo que soy hoy es gracias a la Universidad de Castilla-La Mancha, oportunidad académica que me hubiera quedado muy lejos si no hubiera sido por su ubicación en nuestra región.
Bajo los mismos fundamentos de igualdad y justicia social, hemos venido instituyendo en Castilla-La Mancha un sistema de bienestar que poco imaginábamos en aquellos primeros años, de manera que hoy la familia, la infancia, las personas mayores, las personas con discapacidad o dependientes, disponen de una extensa red de apoyo impulsada por la administración regional.
Tampoco quiero dejar pasar el hecho de que la región ha afianzado su economía defendiendo sectores tradicionales como son el agrícola y el ganadero, promocionando nuestros productos autóctonos de calidad -entre ellos el vino, que ya es reconocido universalmente- al tiempo que se ha apostado por la industrialización, la internacionalización, la digitalización o el fomento del turismo.
Podría seguir revisando lo que ha supuesto para nosotros ser autonomía, pero este artículo sería interminable si enumerase o bajase demasiado al detalle. Por lo tanto, terminaré diciendo que, habiendo transcurrido el periodo más fructífero para nuestra región, a sus cuarenta, Castilla-La Mancha sigue adelante y mira al futuro llena de ilusión, de fuerza y de horizontes que seguir alcanzando.