Eduardo Muñoz Martínez.- Al escribir de nuevo esta frase, no tengo por menos que acordarme de mi abuela paterna, Manuela, «La Chatilla, la Rosquillera», que con tanto énfasis lo decía cuando algo le llamaba poderosamente la atención.
Y es que, como dice la letra de la canción de Rubén Blades «La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay Dios». Hasta hade unos días, desde mi ignorancia, pensaba que la presencia de uno o más miembros de las corporaciones municipales en los eventos, de distinta índole, era obligatoria, aunque ya sé que no. Por si alguien se pregunta sobre la razón de ser de mi apreciación, les contaré por qué tenía esta impresión.
El pasado 26 de marzo, el Teatro Municipal Quijano de Ciudad Real acogía la celebración del magno pregón de Semana Santa, que fue responsabilidad, igualmente, de un magno pregonero como el sacerdote salesiano Julián Sánchez Mora quien, con su voz aterciopelada, regaló un amplio derroche de sentimientos, espiritualidad, devoción, evocación…, acompañado por la Banda de Música Sinfónica de la Agrupación Musical de nuestra capital. Lo hizo ante una notable audiencia que siguió el acto con la mayor atención, aunque no todos, y compostura posible.
No todos, o todas, lo hicieron, lo de escuchar y atender, y aquí es donde quería llegar. ¡Qué pena, me decía alguien al contárselo, que eso no lo vea la gente! Quien escribe estos párrafos estaba situado en la fila ocho, y justo delante, ¡mala suerte la mía!, se encontraban tres concejalas del Partido Popular, actualmente en la oposición de nuestro Ayuntamiento capitalino.
Realmente fue lamentable su modo de actuar, ya que pasaron las casi dos horas que duró el evento hablando sin parar, mirando fotografías que nada tenían que ver con lo que se estaba viviendo, riendo y enviando comentarios a las redes sociales…, y aquí surge la pregunta, o las preguntas: ¿Para qué fueron al pregón?, ¿Para qué las viesen? ¡Menudo espectáculo! Sinceramente, ¡qué falta de respeto y de educación!
Es su formación política, también, y alguna de las tres en concreto, quien junto con las representantes en el consistorio de otro grupo político, y son dos, por dar alguna pista, quienes intentaron, así lo entendimos varias personas, durante el pleno ordinario del mes pasado, desestabilizar y enfrentar al equipo municipal de Gobierno, apoyándose en si es acertado o no que como autoridad asistan a los actos religiosos que consideren oportuno.
Son ellas, también, quienes tal vez para lavar su culpa, o por intereses políticos, las de misa casi diaria, las asiduas en septenarios, triduos, novenas…; son ellas, igualmente, las necesitadas, aunque dudo que tengan la humildad de reconocerlo, de clases de respeto y educación, ya que con su forma de actuar demuestran andar no muy sobradas en tales disciplinas.
¡Cuánto dejan que desear, en cuestión de valores, estas personas que aspiran, aunque veo que difícil lo tienen, a gobernar esta capital castellano-manchega! Afortunadamente, todavía hay tiempo para pensar si merecen, o no, nuestra confianza en las urnas. Lo dicho, ¡vivir para ver!
Vaya, vaya. Y no hubiera sido más honesto y efectivo que, dado que tenías a las señoras tan próximas a ti, las hubieras apercibido? Porque venir aquí a publicarlo con maneras de chivato de colegio no me parece muy elegante.
Me pregunto si, tal vez ,el pregón y la música posterior no te estarían arrancando bostezos y la cháchara de las chicas peperas te sacaron del sopor.
En fin, que claro que no será obligatorio asistir a ningún acto religioso o profano. Como tampoco lo es personarse en procesiones en calidad de autoridad, como venís haciendo habitualmente peperos y sociatas. Qué gente más cretina, leches.
Una nueva demostración de su desequilibrio craneomental.
Esas tres señoras no solo que no leerán las estupideces que escribe un mamarracho como usted, sino que no le van a contestar, aunque si lo hicieran quedaría usted a la altura de la bosta de los animales.
Maremiaaa lo que xoxea el carcamal este.