Los acusados por la muerte de un albañil tras una caída mientras trabajaba en una finca de Puebla de Don Rodrigo (Ciudad Real) han coincidido en que le ayudaron en lo que pudieron y que no vieron gravedad alguna en su estado. Por estos hechos la familia del fallecido defiende la existencia de delito mientras que la Fiscalía ha solicitado sentencia absolutoria alegando que murió por causas naturales ya que sufría problemas cardíacos.
Así lo han manifestado este lunes durante la primera sesión del juicio en el que un tribunal del jurado juzga a 5 acusados de omisión de socorro. Se trata del gerente de la empresa de albañilería, que responde a las iniciales de G.S.M., dos empleados de la finca y dos compañeros de la víctima.
El abogado de la acusación ha comenzado el juicio diciendo que «la familia solo quiere saber qué ha pasado con su hijo», que responde a G.S.M., un varón de 30 años que falleció el 14 de noviembre de 2014 mientras trabajaba como albañil sin estar dado de alta en la Seguridad Social. Ha continuado diciendo que los acusados no actuaron como deberían y que en vez de llamar al 112 para atender instrucciones, actuaron por su cuenta.
Tal y como describe el escrito fiscal, los hechos se produjeron a las 8.30 horas cuando el fallecido cayó al suelo produciéndose una herida en la cabeza y una doble fisura en el cráneo. En ese momento, acudieron G.S.M. y tres de los acusados, que decidieron trasladarlo al centro de salud de Piedrabuena, donde el facultativo que le atendió dictaminó su fallecimiento sobre las 10.00 horas.
Asimismo, el letrado ha relatado que «por alguna razón, alguien dijo que este chico estaba allí cogiendo setas». Unas declaraciones que hicieron algunos de los acusados durante la primera conversación con la Guardia Civil y que, horas más tarde, se rectificaron alegando que el fallecido estaba trabajando.
El gerente de la empresa, que a la vez es tío de la que fuera prometida del fallecido, ha contado que «como ese día llovía», M.G.D. fue a la finca porque durante ese fin de semana, la dueña quería realizar una cacería y quería «que lo dejaran todo limpio». De esta manera, mientras otros dos compañeros terminaban su trabajo de albañilería, éste le ordenó que cogiera dos palés que había en una habitación y que «se los llevara uno a uno».
«No sé exactamente cuánto tiempo pasó pero, en un momento dado, los trabajadores llegaron diciendo que había un chico que se había caído», ha relatado añadiendo que acto seguido «salieron corriendo» y que le vieron tumbado. «Le preguntamos si nos conocía y nos dijo que sí, se sentó él solo y habló con nosotros, estaba consciente, tenía una brecha en la cabeza con un pequeño sangrado, pero nos dijo que estaba bien», ha añadido.
Así, ha recalcado que «nunca» se le pasó por la cabeza que al chaval le fuera a pasar nada y que «tenía una forma de comer muy rara, estaba obeso». Por esta razón, G.S.M. ha alegado que pensaban que se cayó por un mareo» ya que «no comía en condiciones».
Tras desvanecerse, cuenta que fue corriendo a por el furgón, «al que subió por su propio pie». «Yo lo tenía como un familiar más, llevaba 10 años con mi sobrina a quien llamé para decirle que lo llevaría al hospital de Ciudad Real porque donde estábamos no había nadie para atenderle, ni mis compañeros ni yo pensamos que fuera a ser algo grave», ha apostillado. Según lo relatado, el facultativo de Puebla de Don Rodrigo no llegó al centro hasta las 12.00 horas.
Además, ha añadido que finalmente no llegaron a Ciudad Real porque durante el traslado, a la altura de Piedrabuena, el fallecido le manifestó que «se estaba poniendo muy nervioso». «Paré en el centro de salud por si acaso, él bajó por su propio pie y al sentarlo en una silla de ruedas, vi cómo giró la cabeza para un lado», ha dicho.
Preguntado sobre por qué testificó que el fallecido estaba «cogiendo setas» en el momento de los hechos, el gerente se ha defendido alegando que como habían pasado unos 15 minutos, pensaron que quizás estaría cogiendo algunas setas por la zona y ha negado que ese relato fuera para «evitar decir que no estaba dado de alta».
En el transcurso del juicio el resto de acusados no ha querido responder a las preguntas del letrado de la acusación, quien además ha mencionado la intención de mostrar unas imágenes proporcionadas por la Guardia Civil donde aparecen muestras de sangre en los palés.
Los encausados han coincidido en sus relatos donde han descrito que se encontraron a M.G.D. boca abajo aunque «pudo levantarse por su propio pie y estaba consciente». Uno de sus compañeros ha dicho que no le vio grave, «solo como cualquier otro accidente que te puede pasar en la obra» y que, durante su experiencia como albañil, jamás han llamado al 112 en un accidente así. «Si hubiera visto que estaba grave, hubiera sido el primero en decir de llamar», ha añadido.
Su compañero, además, ha testificado que «estaba consciente» y que le conoció porque le llamó por su nombre». «Se levantó él solo y pudo subir a la furgoneta, no creo que hubiéramos podido subir entre todos un peso muerto», ha añadido.
Finalmente, ha testificado el empleado de seguridad, que únicamente conocía al gerente de la empresa durante lo ocurrido. En ese momento se encontraba en el coche con otro compañero a «unos 10 metros de lo sucedido», donde le vieron tendido en el suelo y le ayudaron a levantarse «como si se cae alguien en la calle y se le ayuda a que se levante».
Según la autopsia, murió sobre las 9.00 horas por una arritmia cardíaca y shock cardiogénico y no por el golpe producido en la cabeza. M.G.D. sufría problemas cardíacos y un trombo de características vitales en el pulmón derecho, algo que sus compañeros desconocían.
El juicio continuará este martes con el testimonio de varios testigos y este miércoles con las pruebas periciales. La acusación pide una multa por parte del gerente de 100 euros diarios durante un año y 50 euros para el resto de acusados así como una indemnización conjunta para la familia de 105.448,93 euros.