El alcalde de Campo de Criptana, Santiago Lázaro, acompañado por otros concejales de su equipo de Gobierno, visitó el taller del imaginero local Francisco Javier Muñoz Boluda. Un joven criptanense que, hace seis años, dejó la arquitectura para dedicarse a su auténtica pasión y que hoy es uno de los imagineros más solicitados de la comarca.
Por el taller de Fran -como le conocen en Campo de Criptana- pasan habitualmente visitas, a las que recibe con agrado, explicándoles cómo es el proceso de creación de sus imágenes.
El alcalde de la localidad, Santiago Lázaro, acompañado por concejales de su equipo de Gobierno, se acercó también por el taller de este joven artista local para conocer su proceso de trabajo.
“Es un artista que destaca por su sensibilidad y por el cuidado y el amor que pone en su trabajo. Un joven con mucho talento”, destaca el alcalde.
Sensibilidad, cuidado, amor y talento que, casi de forma innata, traslada a sus obras. “Yo sólo las escucho, las acompaño y vivo el proceso de creación, dando a cada obra lo que me pide. Las obras tienen su propia vida y yo soy su instrumento”.
Así define Fran su proceso creativo, como si de una meditación se tratase, trasladando todo su saber hacer a cada pieza, como la firma de su sello personal. “Cada pieza que sale por las puertas de mi taller es única, pero siempre llevan algo mío”.
Un sello personal que, desde que hace seis años decidiera dejar el camino de la arquitectura, rechazando incluso alguna propuesta de trabajo, ha calado dentro y fuera de la comarca; hasta el punto que tiene cerrados encargos hasta la primavera de 2023.
“Siempre quise estudiar Bellas Artes, pero al final hice Arquitectura, que me sirve de mucha ayuda a la hora de crear las piezas. No olvidemos que la arquitectura, junto con la pintura y la escultura, es una de las tres grandes artes”.
Su gusto artístico y su pasión por la Semana Santa, “soy criptanense y el sentimiento cofrade lo ‘he mamado’ desde pequeño”, es lo que le han conducido al oficio de imaginero. Un oficio que realiza de la forma más artesanal, utilizando técnicas tradicionales, desde el dibujo, modelado, talla, cofinado, estucado, lijado y policromía que necesita cada obra. Uniendo su arte a sus ideas, sensaciones, emociones y espiritualidad, ingredientes imprescindibles para que sus piezas, insiste, “sean únicas”.
Entre las obras a las que más cariño tiene, el Poncio Pilato de la Hermandad de Jesús Cautivo de Campo de Criptana, su hermandad, para la que también ha restaurado el Ecce Homo.
Otra de sus obras es la Virgen de los Dolores de Alcázar de San Juan o el San Jorge de Almagro que presentará el próximo mes de abril, una de las piezas más complicadas que le han encargado. Entre manos tiene el Cristo de la Salud de Manzanares.
Y junto al arte sacro, Fran no deja de investigar y experimentar con nuevos tipos de arcilla y con obras más contemporáneas, con el dibujo, los retratos y “lo que me pida el momento”.
Así es el trabajo que este joven artista ha convertido en su modo de vida, “gracias a todas las personas que han confiado en lo que hago y que espero sigan confiando”.