Eduardo Muñoz Martínez.- Amplia, sin lugar a dudas, fue la jornada de ayer, viernes, en actividades por parte de la ONGD «Manos Unidas», de Ciudad Real, con motivo de la 63 Campaña contra el Hambre en el Mundo, en lo que se refiere a los eventos con motivo de la presentación de la misma.
Por la mañana, tal y como adelantábamos, instalaron mesas petitorias e informativas en el centro de la ciudad, Plaza del Pilar, Plaza Mayor y Plaza de Cervantes, dejándose notar sobradamente la generosidad y solidaridad que caracteriza a los ciudadrealeños.
Ya por la tarde, al término de la Misa vespertina que habitualmente se celebra en este templo, la «perchelera» Parroquia de Santiago, Apóstol, acogió la vigilia de oración que estuvo presidida por el consiliario de la ONGD, y arcipreste del de Ciudad Real, el sacerdote Joaquín Gutiérrez Villar.
«La omisión es también el mayor pecado contra los pobres. Aquí adopta un nombre preciso: indiferencia. Es decir, no es algo que me concierne, no es mi problema, es culpa de la sociedad. Es mirar a otro lado cuando el hermano pasa necesidad, es cambiar de canal cuando una cuestión seria nos molesta, es también indignarse ante el mal, pero no hacer nada. Dios, sin embargo, no nos preguntará si nos hemos indignado con razón, sino si hicimos el bien».
Con estas palabras, de la homilía del Papa Francisco en la Primera Jornada Mundial de los Pobres, comenzaba la celebración litúrgica, que proseguía con el rezo de la hora de Vísperas, para continuar con el canto del Apocalipsis, capítulo quince, versículos tres y cuatro, para llegar de este modo a la lectura del Evangelio de Lucas, capítulo dieciséis, versículos diecinueve al veintidós, que nos recuerda la parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro.
Acto seguido, el sacerdote presidente, leyó la homilía del Papa Francisco del doce de marzo de dos mil veinte, que podemos resumir diciendo que vivimos entre lo que sentimos, lo que sabemos y lo que pensamos. Ante la realidad nos sentimos indiferentes y sólo nos preocupamos de nuestro bienestar, -hablando en términos generales-, sabiendo que existe la necesidad, pero siendo indiferentes. Que Dios nos ayude, terminaba diciendo el presbítero, a abrir los ojos.
Continuó la vigilia con reflexiones sobre textos de la Encíclica «Fratelli Tutti», la Oración de los fieles y el canto de Magníficat.
La Hora del Hambre
Este año, por cuestiones sanitarias, tampoco se ha celebrado la conocida como «Cena del Hambre», y en su lugar, tuvo lugar un momento más de oración presentado cómo «La hora del hambre», que, de acuerdo con el lema de la Campaña, «Nuestra indiferencia los condena al olvido», se puede definir como un momento de intercesión al Padre, que es quien puede cambiar los corazones endurecidos, un tiempo de reflexión profunda que nos llama a la conversión y a tomar partido. Debe ser la hora contra la indiferencia como forma terrible de descarte, de acuerdo con laa exhortación papal.
La lectura del pasaje evangélico de Marcos, en el que se nos narra la multiplicación de los panes y los peces, y el rezo del Padrenuestro, junto con una colecta entre los presentes, rubricaron este tiempo de oración en la tarde-noche del Día del Ayuno Voluntario.