El ya fallecido y prestigioso economista, José María Gay de Liébana, quien también fuera profesor titular de la Universidad de Barcelona y abogado, decía que en España se registran ineficacias presupuestarias que podrían resolverse «si somos capaces de eliminar la gigantesca industria política que se ha generado y que consume cerca de 25.000 millones de euros al año».
En ese concepto, el conocido profesor no incluía a los funcionarios efectivos «que son poco más de 800.000 —según el profesor— y han superado un examen para ocupar su plaza». Pero sí incluye los miles de puestos de todo tipo otorgados directamente por los dirigentes políticos, o los que esconden las empresas públicas y otros organismos en los que se generan gastos que podrían destinarse anualmente a la recuperación económica.
Sin embargo, según el Boletín Estadístico del personal al servicio de las Administraciones Públicas —publicado por el Ministerio de Política Territorial y Función Pública—, en España, en enero de 2021 había 2.710.000 empleados públicos, sin incluir, entre otros, a los cargos electos. El 60% de los cuales pertenece a las Comunidades Autónomas, el 21% a las Entidades Locales y el 19% al Estado.
Lo que pone de manifiesto este profesor con su afirmación, es lo sobredimensionadas que están las administraciones públicas y cómo lastran nuestra economía. En estos últimos años, se han fundado entidades paralelas por muchas de estas administraciones —gestionadas por casi todos los partidos políticos actuales—, en las que se ha actuado con nepotismo, colocando en determinados cargos y puestos a familiares, amiguetes o correligionarios de partido. Esta excesiva estructura ha llevado, en algunos casos, a la falta de contenido en puestos creados ad hoc, para personas concretas.
La policéfala administración pública española propicia el clientelismo político, el descontrol del gasto y el despilfarro. Lo que ha posibilitado los casos de corrupción más sonados de los últimos treinta cinco años que han afectado a la práctica totalidad de las entidades públicas. Esto ha generado la desconfianza y la desafección de muchos españoles con todo lo que tiene que ver con la política y con la gestión pública, que, aunque no son lo mismo, suelen meterse en el mismo saco.
En estas últimas semanas han sido noticia algunos casos de descontrol del gasto público que son de cuestionable legalidad, pero que éticamente son indefendibles. Algunos trabajadores del Parlamento catalán tienen —aprobado por sus dirigentes políticos— licencia por edad, que consiste en cobrar el sueldo íntegro, entre 3.800 y 10.000 euros al mes, sin ir a trabajar durante los cinco años previos a su jubilación. El escándalo ha provocado que la mesa de aquel parlamento regional decidiera suprimir esta licencia hace dos semanas.
En esa misma comunidad autónoma, se ha denunciado recientemente que 400 altos cargos cobran más que el Presidente del gobierno de España. Y que el presidente de la Generalidad de Cataluña, cobra 130.000 euros al año, mientras que el señor Sánchez percibe 86.000, es decir, poco más de la mitad que el señor Aragonés.
Pero el despilfarro tiene otras manifestaciones. Con el dinero del presupuesto se riega generosamente a todo tipo de organizaciones afines a algunos políticos que tienen la capacidad de otorgar ayudas o subvenciones y de asignar contratos directamente sin concurrencia. En ocasiones se externalizan servicios, manteniendo el presupuesto y la estructura administrativa que los gestionaba, duplicando el gasto.
En 2012, se recordó una intervención escrita por Benito Pérez Galdós en 1912. El escritor canario —que fue diputado durante cuatro legislaturas—, ponía de manifiesto la situación política de entonces, muy similar a la que había un siglo después: «Los dos partidos (…) no aspiran más que a pastar en el presupuesto» para continuar: “Si nada se puede esperar de las turbas monárquicas, tampoco debemos tener fe en la grey revolucionaria. No creo ni en los revolucionarios de nuevo cuño ni en los antediluvianos (…)”.
Seguía su relato: “(…) no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica (…)”. Y concluía con un deseo: “Tendremos que esperar como mínimo 100 años más para que (…) nazcan personas más sabias y menos chorizos de los que tenemos actualmente». Pero desde entonces, la cultura política española no parece haber cambiado demasiado.
Según datos del Banco de España, en noviembre de 2021 nuestra deuda pública estaba en el 120% de nuestro PIB, y la deuda per cápita era de 30.250 euros, cuando en 2010 eran, respectivamente, del 60% y de 13.900 euros.
Más allá del diagnóstico que hacía el profesor Gay de Liébana, estaba clara su propuesta de solución. La necesidad urgente de reducir considerablemente la estructura y la dotación económica de nuestras administraciones públicas y las organizaciones dependientes de ellas que generan un excesivo y, a veces descontrolado gasto público. Para sanear nuestra economía deberemos reducir esa elevada deuda y evitar así que la paguen, no solo nuestros hijos, sino también nuestros nietos.
Manuel Fuentes Muñoz
En otoño
Totalmente de acuerdo con lo expuesto. El bienestar del Estado frente al estado de bienestar. Vivir a costa de condenar a nuestros hijos y nietos a pagar nuestras deudas. Perdida de soberanía, de libertad; servidumbre a los caprichos y abusos de poder de otras naciones que dicen ser nuestras aliadas. Cabe preguntarse qué culpa tenemos todos y cada uno de nosotros individualmente. Quizá somos demasiado mansos, quizá hemos aceptado ya una esclavitud cómoda de un amo que no nos sacude mucho.
Los políticos 25.000 millones de euros al año, los que estafan a Hacienda en IRPF 20.000 millones, y los que defraudan en el IVA y el Impuesto de sociedades lo elevan a 40.000. Yo creo que vale ya de querer echar mierda a tod@s l@s políticos. Ese argumento de V.O.X. está ya muy manido y solo busca que volvamos a una dictadura.
Podemos añadir la gente conservadora y muy española que tiene 144 mil millones en paraísos fiscales, o los que cobraban en sobres y hacían reformas de sus sedes, o los que venden lofts ilegales o no pagan a sus albañiles sus chalezacos de 5 plantas.
Dice el autor que hay miles de políticos enchufados en empresas y administraciones. Pero no dice que muchísimos de ellos están puestos por la derecha ultraliberal que tanto odia la administración pública. Si tan buenos son, por qué no trabajan como yo, que si hago bien mi trabajo cobro, y si no, no cobro?!
Por qué Casado se lleva más de 100.000 euros al año, si no ha sido capaz de acabar su carrera o liderar su partido o Monasterio, que se dedica a vender lofts sin licencia? Si tan liberales son, que vayan sin cobrar y solo lo hagan si logran algo más que ladrar. Por qué Abascal vivía de la Fundación de la tita Espe si odia las mamandurrias? Los liberales, lo son con el dinero de los demás. Siempre. Si dedicásemos sus sueldos a recuperación económica, lo mismo nos sorprendíamos.
En vez de atacar a los funcionarios: Guardias civiles, policías, enfermer@s, médic@s, maestr@s, profesor@s… hagan el favor de respetarlos un poquito más y trabajar para que tengan mejores condiciones. En España los bulos hablan de 445.568 políticos, pero las estadísticas reales dicen que la cifra más real son 100.000, muchísimos de ellos alcaldes y concejales sin sueldo de localidades pequeñas, que terminan poniendo dinero propio y horas de trabajo a destajo. Sean de derechas o izquierdas.
https://maldita.es/malditobulo/no-hay-pruebas-de-que-en-espana-haya-470-000-politicos-cobrando-un-sueldazo
Ah, y que nadie crea a este señor. España está en la media de funcionarios de la Unión Europea. No somos una excepción. Según los últimos datos que recoge Eurostat, la media en los países de la Unión Europea es del 18%, mientras que en España esta cifra se sitúa en el 17,4%, tal como señala la última Encuesta de Población Activa (EPA).
Otra cosilla. Si Rajoy en vez de salvar bancos, hubiera salvado a los que ahora viven en los bancos, no tendríamos la deuda que tenemos. Rajoy la subió 418.622 millones de euros. Así de simple. Podar cargos políticos y de funcionarios es una buena medida demagógica. Y un paso más hacia la polarización económica, social y política. Demasiado trumpista.
Demasiado mangante y demasiadas medidas de expolio fiscal para perpetuar un sistema político y burocrático insostenible.
Una vida endeudada para depender más del NOM.
Las consecuencias hoy:
España pasa de democracia «plena» a «defectuosa», según ‘The economist’
La UDEF investiga el «lucro injustificado» del marido de la Directora General de la Guardia Civil. Votas PSOE obtienes corrupción…
Lo nuestro no es un Estado de bienestar, es una máquina de triturar carne.
Hasta qué nivel debes de estar desconectado de la realidad o ser miserable para someter a todos los españoles a un expolio fiscal mientras cientos de miles no pueden pagar la luz ni la comida de sus hijos, mientras no te privas de ningún capricho ni reduces gastos innecesarios.
El único Estado de bienestar real es el de la casta estatal, autonómica local, y todo lo que le cuelga que es enorme, incluido el periodismo subvencionado.
Debemos considerar que el 1% de la población española concentra la cuarta parte de la riqueza del país…..
Por cierto, el fundamento del artículo no autoriza a establecer la conclusión de que todos los políticos están cortados por el mismo patrón. Esta conexión no es más que una pirueta mecánico-deductiva, nada objetiva, que tiene, por otra parte, un claro contenido subliminal muy poco saludable y en absoluto inocente…..
Hay que tenerlos cuadrados para decir, como ayer prácticamente todos los medios, que España ha dejado de ser, según el ranking de The Economist, una democracia ‘plena’ por culpa de la no renovación del CGPJ y no por la pila de sentencias del Constitucional contra el Gobierno.
Le voy a subir 20 Euros la paga a mi Hija, pero le voy a pedir que me dé 25 Euros para los gastos de la casa, así entenderá lo que es el Socialismo!!
EEUU, un país a 8.000 km cuyo Presidente no para de hacerle feos a Sánchez, ya es el mayor proveedor de gas de España tras el cierre del gasoducto de Argelia. Así de bien se mueven nuestros gobernantes para conseguirnos buenos precios… No se puede ser más desastre.