Ramón Castro Pérez.- Aunque pocas personas dudan, hoy en día, del carácter científico de la Economía, no existe un consenso absoluto a este respecto como sucede, por ejemplo, con la Física. Como profesor de secundaria, soy testigo de ello en no pocas ocasiones y no me refiero, exclusivamente, al hecho de que algún alumno cuestione la disciplina como tal.
Esta singularidad transciende del aula y recorre pasillos y resto de estancias, tanto físicas como intelectuales. Por este motivo (y otros inconfesables), me parece interesante introducir algunos aspectos científicos de la Economía.
¿Es la Economía una ciencia?
Rotundamente, sí lo es. Para afirmarlo, basta apoyarse en los elementos que toda ciencia debe conservar:
- La Economía usa el método científico, entendiendo como tal un conjunto de procedimientos ordenados y sistemáticos que permiten construir las teorías que explican la realidad, reduciendo a la mínima expresión a los enemigos de la ciencia: el azar y la incertidumbre. Toda ciencia requiere de un método y la economía emplea, principalmente, el método inductivo y deductivo.
- La Economía emplea un lenguaje específico y particular con el fin de comunicar y transmitir los conocimientos entre la comunidad investigadora sometiendo, de esta forma, las teorías y modelos a la crítica, avanzando en su desarrollo.
- La Economía tiene unos objetivos que podemos resumir en dos categorías: explicar la acción humana en sociedad y mejorar la vida de las personas, también en sociedad. Lo primero es complejo pues de lo que se trata es de comprender una realidad inundada de deseos y necesidades humanas (no es cualquier cosa ni le deseo a otras ciencias intentar explicar algo parecido). Lo segundo tampoco es sencillo pues cuando hablamos de mejora lo hacemos conjugando el futuro de las sociedades, cambiante y sujeto a eventos impredecibles como una pandemia o una guerra.
- Por último, la Economía usa teorías y modelos que han sido construidos de manera coherente a través de la aplicación del método científico. Por si fuera poco, estas teorías y modelos están sometidos a la continua verificación. Ya saben, en ciencia no hay verdades absolutas, prima el espíritu crítico y ningún conocimiento es definitivo. En ciencia todo, absolutamente todo, está cuestionado.
¿Es la Economía una ciencia social?
Lo es, pues su objeto de estudio se centra en analizar cómo se relaciona el individuo en sociedad. Pueden ustedes inclinarse hacia el holismo o, por el contrario, virar hacia el individualismo. Sin embargo, tanto una como otra opción son compatibles con la asignación de la Economía al conjunto de ciencias sociales, de igual forma que lo son la Psicología o la Sociología, las cuales comparten tan noble objeto de estudio.
De esta forma, la Economía se centra en aspectos como la producción, la distribución o el intercambio, tratando de estudiar cómo unos individuos se relacionan con otros afectándose de manera individual, sí, pero generando al mismo tiempo dinámicas sociales. Tras más de dos siglos de presencia de la Economía en el grupo de las ciencias, esta ha tratado de ayudar a entender el porqué de estas relaciones de intercambio entre personas. Y lo ha hecho, principalmente, a través del manejo de ciencias matemáticas, realizando predicciones sobre los comportamientos humanos futuros en torno a estos problemas. La Economía es una ciencia social que usa, en muchos casos, herramientas matemáticas.
No obstante, la Economía es más que una ciencia social pues, además de explicar el pasado e intentar predecir, tiene un objetivo tan importante como complejo, el cual está cobrando especial relevancia en los tiempos recientes: mejorar la vida de las personas. Es aquí cuando se accede al terreno de lo experimental, diseñando herramientas dirigidas a aumentar el bienestar de la sociedad, intentando impulsar la felicidad de los individuos que la componen. Por ello, la Economía tiene dos caracteres bien diferenciados en sus intenciones y en el tiempo: ayuda a comprender realidades anteriores, proyectando comportamientos a través de predicciones, pero también innova herramientas dirigidas a favorecer las relaciones sociales en el futuro.
La evolución de la Economía como ciencia, desde su primera acepción como Economía Política, es asombrosa. Durante décadas, los modelos matemáticos han habitado en sus entrañas ayudándonos a comprender los fenómenos pasados y a predecir hechos bajo ciertas condiciones. Para la Economía, enfrentarse a los cambios sociales futuros es todo un reto y para ello adquiere otro «status», tradicionalmente vetado: el de ciencia experimental.
Con el ánimo de lograr este último objetivo, mejorar la vida de las personas a través de herramientas, contamos con metodologías que se apoyan en las ciencias matemáticas desde otros enfoques. Un ejemplo lo constituyen los contrafactuales.
Contrafactuales. Cómo se investiga en Economía.
Figuras como el ingreso mínimo vital (IMV), los complementos de renta o el salario mínimo interprofesional (SMI) son instrumentos que la Economía diseña persiguiendo cambiar las dinámicas sociales, aumentando el bienestar. Sin embargo, cuando las aplicamos nos enfrentamos a una cuestión importante:
¿Son los efectos que observamos tras la implantación de la medida consecuencia real de esta?
Efectivamente, tras la implantación del IMV o tras la subida del SMI observaremos la realidad, pero cabe preguntarse si esa realidad que tenemos ante nosotros se debe al uso de estas herramientas. Tal vez podría haberse dado la misma realidad sin el empleo de estas, pero nunca lo sabremos porque sí que las utilizamos. Necesitamos un contrafactual.
Imaginemos que deseamos conocer si el Ingreso Mínimo Vital ha logrado mejorar la vida de un grupo de personas. Para ello, implementaremos la medida en ese grupo (tratamiento) y observaremos qué ocurre en otro grupo de similares características donde no se implementa la medida (control). Este último grupo es el contrafactual (¿qué hubiera ocurrido sin la medida?). Las diferencias entre los dos grupos nos indicarán si existe causalidad entre el instrumento aplicado y los resultados obtenidos. Y estas diferencias serán válidas si hemos empleado correctamente el método científico y el diseño de los dos grupos es correcto y no contiene sesgos.
A menudo pienso en la Economía como un cocinero que pretende salvar su vida elaborando un plato para unos comensales tan malvados como exigentes. Debe hacerlo usando unos ingredientes que, en el pasado, contentaron a quienes ahora pretenden asesinarlo. La tarea es compleja, más sabiendo que sobre gustos no hay nada escrito y que estos van y vienen. Aliviado estoy de ser sólo un profesor de Economía en secundaria. Toda mi admiración a las personas que investigan en Economía, pues cocinan en ambientes extremadamente peligrosos.
Ramón Castro Pérez es profesor de Economía en el IES Fernando de Mena (Socuéllamos, Ciudad Real).
Precio medio GASOLINA 95, febrero 2022:
-Precio SIN IMPUESTOS: 0,78€/L
+IMPUESTO Hidrocarburos: 0,52€/L
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Precio final: 1,58€/L
Hoy en España, la mitad del precio del carburante son impuestos del Gobierno.
Pedagogía y didáctica pura de la Economía……
España termina 2021 con el mayor aumento de deuda de los países comparables entre 2020 y 2021. Es la recuperación de la crisis más pobre y, encima, tiene la tasa de paro más alta de la eurozona y la Unión Europea.
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