Almagro: Cincuentenario en sombras

La celebración del cincuentenario de la declaración de la ciudad Almagro como conjunto Histórico Artístico, a través del Decreto 2104 del 7 de julio, puede ser vista como un homenaje –así lo hace el vídeo promovido desde el Ayuntamiento almagreño, con un abuso de drones y zooms visuales–, o como una pérdida de relieve real de tal figura de ordenación.

Perdida de relieve en la medida en que las obligaciones que se derivan de la Ley del Patrimonio Histórico español de 1985 –corroboradas y ratificadas por la legislación autonómica– no se han visto atendidas. Así, la última la Ley del Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha de 2013 en su artículo 39 establece claramente ese requisito: “La declaración de un Conjunto Histórico, determina la obligación para el Ayuntamiento en cuyo término municipal se localice, de redactar un plan especial de protección del área afectada u otro instrumento de los previstos en la legislación urbanística o de ordenación del territorio que cumpla en todo caso los objetivos establecidos en esta Ley”.

Objetivos que el articulo 40 del texto citado determina con detalle: “Los planes especiales o instrumentos de Conjuntos Históricos a que se refiere el artículo 39.2, además de los contenidos exigidos por la normativa urbanística, contendrán: a) Un catálogo de todos los elementos unitarios significativos, tanto inmuebles edificados como espacios libres, interiores y exteriores, y otras estructuras que conformen el área afectada, señalados con precisión en una cartografía adecuada. b) Cada elemento unitario del catálogo deberá tener definidos los valores culturales que deban ser objeto de conservación, su nivel de conservación, así como los tipos de actuación y la compatibilidad de los usos con dicha conservación. c) Un estudio histórico que determine los elementos tipológicos básicos de las construcciones y de la estructura o morfología del espacio afectado que deba ser objeto de conservación. d) Los criterios relativos a las actuaciones en relación con fachadas, cubiertas, edificabilidad, volúmenes, alturas, alineaciones, parcelaciones y agregaciones y cualquier otra instalación o infraestructura, que contribuyan a la conservación del Conjunto Histórico. e) La justificación de las modificaciones de alineaciones, edificabilidad, volúmenes, alturas, parcelaciones o agregaciones que, excepcionalmente, el plan proponga”. En suma, que la ausencia de tal instrumento –el repetido Plan Especial de Protección, como instrumento rector del proceso de edificación y de conservación– no puede ser entendido como realidad compatible con los valores que se persiguen conservar y que se aportaron en la declaración de 1972. Han pasado los alardeados 50 años de la declaración y el PEP del CA sigue sin aparecer en el horizonte. Extremo de difícil justificación que sólo ha sido solicitado en 2018 por el concejal de Almagro Si puede, sin obtener efectos prácticos.

Más allá de las dificultades de conservación del Casco Histórico de Almagro sin un documento que avale, pondere e identifique las prioridades, lo que queda en evidencia es el posible proceso de perfeccionamiento –más bien, imperfeccionamiento– de la propia realidad declarativa. Y la falta de objetivos de futuro, como veremos luego, más allá de la retórica turística al uso –como emana el repetido video promocional–, como si fuera la única respuesta posible. Podríamos realizar un inventario aproximado de las actuaciones rehabilitadoras producidas desde 1972, con cierto sentido patrimonial; igualmente que podríamos enumerar las demoliciones desafortunadas que se han producido en estos 50 años, sobre la arquitectura civil y popular, y no solemnemente patrimonial; de los abandonos comprometidos de edificios importantes; de la misma forma que podríamos enmarcar en negativo otras actuaciones que van desde las iluminaciones inoportunas, a las pavimentaciones inapropiadas, desde las rotulaciones y señalizaciones desafortunadas, a otros detalles menores –a juicio de algunos– pero que son determinantes en la definición de la temperatura patrimonial: mobiliario urbano, entoldados estacionales, definición de arbolados y jardinerías, identidad corporativa del Centro Histórico o investigaciones diversas sobre cuestiones materiales e históricas relacionadas con la política de conservación.

En buena lógica, y en estos cincuenta años transcurridos, si se hubiera contado con el Plan Especial de Protección y con la oficina municipal del Centro Histórico –otra omisión significativa–, se habría avanzado en lo que debería haber sido el objetivo de una política de conservación patrimonial coherente y comprometida con el futuro: la declaración como Patrimonio de la Humanidad sobre el Corral de Comedias y el entorno inmediato.

De igual forma que si lo anterior es una posibilidad lejana por ahora, no se nos escapa la ausencia significativa de Almagro en la Red de Ciudades Creativas (RCC), puesta en marcha por la UNESCO en 2004. Red de Ciudades Creativas que en España ha llegado a contar con diez denominaciones de ciudades diversas, con distinto grado de defensa patrimonial: desde Sevilla a Liria, desde Granada a Burgos y desde Denia a Barcelona. Una oportunidad fenomenal –y, por lo que parece perdida– como dice la proposición de la UNESCO, para poner en valor el conjunto de perfiles patrimoniales junto a otros específicos de la ciudad designada, tomados como base y  “como factor estratégico de desarrollo urbano sostenible”. Y como factor de visibilidad patrimonial, añadiría yo. En donde Almagro podría haberse incorporado a estrategias teatrales–tan propias por otras parte, al contar con Corral y con Museo– y otras vinculadas con las artesanías del encaje –igualmente con Museo, por elemental que sea su instalación y con tradiciones propias. Pero claro, si hasta el Gobierno regional ha optado recientemente por designar a la ciudad de Cuenca como sede regional de la Escuela Superior de Arte dramático, todo se desmorona. Alguien, desde las administraciones competentes tendrán que informar de tanto desbarajuste organizativo y patrimonial. Lo veremos, o igual no.

Periferia sentimental
José Rivero