Eduardo Egido.- El domingo 30 de enero, el club de senderismo Pozo Norte realizó una nueva ruta que tuvo como punto de partida el Centro de Ocio y Naturaleza de la Dehesa Boyal y como llegada el Puerto del Roble en la Sierra de Puertollano. Es un itinerario lineal –ida y vuelta por el mismo recorrido- de 17 kilómetros y dificultad media.
La dirección predominante del recorrido de ida es oeste- este, de modo que se camina, dado que la jornada amanece sin nubes, con el sol de frente lo que invita a calarse una gorra de visera y sacar de la mochila las gafas de sol. O bien, invita a exponer al sol la cara despejada para broncearse y adquirir vitamina D. Mirando alrededor se observan partidarios de una y otra alternativa entre la numerosa comitiva de cuarenta senderistas.
Se atraviesan los parajes de Garcicostilla y La Gamonita y en un momento dado pueden observarse caballos de espléndida estampa que pastan tras una alambrada ajenos a las miradas admirativas que concitan. Pertenecen a la Yeguada Valdeviñas, afincada en la zona desde años atrás, que cría caballos de raza y ha conseguido importantes premios en concursos nacionales. En efecto, la alzada, la morfología y el lustre de los ejemplares ponen de manifiesto su noble linaje.
Predomina la vegetación de matorrales, con las especies autóctonas de la zona como jara pringosa, romero, lentisco y brezo. Esporádicamente se observan pinos y eucaliptos de gran tamaño que rompen la monotonía del paisaje. Llama la atención algún arbusto ya florecido que expone al viento sus minúsculas flores blancas y delicadas. La temperatura es menos gélida que en las últimas rutas, señal de que el mes de enero está dando las últimas boqueadas. Ha desaparecido el manto blanco de la escarcha en las zonas de umbría y el sol brilla deslumbrante liberado del esfuerzo de abrirse paso entre la bruma. Por ello, las vistas del Complejo Petroquímico a la izquierda del sentido de la marcha se ofrecen sin veladura a los objetivos de los teléfonos móviles y cámaras fotográficas. Asimismo, Puertollano aparece con nitidez en esa misma dirección Norte, mostrando la silueta que le da nombre: un enclave encajado asimétricamente entre el cerro de santa Ana (más elevado) y el cerro de san Sebastián (más aplanado).
La ruta gira en dirección Sur para acometer las estribaciones de la Sierra de Puertollano, presentando la principal dificultad de la jornada: el acceso al puerto. En efecto, se trata de una pendiente abrupta que discurre por cárcavas y torrenteras erizadas de cantos que ponen a prueba la forma física de los caminantes y obliga a detenerse de vez en cuando para recuperar el aliento. No es raro que surja algún contratiempo sin mayor importancia. Se pasa ante la Casa del Roble y, finalmente, se corona el Puerto del mismo nombre. Reagrupamiento general y disfrute de unas vistas panorámicas como recompensa al esfuerzo.
El Puerto del Roble era utilizado para el trasiego del ganado trashumante hacia el Valle de Alcudia y para el transporte de minerales de la explotación minera ubicada en la vertiente de Mestanza, la mina “La Gitana”, poseedora de un filón rico en metalizaciones de plomo que comenzó su actividad a finales del siglo XIX, alcanzó su punto álgido de producción en 1913 con 25000 toneladas, y fue decayendo hasta que en la década de 1960-70 sólo contaba con un lavadero para la obtención de blenda.
Este camino en dirección a Mestanza discurre por los aledaños de la laguna volcánica de La Alberquilla, un paraje singular que espera paciente a una próxima ruta.